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El Capitalismo

lisamona19 de Noviembre de 2013

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INTRODUCCION

En el siguiente trabajo voy a exponer el Sistema Económico que rige nuestros días, el Sistema Económico Capitalista. Lo podríamos definir como el “sistema social y económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en el cumplimiento de las funciones productivas por parte de entidades privadas que actúan buscando un lucro”. Este lucro o ganancia no es un medio para la satisfacción de necesidades vitales materiales del hombre, sino que más bien este debe adquirir, porque tal es el fin de su vida. Para el común sentir de las gentes, esto constituye una "inversión" antinatural de la relación entre el hombre y el dinero; para el capitalismo, empero, ella es algo tan evidente y natural.

Trataremos su nacimiento y evolución, sus ciclos económicos, las corrientes del pensamiento capitalista, así como su importancia en nuestros días.

EL SISTEMA CAPITALISTA

Sistema social y económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en el cumplimiento de las funciones productivas por parte de entidades privadas que actúan buscando un lucro.

El sistema capitalista se fundamenta en la libre empresa. Este criterio de libre empresa es heredado del liberalismo concebido en la Revolución Francesa. "Laissez-faire", "Laissez- passer" (dejar hacer, dejar pasar) han sido las frases famosas que han dado esencia al liberalismo. Dejar libertad plena en todos los ordenes: político, económico, filosófico, etc.

El padre de la economía liberal, Adam Smith, ha tomado estos conceptos y los ha llevado al plano económico. Por eso, al analizar el concepto libre empresa, hemos de tomar en cuenta la frase en su conjunto. Es decir, la libertad plena y la empresa. Ya antes hemos dicho que la empresa es la unidad económica en la cual se realiza el proceso de la producción. También hemos dicho que la finalidad de la empresa es la maximización de los beneficios que es el resultado de un precio mayor que el costo de la producción. Hemos dicho también que los instrumentos que intervienen en ese proceso de la producción son el trabajo y el capital.

De todo lo anterior se desprende que la libre empresa significa que los instrumentos de la producción son puestos a funcionar libremente por todos aquellos que los poseen. En otras palabras, quienes tengan capital y quieren contratar manos de obra para ponerlas a producir conjuntamente con ese capital, tienen la más absoluta libertad para hacerlo.

Para Adam Smith, el Estado no debería intervenir bajo ningún concepto en la actividad económica. Por supuesto que esta concepción liberal es cada vez menos observada.

En resumen el sistema capitalista se fundamenta en que los factores de la producción, (trabajo y capital) estén en manos privadas.

NACIMIENTO Y EVOLUCIÓN

I.- El descubrimiento de nuevas rutas para el comercio con África y Asia y la colonización del continente americano, fueron acontecimientos de gran importancia para la intensificación del comercio, lo que a su vez facilitó el desarrollo de los mercados y, con ellos, de las manufacturas, pues estas últimas requerían la producción de un volumen mínimo. Ya a fines del siglo XVIII la revolución industrial completó este proceso, pues representó la introducción de nuevas técnicas de producción que permitieron el crecimiento notable de las fábricas y con ello el aumento de la eficiencia de los métodos de producción.

Los nuevos inventos también afectaron a los transportes; la adopción del vapor produjo, un mejoramiento notable de la navegación e hizo

posible la construcción de los ferrocarriles; los transportes, a su vez, facilitaron el comercio. En la misma época (fines del siglo XVIII) surgió el liberalismo, cuyo auge en el terreno político facilitó también su aplicación a lo económico.

Todos estos factores permitieron la expansión del capitalismo, que llegó rápidamente a imperar como sistema económico y social dominante en Europa.

II.- A través de su desarrollo, el capitalismo ha ido asociándose con una serie de elementos que le han dado sus características actuales. Uno de ellos es la especialización en la producción, la que fue posible en virtud de la modalidad de producir para un mercado amplio, en vez de hacerlo para un núcleo restringido o para el consumo personal de los propios productores. Cada fábrica se dedica a producir unos pocos tipos de artículos, por lo cual la mano de obra y la dirección técnica pueden lograr una experiencia notable en el proceso; además, la producción en gran escala que esto significó, hizo posible la

adopción de métodos de producción en serie, los que aumentaron los rendimientos. Otro de los elementos ha sido la competencia. El capitalismo del siglo XIX se caracterizó precisamente por la intensidad

con que los empresarios se disputaban los mercados. Esto los impulsó a buscar constantemente la introducción de métodos más eficientes de producción, para reducir los costos y ofrecer al público mayor calidad o nuevos productos. Durante el siglo actual, sin embargo, comenzó a notarse en el mercado de numerosos productos una disminución de la competencia, por la concentración de las pequeñas empresas en grandes establecimientos que dominan el mercado. Todos estos factores dieron al régimen capitalista su fisonomía de sistema eficiente y dinámico. La producción aumentó en forma notable, permitiendo un mejoramiento del nivel de vida.

