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El Ingreso De Venezuela A MERCOSUR, Historia, Riegos Y Perspectivas


Enviado por   •  13 de Enero de 2015  •  2.051 Palabras (9 Páginas)  •  157 Visitas

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Recientemente, como producto de la suspensión de Paraguay del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) se posibilitó el ingreso de Venezuela como miembro pleno de este organismo de integración regional. Esta situación, implica un redimensionamiento de las relaciones económicas y comerciales de Venezuela no solo con el resto de los países miembros del MERCOSUR (Argentina, Brasil y Uruguay) sino con el resto del mundo. Ahora bien, más allá del optimismo mostrado por las autoridades políticas nacionales, con relación al ingreso del país al bloque regional, no se ha discutido en la coyuntura actual (al menos de forma pública), con suficiente amplitud ni la rigurosidad científica necesaria, las posibles repercusiones que para la economía venezolana tiene la mencionada incorporación. De igual forma, aparentemente no existe discusión en torno a este tema que asuma una pertinente postura de clase, dadas las inevitables implicaciones que tiene este acontecimiento para la clase obrera venezolana a la luz de la experiencia vivida por los obreros del resto da las naciones que componen el bloque regional. Actualmente, se observa por ejemplo, como desde la derecha, quienes nunca asumieron una postura crítica ante el ALCA y los TLC, han emprendido un ataque irracional y electorero en contra de la incorporación de Venezuela al MERCOSUR, y su vez, desde la “izquierda” oficialista, se realiza una fantasiosa apología en relación a este hecho. En el país del oportunismo, todo es bueno o todo es malo, dependiendo del extremo irracional en el cual se esté ubicado.

Por ello, en aras de alejarse de los “extremos”, es pertinente abordar el tema desde sus fundamentos, con lo cual, en primer término surge la siguiente interrogante:

¿Qué es un mercado común y con que finalidad se conforma?

En relación a esto es necesario aclarar que el mercado común, forma parte de los mecanismos de integración económica, cuyo objetivo fundamental es la reducción y/o eliminación progresiva de las restricciones al comercio internacional, lo cual implica la libre circulación de mercancías entre los países miembros del acuerdo, además de esto, el mercado común contempla la libre movilidad del factor trabajo y del factor capital, todo ello enmarcado en el modo de producción capitalista.

Efectivamente, el modo de producción capitalista y el proceso de acumulación de capital, requieren de la continua expansión de los mercados, lo cual implica la necesaria superación de los límites del estado nacional y su mercado interno. De allí que la conformación de uniones aduaneras, zonas de libre comercio y mercados comunes, generalmente no son más que modalidades adoptadas por las naciones (y sus burguesías) para aumentar su presencia comercial en un determinado ámbito geográfico. Así pues, con el libre tránsito de mercancías se procura que las empresas aumenten el volumen de ventas e ingresos, con la movilidad del capital lo que se intenta es precisamente, permitir que éste se invierta en aquellos lugares y actividades económicas donde se obtenga la mayor rentabilidad, y con la movilidad del factor trabajo, se le dice los trabajadores que pueden ser empleados en cualquier país integrante del mercado común, cuando en realidad lo que ocurre es que esta medida va dirigida a conformar un mercado de trabajo mas “competitivo” es decir, mayor numero de trabajadores compitiendo por los puestos de trabajo, lo cual además de dificultar la inserción laboral, puede servir como mecanismo para mantener un nivel bajo de salarios. La crisis de la Unión Europea (UE), con sus niveles altos de desempleo y reducciones salariales así lo demuestra.

En el caso del MERCOSUR, una vez eliminadas las restricciones a la movilidad del factor trabajo, los trabajadores venezolanos -al menos en teoría- tendrán que competir con sus pares argentinos, brasileños y uruguayos. Como dato, es relevante tener en cuenta que según cifras de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) la población económicamente activa de Argentina es de 20 millones de personas, la de Brasil de más de 100 millones, la de Uruguay de 1 millón 600 mil y la de Venezuela de 13 millones 500 mil, lo cual totaliza una oferta de trabajo de más de 130 millones de trabajadores. De igual forma, datos de la CEPAL indican que la totalidad de trabajadores abiertamente desempleados en los países del MERCOSUR se aproxima a los 10 millones, lo cual representa una tasa de desempleo del 7,69% aproximadamente, eso sin tomar en cuenta otros males que afectan a la clase obrera de la región, como el subempleo, la informalidad y el empleo precario, aunado a las cifras que en ese sentido pueda aportar Paraguay si es reincorporado. De allí que, tanto gobiernos, como la clase obrera organizada de estos países deberán afrontar el desafío que constituye inserción laboral de más de 10 millones de compañeros, (de los cuales cerca 1 millón son venezolanos) sin que ello suponga la renuncia a las reivindicaciones conquistadas.

Ahora, siguiendo en el contexto suramericano, vale la pena hacer la siguiente pregunta:

¿Cuál es el origen del MERCOSUR y en qué condiciones fue conformado

A principios de la década de 1990 en el contexto de los ajustes macroeconómicos impuestos por el FMI, las políticas de desregulación de la economía, de la privatización de empresas estatales y de liberalización del comercio internacional, surge la iniciativa del establecimiento de un mercado común suramericano. Siguiendo a Coggiola (2007), dicha iniciativa es impulsada por las transnacionales instaladas en Brasil y Argentina con el apoyo de los grandes grupos empresariales de dichas naciones, con la finalidad de “ampliar los estrechos mercados nacionales logrando economías de escala apetecibles para el gran capital”. Como se indicó anteriormente, la expansión del comercio constituye la razón de ser del establecimiento del mercado común, de tal forma que, desde sus orígenes, detrás del MERCOSUR se encuentran los intereses del capital transnacional y de las burguesías nacionales, principalmente de Brasil y Argentina, y los operadores políticos que lo materializaron fueron Fernando Collor de Melo y Carlos Menem, dos de los más infames presidentes neoliberales que azotaron la región a finales del siglo XX. Con esto queda claro que, los idearios Bolivariano y Sanmartiniano nada tuvieron que ver con el origen del bloque regional, más allá del matiz progresista que le han dado los actuales gobiernos de dichas naciones y de que sus políticas económicas han marcado distancia

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