El Arco Iris Es La Ruta Del Retorno A Guinea.
wtf65618 de Enero de 2015
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En 1518 el licenciado Alonso Zuazo escribía a Carlos V desde la Dominicana: «Es vano el temor de que los negros puedan sublevarse; viudas hay en las islas de Portugal muy sosegadas con ochocientos esclavos; todo está en cómo son gobernados. Yo hallé al venir algunos negros ladinos, otros huidos a monte; azoté a unos, corté las orejas a otros; y ya no se ha venido más queja». Diego Colón, hijo del descubridor, fueron los primeros en levantarse y terminaron colgados de las horcas en los senderos del ingenio Se sucedieron otras rebeliones en Santo Domingo y luego en todas las islas azucareras del Caribe. Un par de siglos después del sobresalto de Diego Colón, en el otro extremo de la misma isla, los esclavos cimarrones huían a las regiones más elevadas de Haití y en las montañas reconstruían la vida africana:
La primera gran rebelión de los esclavos de la Guayana ocurrió cien años después de la fuga de los djukas: los holandeses recuperaron las plantaciones y quemaron a fuego lento a los líderes de los esclavos. Pero tiempo antes del éxodo de los diukas, los esclavos cimarrones de Brasil habían organizado el reino negro de los Palmares, en el nordeste de Brasil, y victoriosamente resistieron, durante todo el siglo XVII, el asedio de las decenas de expediciones militares que lanzaron para abatirlo, una tras otra, los holandeses y los portugueses.
La abundancia de alimentos de Palmares contrarrestaba con las penurias que, en plena prosperidad, padecían las zonas azucareras del litoral. Los esclavos que habían conquistado la libertad la defendían con habilidad y coraje porque compartía sus frutos: la propiedad de la tierra era comunitaria y no circulaba el dinero en el estado negro.
También en Cuba se sucederían las sublevaciones. Algunos esclavos se suicidaban en grupo; burlaban al amo con su huelga eterna y su inacabable cimarronearía por el otro mundo.
Los dioses africanos continuaban vivos entre los esclavos de América como vivas continuaban, alimentadas por la nostalgia, las leyendas y los mitos de las patrias perdidas.
Todavía existían las religiones africanas en America, animadas por la nostalgia, las leyendas y los mitos de las patrias acabadas. Aunque la religión católica abarca, en la información oficial, el 94 por ciento de la población de Brasil, en la realidad la población negra conserva vivas sus religión y su fe religiosa, a menudo camuflada tras las figuras sagradas del cristianismo.
Para la batalla final, la corona portuguesa movilizó el mayor ejército conocido hasta la muy posterior independencia de Brasil. No menos de diez mil personas defendieron la última fortaleza de Palmares; los sobrevivientes fueron degollados, arrojados a los precipicios o vendidos a los mercaderes de Río de Janeiro y Buenos Aires. Dos años después, el jefe Zumbi, a quien los esclavos consideraban inmortal, no pudo escapar a una traición. Lo acorralaron en la selva y le cortaron la cabeza. Pero las rebeliones continuaron. No pasaría mucho tiempo antes de que el capitán Bartolomeu Bueno Do Prado regresara del río das Mortes con sus trofeos de la victoria contra una nueva sublevación de esclavos. Traía tres mil novecientos pares de orejas en las alforjas de los caballos.
Dientes de hierro sobre Brasil
Los Estados Unidos pagan mas barato el hierro que reciben de Brasil o Venezuela que el hierro que extraen de su propio subsuelo. Pero esta no es la clave de la desesperación norteamericana por apoderarse de los yacimientos de hierro con el exterior: la Captura o el control de las minas fuera de fronteras constituye, más que un negocio, un imperativo de la seguridad nacional.
El levantamiento popular que encabezo Leonel Brizola en Porto Alegre frustro el golpe de los militares y coloco el poder del vicepresidente de Cuadros, Joao Goulart.
La US Steel no se quedo atrás.
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