También se fue desenvolviendo paulatinamente el papel preponderante de los bancos en la economía capitalista, a tal punto que se afirma que el capitalismo actual es financiero y no industrial o comercial, con lo que se quiere significar que los bancos son los verdaderos directores del sistema económico; en algunas teorías que explican la forma en que se produce el ciclo económico, se reserva un papel muy importante a los bancos.

III. - Prácticamente, desde su expansión en el siglo XVIII, el sistema capitalista ha estado sujeto a numerosas críticas. Algunos de los autores que más fuertemente lo han atacado han sido Karl Marx y los componentes de su escuela, si bien numerosos escritores de distintas tendencias también han señalado los defectos que se resumen a continuación.

Una de las críticas se refiere a los períodos de depresión que suceden a los de prosperidad durante el ciclo económico. En estos períodos se produce desempleo que, además de sus serias consecuencias sociales, significa derroche de recursos económicos. Durante la crisis de 1930, por ejemplo, en los países de Europa y América las proporciones de recursos sin utilización eran muy considerables. Karl Marx ha afirmado que las crisis del capitalismo irán en constante aumento y que este proceso conducirá a la destrucción del sistema.

Otra de las objeciones que se hacen al capitalismo se vincula con las desigualdades económicas y sociales a que da lugar; ellas están también relacionadas con las grandes concentraciones de poder económico en pocas manos y con la tendencia hacia el monopolio observada en algunos campos de la actividad económica privada. Las desigualdades más pronunciadas no obedecen generalmente a una razón justa, pues no están basadas siempre en la diferencia del esfuerzo productivo realizado, sino que se deben, en muchos casos, a la posesión de capital o al ejercicio de una posición privilegiada, como ocurre en el caso de los monopolios. Estas desigualdades se perpetúan por la herencia, que además de otorgar a los hijos de familias acomodadas los ingresos provenientes de la posesión del capital en si, les facilita además el acceso a las ocupaciones mejor remuneradas, creando desigualdad de oportunidades. No sería entonces el aumento de la producción el único objetivo de un sistema adecuado para regir la sociedad. Sería también necesario que dicha producción se repartiera en la forma más igualitaria posible. En los últimos años, a la razón ética se ha agregado otro argumento de índole puramente económica: el de la utilidad marginal decreciente del ingreso, según el cual la satisfacción máxima de la colectividad se obtiene cuando los ingresos están distribuidos en forma totalmente igualitaria; esta tendencia se conoce con el nombre de economía del bienestar.

La aparición de monopolios también da lugar a otra objeción. La competencia, órgano motor de progreso en el capitalismo liberal del siglo pasado, ha sido sustituida en algunos casos por formaciones alejadas de la misma, en las que, precisamente, falta este elemento fundamental que impulsa la introducción de mejoras técnicas y la mayor eficiencia productiva. Las crisis internas de los países capitalistas más adelantados serían combatidas, según algunos escritores marxistas, sólo a cambio de la explotación de los países menos evolucionados, a quienes se mantiene en una condición de productores de materias primas exclusivamente, las que a su vez son adquiridas a precios demasiado bajos. Este proceso, que se denomina imperialismo, es negado por los autores de las escuelas liberales.

Finalmente, se señala que la empresa privada, base del régimen capitalista, no se muestra dispuesta a encarar aquellos tipos de actividad que requieren grandes inversiones o que presentan un grado considerable de riesgo. El estado, en cambio, por no estar apremiado por la obtenci6n de beneficios seguros a corto plazo, y por disponer de mayores medios, los acomete con mayor facilidad. Se citan como ejemplos las investigaciones atómicas. Diversas inversiones en países subdesarrollados.

IV. - Las características del régimen capitalista han variado notablemente a través del tiempo, y aun en cada época ha presentado formas distintas

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