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“El derecho se trasforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.”


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  2.632 Palabras (11 Páginas)  •  340 Visitas

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DECALOGO DEL ABOGADO

Estudia

“El derecho se trasforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.”

Algo en particular que posee la carrera de Derecho, es que el estudio nunca acaba, el abogado siempre tiene que estar al día en cuanto a leyes, en lo particular no lo tomo como algo aburrido, tedioso, al contrario, es muy interesante el saber que día a día aprenderemos algo nuevo, y eso nos sacará de la monotonía que producen diversas profesiones u oficios.

Desearía agregar que no nos debemos conformar con actualizarnos con información exclusiva del Derecho, pues nunca está de más leer cualquier otro tipo de libros -el que sea- para que nuestro conocimiento no se limite al campo de Derecho. A mí me resultaría incomodo el ser un experto por excelencia en alguna rama del Derecho y que a la hora de que me pregunten algo respecto a ciencias naturales —física, química—, formales —matemáticas—, sociales—psicología, historia— o humanidades— religión, filosofía y arte—, tenga que agachar la cabeza al saber que ignoro respecto al tema. Es mil veces preferible el simple hecho de causar admiración y respeto cuando los demás sepan que no andamos como caballos con orejas y que solo miramos hacia el Derecho.

Por otra parte, no considero que sea obligatorio que tengamos memorizados los miles de artículos existentes, considero es mejor comprender los artículos para que en dado momento no sea obligatorio que los citemos letra por letra, sino que los interpretemos de tal manera que el oyente aun ignorando del derecho pueda comprenderlo sin tanta dificultad. Un abogado que se memoriza todo, se convierte poco a poco en una especie de robot que con el tiempo es perjudicado por alejarse de su propio SER.

Volviendo al tema del continuo estudio, hay que dejar en claro que no podemos dejar para mañana el estudio que se debe de dar en un dado momento pues las mismas necesidades reclaman que nos actualicemos inmediatamente para poder así hacer frente a cualquier adversidad a la hora de postular.

Piensa

“El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.”

Es indispensable dedicar tiempo en nosotros mismos, conocernos, superar nuestros miedos, y para fijarnos objetivos. Solo así podremos mejorar nuestro SER, para que a la hora de postular lo hagamos de corazón, con dedicación y con dignidad. Tenemos la oportunidad de darnos el lujo de trabajar en nosotros alimentando nuestra curiosidad por la vida, por el derecho y por la abogacía, de esta forma podremos construir una personalidad fuerte y a la vez llamara la atención pues seremos totalmente capaces de solucionar cualquier tipo de problema, conflicto y en su caso negociar, abriéndonos así las puertas a mejores recompensas no solo de dinero, sino de un inmenso bienestar tanto externo como interno, en todos sus aspectos.

Nada de esto es fácil de realizar, no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, requiere de mucho sacrificio y paciencia, pero si nos dedicamos a ello continuamente, con el paso del tiempo, tal vez, sin darnos cuenta, habremos forjado una personalidad digna de un abogado.

Al mismo tiempo tendremos garantizado que gozaremos nuestra profesión pues en todo momento trabajaremos con una mente relajada y concentrada. No siempre serán días de sol y flores y victorias, también habrá tormentas y derrotas, pero es de máxima importancia que no perdamos la calma ni salgamos de nuestro sí.

Tomando las cosas con calma y razonando adecuadamente tendremos más garantía de salir victoriosos, insisto, no sólo en el Derecho, sino en varios aspectos más.

Trabaja

“La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.”

Todos tenemos claro, creo yo, que la abogacía requiere de inmenso trabajo, y eso lo vemos desde que comenzamos a estudiar la carrera de Derecho, pues tenemos la obligación de inmediato a leer libro tras libro, y como como se comenta en el primer punto, el estudio nunca acaba. De igual manera, como se comenta en el punto dos, la abogacía requiere de mucho sacrificio, dedicación y paciencia pues nuestra profesión requiere de nuestro completo conocimiento en cuanto a derecho para poder solucionar cualquier tipo de conflicto.

La mejor forma en que podemos gozar nuestro trabajo es haciéndolo siempre con una actitud positiva, una frase que seguido he escuchado, es que “cuando más estás pensando en excremento, cuando ya te das cuenta ya la has pisado” y eso tiene mucha razón, si al entrar en un juicio vamos con la mentalidad negativa y teniendo la seguridad de perder, lo más seguro es que así sea. Y eso poco a poco nos va alejando de un aspecto maravilloso que tiene la profesión, el poder desenvolvernos en un juicio a la hora de defender a alguien pues alguien que esta positivo está completamente armado —verbalmente—, encontrará fácil cualquier problemática.

No hay que olvidar nunca que todo lo que día a día aprendemos a lo largo de nuestra carrera y después en nuestra profesión, es para que al final del día las garantías de nuestro cliente sean respetadas, ese es nuestro primer y único fin.

Lucha

“Tu deber es luchar por el derecho; pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.”

Es muy común, en especial en México, que, debido a la corrupción, el abogado prefiere unas cuantas monedas—por así decirlo—, que encargase de que la justicia triunfe, siendo que en todo momento esa es nuestra prioridad. Resulta triste que el abogado, habiendo dedicado tantos años en el estudio, donde tanto libros como profesores hacen lo posible por introducir en nuestros corazones ese sentimiento especial hacia la justicia, y que, a la hora de postular, nos limpiemos el trasero con esa tan especial enseñanza.

Al final el abogado saca las garras que a lo largo de cinco años escondió. Se busca el bienestar económico, claro está, pero no debemos darle la máxima jerarquía pues eso elimina la mayoría de valores que nos convierten en personas y nos convierten uno más de los títeres de la globalización.

Pienso yo que todos deberíamos tener como primer trabajo en nuestra profesión, un conflicto en el que se enfrente el dinero—aceptar el trabajo— y la justicia—rechazarlo—, que tengamos que decidir si aceptamos el trabajo y a la vez el trabajo, o darle prioridad a la justicia y rechazarlo. Es claro que, si aceptamos el dinero, habremos fracasado, en nuestro primero trabajo, como abogados, y saber de una vez por todas si el sistema nos habrá corrompido, o por el contrario haber rechazado el dinero, pero haber triunfado en lo que sería nuestra primera prueba como abogados.

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