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El Portero Del Prostibulo


Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  1.103 Palabras (5 Páginas)  •  601 Visitas

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EL PORTERO DEL PROSTIBULO Jorge Bucay

No habi­a en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pago que el de portero del prosti­bulo. Pero que otra cosa podria hacer aquel hombre?

De hecho, nunca habi­a aprendido a leer ni a escribir, no teni­a ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque sus padres habi­a sido portero de ese prostibulo y tambien antes, el padre de su padre.

Durante decadas, el prosti­bulo se pasaba de padres a hijos y la porteri­a se pasaba de padres a hijos.

Un di­a, el viejo propietario murio y se hizo cargo del prosti­bulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidio modernizar el negocio.

Modifico las habitaciones y despues cito al personal para darle nuevas instrucciones.

Al portero, le dijo: A partir de hoy usted, ademas de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Alli­ anotara usted la cantidad de parejas que entran di­a por di­a. A una de cada cinco, le preguntara como fueron atendidas y que corregirian del lugar. Y una vez por semana, me presentara esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.

El hombre temblo, nunca le habia faltado disposicion al trabajo pero.....

Me encantaria satisfacerlo, señor, balbuceo, pero yo... yo no se leer ni escribir.

AAh! Cuanto lo siento! Como usted comprendera, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto...

Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabaje en esto toda mi vida, tambien mi padre y mi abuelo...

No lo dejo terminar.

Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Logicamente le vamos a dar una indemnizacion, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Asi que, lo siento. Que tenga suerte.

Y sin mas, se dio vuelta y se fue.

El hombre sintio que el mundo se derrumbaba. Nunca habi­a pensado que podri­a llegar a encontrarse en esa situacion. Llego a su­ casa, por primera vez desocupado. Que hacer?

Recordo que a veces en el prosti­bulo, cuando se rompi­a una cama o se arruinaba una pata de un ropero, el, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Penso que esta podri­a ser una ocupacion transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.

Busco por toda la casa las herramientas que necesitaba, solo tenia unos clavos oxidados y una tenaza mellada.

Teni­a que comprar una caja de herramientas completa.

Para eso usari­a una parte del dinero recibido.

En la esquina de su casa se entero de que en su pueblo no habia una ferreteri­a, y que debi­a viajar dos di­as en mula para ir al pueblo mas cercano a realizar la compra. Que mas da? penso, y emprendio la marcha.

A su regreso, trai­a una hermosa y completa caja de herramientas. No habi­a terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.

Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.

Mire, si­, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quede sin empleo...

Bueno, pero yo se lo devolveri­a mañana bien temprano.

Esta bien.

A la mañana siguiente, como habi­a prometido, el vecino toco la puerta.

Mire, yo todavi­a necesito el martillo. Por que no me lo vende?

No, yo lo necesito para trabajar y ademas, la ferreteri­a esta a dos di­as de mula. Hagamos

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