El Retorno De La Alegoría A La Arq
ahrbrt29 de Mayo de 2013
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El retorno a la alegoría en arquitectura
L
a alegoría generalmente se define como una metáfora extendida. Tiene con la parábola la misma relación que ésta con el símil. Habiendo establecido la parábola y la alegoría y demostrado que la alegoría es, en esencia, una metáfora extendida, no necesitamos reglas separadas y especiales para la interpretación de las porciones alegóricas.
El mundo funcional urbano sufre una tendencia de homogenización donde el recurso de la repetición ha garantizado el entendimiento del rol de la ciudad y su identidad cosmopolita. El procedimiento alegórico tiende a resolver las formas de la arquitectura, dada su dimensión simbólica, las palabras tienen mas de un significado, y el otro, la alegoría suele asumir una de tales opciones. Según su función, el código establece una tabla de equivalencias histórica y socialmente convenidas.
La alegoría no es ajena al propósito de ilustrar cualidades humanas y fenómenos naturales. En este contexto, la inclusión de cada elemento en una pintura escultura e incluso en arquitectura tiene un cometido narrativo y es que cada frente alegórico es una manufactura retorica con propósitos de legibilidad. La traslación histórica tiene sus diferencias. La relación de pertenencia sigue vigente. Cada empresa tiende a repetir patrones para difundir un estilo o marca. En un contexto urbano defensivo resurge también la alegoría, la tendencia a la ciudad polarizada, insegura y con ello el nuevo código implícito de seguridad.
El urbanismo reciente instrumenta la distribución del espacio en función de grandes intervenciones en una tendencia que incorpora tanto en las prácticas públicas como las privadas. Son operaciones en proporción directa con las dimensiones de la urbanización metropolitana, sin embargo, la dimensión más importante que esta practica encierra es de orden conceptual. Las intervenciones mayores son segmentadas en su interior en partes que repiten el patrón formal de la unidad que les da origen, a la vez que estas se subdividen. En la ciudad se reproduce el mismo esquema. La repetición, continuidad, similitud entre otras consuma la homogenización del paisaje.
En las ciudades más dinámicas, de gran expansión como las fronterizas del norte, el apoyo de la representación popular y las tendencias globalizadas de homogenización se presentan de manera exacerbada. La diversidad cultural de las poblaciones inmigrantes provenientes de diferentes regiones y países; aglomerada en ciudades de rápida expansión relama el auxilio de códigos de imaginarios sociales.
La morfología de la traza urbana defensiva se distingue por el exterior por el muro envolvente. La traza parte de y concluye desde el punto de contacto con el exterior el diseño da forma a la relación social, en pocas palabras lo importante no es el cierre físico sino la forma de cerramiento. En un ascenso de elementos alegóricos frente al declive del funcionalismo de la arquitectura, las barreras simbólicas son reforzadas con barreras físicas, simulando ambientes sociales irrecuperables. Cualidades adelantadas de una densificación del territorio, la clonación arbitraria de las formas arbitrarias y de manera arbitraria desembocan en la necesidad de encontrar refugio. Los actores sociales de los países vecinos han modificado los patrones de lectura arquitectónica de ciudades fronterizas.
El auxilio visual lleva a establecer comunes en la comunicación de masas de origen diversos, espacios urbanos de transito. Por paradójico que parezca, la alegoría arquitectónica recurre a que niega la representación abstracta: la igualación de espacios que reclaman individualidad. El efecto imaginario urbano es analizado desde la lectura arquitectónica, desde la metáfora de la sombra, la matriz de la alegoría de la fortaleza ahora difundida en la trama urbana por que por paradójico
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