El Aprendizaje Autónomo

EL APRENDIZAJE AUTÓNOMO

La nueva frontera de la autodidáctica

(Ensayo)

Por:

Anderson Vladimir Iral Chavarriaga

En el naciente siglo XXI el sistema educativo se enfrenta a diversas necesidades cuya satisfacción tiene un carácter prioritario. Una de ellas tiene que ver con la calidad de la educación y cuyo objetivo debe ser el mejoramiento del nivel educativo en todos los alumnos y el pleno desarrollo de sus capacidades cognitivas e intelectuales. También debe ofrecerles una preparación adecuada que los capacite idóneamente para enfrentar los retos que la vida impone, más aún en esta nueva y revolucionaria era de la información y el conocimiento.

Está claro que el logro de estos objetivos y retos para la educación exige una nueva visión, una nueva metodología acerca de la educación, y hacen que el tema del aprendizaje autónomo cobre aún más vigencia e importancia. Por tanto, corresponde a la pedagogía asumir el papel de darle al aprendizaje autónomo su lugar dentro de los procesos educativos, dado que es ella la ciencia cuyo campo de estudio es la educación del ser humano, posibilitando que el individuo adquiera un desarrollo de pensamiento que le permita pensar de un modo racional y actuar en consecuencia. Al mismo tiempo es a través de la pedagogía que se pueden transformar las formas, estructuras y metodologías didácticas que permitan la apropiación del conocimiento y el logro del aprendizaje.

Pero, ¿qué es el aprendizaje autónomo y por qué cobra tan magna importancia? El término hace referencia a un proceso de auto-aprendizaje (obviamente, no completamente desligado del tutor) en el que el individuo accede al conocimiento mediante un acto auto-reflexivo (un tanto autodidacta). Se constituye en una búsqueda individual del conocimiento, accediendo a la información teórica pero también realizando la práctica empírica que la sustente y le de soporte. Esta condición es intrínseca en el ser humano y en la mayoría de los animales por cuanto implica la adquisición de nuevas habilidades y la mejora de las que ya se poseen. El auto-aprendizaje es una poderosa herramienta instintiva con la cual la evolución nos dotó y nos cualifica para nuestra supervivencia como especie.

Desafortunadamente parece que no ponemos en práctica esta herramienta a la hora de encarar los procesos educativos académicos. En la práctica cotidiana se observa una clara dependencia de los alumnos en cuanto al proceso de aprendizaje, no son capaces de acceder al conocimiento por iniciativa y cuenta propias, no se aprecia en ellos una actitud auto-reflexiva y están siempre sujetos a lo que se les pida hacer, cuando, en realidad, el objetivo de la tarea educativa es potenciar en el individuo la capacidad de autogestión del aprendizaje. Este panorama es bastante preocupante, porque si no estamos formando individuos autónomos, personas que sean capaces de acceder y acrecentar su conocimiento desde adentro (desde sí mismos), entonces no los estamos preparando para los retos que les depara el futuro.

Ahora, la autonomía en el aprendizaje no debe confundirse con la independencia, ya que ser completamente independiente es algo utópico. Se trata más bien de estar debidamente facultado para la toma de decisiones importantes que regulen nuestro proceso de apropiación del conocimiento. Esta facultad nos permite dirigir, controlar, regular y evaluar la forma como se aprende de un modo consciente e intencionado, mediante el empleo de diversas estrategias y con miras al logro de un objetivo o meta específica. Este tipo de aprendizaje debe ser el fin último de la educación y se traduce concretamente en tres palabras que pudieran parecer redundantes: ¡aprender a aprender!

Este “aprender a aprender” lo hacemos siendo conscientes de nuestro proceso de cognición, es decir, la Metacognición, término que hace referencia a tener conocimiento o conciencia de nuestros propios procesos mentales sobre el cómo aprendemos y nuestro control del dominio cognitivo sobre la forma cómo aprendemos.

Pero muchos se preguntan ¿para qué aprender a aprender? El aprendizaje autónomo no es un capricho, sino de una necesidad a través de la cual podemos aprender mucho más. La gran mayoría de los estudiantes se conforman con lo que se les ha dictado en clase y no suelen profundizar en las temáticas curriculares, con lo cual su aprendizaje es limitado y, en cierta medida, pobre. Por ejemplo, muchos se quejan de su bajo rendimiento en matemáticas atribuyéndolo a la mala suerte o a la rigidez evaluativa por parte del profesor. Nunca asumen la responsabilidad de su fracaso académico y no son conscientes de que parte del éxito está en sus manos. Si un alumno no dedica tiempo suficiente a la realización de ejercicios matemáticos jamás adquirirá la habilidad necesaria para enfrentarse a la infinidad de posibilidades que al respecto se le presenten. El pensamiento y la habilidad cognitiva se asemejan a un músculo: ¡si no los ejercitas, no se desarrollarán en ti!

Ahora, el aprendizaje autónomo es vital en la preparación para el campo laboral moderno, caracterizado por una constante transformación e innovación

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