El Aceite De Lorenzo

El Aceite de Lorenzo Respuestas a la actividad 1

Pablo cabrera Alonso 3º Magisterio Primaria C.U.Villanueva curso 2012-2013

El espíritu innovador es aquél de quién es capaz de ver más allá de donde abarca el saber en su momento e intenta extender éste para que incluya su visión.

Sin embargo, muchas veces se confunde el carácter innovador con lo puramente casual. Fue la casualidad la que brindó a Arquímedes el descubrimiento del principio físico que lleva su nombre, no una labor investigadora.

Ejemplos de espíritu innovador los podemos encontrar en todas partes. Un ejemplo fue la definición del satélite geoestacionario en órbita geosincrónica por el escritor Arthur C. Clarke, quién expuso el concepto al público por primera vez en 1945 en una revista de radioaficionados, Wireless World. Su innovador concepto supuso una revolución de las telecomunicaciones treinta y cuarenta años después. La órbita a 35,786 km sobre el nivel del mar se denomina Órbita o Cinturón de Clarcke en su honor.

Otro ejemplo de carácter innovador puede ser atribuido a Tesla y su visión elegante del electromagnetismo en medio del mundo del vapor y el carbón, enfrentándose, incluso, como en el caso de los padres de Lorenzo, contra la opinión de sus colegas.

Una situación más ardua pasó Charles Darwin cuando finalmente publicó El Origen de las Especies en 1859 tras pasar diecisiete años desde su regreso en el Beagle guardando para sí la noción que los aparentes datos le habían suscitado. Sin embargo, enfrentó a colegas e Iglesia. Diez años después de su muerte, la Teoría de la Evolución era ya aceptada como hecho por la mayoría de la comunidad científica.

Pero, ¿Qué impulsó a estas personas a investigar? La respuesta es una sola palabra: necesidad. ¿Qué podía necesitar Darwin, un rico británico del sXIX? Necesitaba hablar. Expresar al mundo lo que había descubierto. Porque el viaje en el Beagle no fue más que la punta del iceberg. Darwin estudió e investigó durante años antes siquiera de escribir la primera letra de su famoso libro. Buscó pruebas en varias disciplinas, como la botánica o la geología, Y, finalmente, presentó los resultados de su investigación al mundo, sacudiéndolo, pues llegaban mucho antes de que éste estuviese preparado para ello.

Otro ejemplo de necesidad como motor de la investigación y la innovación fue la prensa de Gutenberg, quién dedicó años a la invención de los tipos móviles por la tremenda necesidad de libros de la sociedad, a quienes los monjes no podían abastecer.

Ocurre a veces que los la comunidad científica o la autoridad rechazan abiertamente el nuevo modelo. Siempre hay resistencia al cambio, pero, dentro de la comunidad científica existen unos estándares que se deben cumplir para asegurar la rigurosidad del modelo. A veces esos estándares no pueden cumplirse, como en el caso del Aceite de Lorenzo, por distintos motivos. La reticencia inicial se disipa generalmente con pruebas y tests que satisfagas, al menos en suficiente parte, el estándar científico al que se adhiere la comunidad.

En otros casos es simple interés político o miedo al cambio que el nuevo modelo pueda suponer. Esto le pasó a Galileo Galilei con la autoridad, en su caso, el Papa Urbano VIII.

En casos de investigación clínica, los beneficiarios directos de una terapia experimental, como es el caso del Aceite de Lorenzo, suelen tener miedo a las innovaciones hasta que no ven resultados que les satisfagan. Temen, y con razón, que la terapia deje en peor situación el caso que les atañe. No sería la primera vez que ocurre. El mayor ejemplo, aunque no es un tratamiento contra la enfermedad, son los implantes mamarios de silicona implantados antes de los noventa, que han de ser retirados por peligro a que contaminen el flujo sanguíneo.

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