El eterno flagelo de la inseguridad en las calles

El eterno flagelo de la inseguridad en las calles

En el municipio de González – Cesar,  una de tantas problemáticas que afectan nuestro diario vivir es el flagelo de la inseguridad, los constantes robos que se presentan a cualquier hora y que desafortunadamente están a cargo de menores de edad y  grupos al margen de la ley  como (Guerrilla, Bacrim y delincuencia común) quienes como autores materiales infunden miedo en las calles de esta población.

Esta inseguridad no solo afecta a las personas que aquí vivimos, si no también se ve afectada la parte turística y comercial del municipio, teniendo en cuenta que debido a las frecuentes noticias de hurtos y demás hechos asociados se disminuye el ingreso de turistas que desean conocer un poco más de nuestra cultura, paisajes y tradiciones.

Salir a la puerta de su casa o compartir con la familia en un sitio público se ha convertido en una situación incómoda y riesgosa, ya que estamos expuestos a ser víctimas de estas personas inescrupulosas que por robar dinero, celulares o algún objeto de valor pueden atentar contra la integridad, salud e incluso la vida de sus semejantes.

Cabe resaltar que para entender un poco más a fondo la magnitud y frecuencia de este problema, debemos tener en cuenta los factores que conllevan a que la inseguridad del municipio incremente, dentro de ellos encontramos: problemas a nivel familiar,  desempleo, necesidades básicas insatisfechas, inadecuado uso y manejo de tiempo libre, dejándose estos influenciar por personas que se encuentran delinquiendo o envueltos en el mundo de la drogadicción. No es solo un problema de la policía el solucionar esto, sino también de la comunidad entera en nuestro comportamiento, actitud y compromiso para búsqueda de una solución frente a esta situación que afecta nuestro municipio.

Para poder enfrentar con éxito el  panorama de esta problemática,  que no solo se da en nuestro municipio, si no en muchos países debemos hacer que los gobiernos locales sean los que lideren la seguridad en sus respectivas jurisdicciones, organizar proyectos educativos, proyectos de conductas violentas en la juventud, proyectos para la recuperación de espacios públicos, también proyectos sobre el alcoholismo y la drogadicción;  crear ambientes deportivos para incentivar a los jóvenes que son los que se ven directamente involucrados a cometer este tipo de delitos.

Lo  que le queda a la ciudadanía es asumir una cultura de seguridad preventiva, tomando las acciones necesarias para nuestra propia autoprotección de acuerdo a nuestras posibilidades, como decimos popularmente “no dar papaya”.

Finalmente debemos agotar todos los esfuerzos posibles, para que la inseguridad ciudadana deje de ser un eterno problema que está afectando nuestro país.

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