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El japonés

HolasoybataEnsayo7 de Abril de 2014

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Había una vez

¿Cómo es eso de que somos más inteligentes que los japoneses?

El japonés no es inteligente, es disciplinado; ese es su secreto. El colombiano sí es brillante de verdad: lo que no sabe se lo inventa, pero no es disciplinado. Es un sencillo juego de palabras que tiene mucho sentido. Japón es un país pobre, pero descubrió después de una guerra que si valoraba el recurso más grande que tiene un país, que no es su oro, ni su petróleo, ni sus esmeraldas, ni sus flores, sino la gente; entonces llega el éxito y el progreso. Colombia sí es rico, Japón es un país que vive en la riqueza.

Pero usted no puede negar que la pobreza 'reina' en Colombia, incluso al canza los niveles alarmantes del 41%...

No creo en la pobreza de Colombia, creo que hay mentalidad de pobreza. La verdad es que Colombia es un país rico que se da las mañas de vivir en la miseria. Dicho en otras palabras, sufrimos de pobreza mental, nos creemos pobres, creemos que no tenemos, y esto es alimentado por donaciones, limosnas y pesares.

Según las cifras de la encuesta de percepción ciudadana del programa ¿Cómo Vamos?, 81% de los bumangueses consideran que las cosas se están haciendo bien en su ciudad. ¿Cómo explicar ese porcentaje de optimismo del bumangués, a pesar de las variadas problemáticas sociales que enfrenta?

Hay formas de enfrentar nuestra realidad: una es con mucho resentimiento social y la otra es dándonos cuenta de que si estamos vivos podemos sonreír y enfrentarlo con alegría. Me parece que esto último es lo que prima en la capital santandereana. Creo que el bumangués y, en general el colombiano, aprendió a enfrentar sus dificultades. Y a pesar de lo que padece día a día, aprendió a transmitirles a sus hijos lo importante de estar vivo.

Pero no se puede 'tapar el sol con las manos' y negar los problemas que nos afectan...

Sabe que el colombiano está cansado de que le digan que es violento o que le digan que es pobre. Aquí diez personas aplauden una obra y no es noticia; pero una de ellas bosteza y todos los noticieros lo publican. Si yo fuera redactor de un periódico pensaría primero en las cosas positivas, antes de editar la primera página. Hay que entender que el cambio comienza con una mentalidad positiva.

A su juicio, ¿cómo se puede relacionar la felicidad con el progreso de una ciudad como Bucaramanga?

Usted puede decidir ser feliz o infeliz en Bucaramanga o en cualquier lado del mundo. La felicidad no tiene nada que ver con lo que está a nuestro alrededor. El problema que enfrenta su ciudad va más allá; es un tema de conciencia, de ponernos de acuerdo para tener sentido de pertenencia y de canalizar bien nuestra felicidad.

¿En qué consiste su proyecto denominado: 'Turismo con un Propósito'?

Se trata de aprovechar la calidez colombiana como potencial atractivo para los turistas. La alegría y la fraternidad son las ventajas que este país suramericano tiene sobre algunos más desarrollados como Japón. En esa felicidad inciden muchos factores como las ganas de vivir y, por ende, las ganas de salir adelante.

¿Es cierto que usted trae frecuentemente turistas de Japón a Colombia para mostrarles el concepto de felicidad?

Sí y lo hago porque sé que Colombia está bien; es más, el extranjero lo sabe y por eso viene e invierte aquí; lo importante es que el colombiano descubra que está en uno de los países más ricos de toda la tierra y debe aprender a vivir en ella.

Con singulares historias usted sumerge a sus auditorios en un viaje de lecciones sobre la filosofía samurai, aplicada a la vida y a las empresas. ¿Por qué recurre a estas parábolas?

Déjeme responderle con una parábola: un samurai

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