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El modelo económico venezolano Lo que en Venezuela


Enviado por   •  5 de Junio de 2015  •  Tesis  •  2.089 Palabras (9 Páginas)  •  147 Visitas

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El modelo económico venezolano Lo que en Venezuela se denomina el modelo económico hace referencia a un conjunto de medidas que adoptó la administración del presidente Chávez entre 1999 y 2012, pero con especial énfasis desde 2007, cuando se estatizaron un conjunto de empresas. Ese año resulta clave para comprender la reconfiguración de la economía venezolana en la medida en que el gobierno optó de forma clara por aumentar su papel no solamente como regulador de la actividad económica, sino también como propietario de los medios de producción. Esto significó una acentuación de las medidas que de forma gradual había venido implementando desde 2003. Tras la derrota del paro petrolero de finales de 2002 y comienzos de 2003, el gobierno acordó fortalecer el rol del Estado en la distribución de alimentos mediante la creación de un masivo y costoso programa que tuvo como pivote la red Mercal, la cual posteriormente se extendió con el establecimiento de la filial de PDVSA alimentos denominada PDVDAL. A partir de allí, el gobierno da el salto hacia una economía con una presencia determinante del Estado en áreas clave de la actividad económica. No se trata de que antes el Estado no tuviese esa presencia sino que desde ese año la misma se expandió y fortaleció de forma visible y creciente. Con ello quedaron atrás los enunciados de los distintos programas económicos elaborados entre 1999 y 2002 donde se hablaba de la diversificación de la economía, de una economía productiva con un importante papel por parte del sector privado con miras a fortalecer la producción nacional y las exportaciones. Igualmente, a partir de 2003, el Estado entraría en una fase en la cual dejaba de un lado la preservación de los equilibrios económicos y la sanidad de la política fiscal y monetaria para imprimirle un curso peligrosamente expansivo a la política presupuestaria y su consiguiente impresión de dinero para financiar el gasto, todo ello en un contexto de controles de cambio y de precios. Fue tan así, que en el Plan de Desarrollo Nacional 2001-2007 se estableció como enunciado fundamental lo siguiente: “El modelo planteado está vinculado con un sistema productivo diversificado, competitivo, abierto hacia los mercados internacionales, basado en la iniciativa privada y con presencia del Estado en industrias estratégicas, pero con apertura a la inversión privada en el desarrollo aguas abajo del tejido industrial; donde la productividad y eficiencia deben ser la base de la rentabilidad empresarial” Elaborado durante el año 2000, ese plan no se propuso un cambio sustantivo en las relaciones de producción, ni tampoco el cuestionamiento del sistema económico basado en la propiedad privada ni mucho menos la estatización de la economía. Todo lo contrario, en un período de seis años (2001-2007), se esperaba alcanzar una economía productiva, diversificada y abierta a la economía mundial para crecer de forma estable. Según el plan: “En el lapso 2001-2007, se sentarán las bases de un modelo productivo capaz de generar un crecimiento económico autosustentable, promover la diversificación productiva y lograr la competitividad internacional en un contexto de estabilidad macroeconómica, lo cual facilitará una profunda y diversa reinserción en el comercio internacional globalizado”. 2 Conviene precisar que en 2003 el gobierno dio un paso adelante en el control estatal de la economía. Efectivamente, como parte de su victoria política al derrotar el paro petrolero, a partir de febrero de 2003 se establecen sendos controles de cambio y de precios con el objeto de detener el drenaje de las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela (BCV) y las expectativas de devaluación. A partir de allí, se cierran importantes espacios para la actividad económica privada y se avanza de forma importante en el establecimiento de un esquema de control económico y político sobre el sector privado, para lo cual resultaron ideales las restricciones cambiarias y las regulaciones de precios. Mediante las primeras, se instauró un férreo sistema de acceso a las divisas que, en una economía donde las empresas no generan moneda extranjera, puso a depender el abastecimiento de materias primas, insumos y pagos de sus compromisos externos, de decisiones unilaterales del Gobierno. Ello es tan obvio, que a pesar de que las reservas internacionales se recuperaron de forma importante desde 2005 hasta 2010, ha seguido imperando el control de cambio. Por su parte, con el control de precios el Estado pasó a incidir sobre el crecimiento, expansión y viabilidad financiera de las empresas, toda vez que afectaba la rentabilidad de las mismas. Sobre la base de lo adelantado en materia de control sobre las actividades económicas privadas, a finales de septiembre de 2007, el gobierno lanzó el Primer Plan Socialista de la Nación, conocido como el “Proyecto Nacional Simón Bolívar”, el cual se estructuró en cinco ejes fundamentales: la nueva ética socialista, la suprema felicidad social, la democracia protagónica y revolucionaria, el modelo productivo socialista y la nueva geopolítica nacional. Usando la fraseología marxista-leninista, ya común en los documentos oficiales a partir de 2007, lo relativo al modelo productivo socialista se enuncia de la siguiente manera: “Con el fin de lograr trabajo con significado, se buscará la eliminación de su división social, de su estructura jerárquica y de la disyuntiva entre la satisfacción de las necesidades humanas y la producción de riqueza subordinada a la reproducción del capital”. De esta manera, entre los objetivos fundamentales de ese modelo estaban la eliminación de la división social del trabajo y su consustancial estructura jerárquica. A un nivel menos abstracto, ese paradigma económico se encaminaría a la satisfacción de las necesidades humanas antes que a la reproducción del capital. Es clara la vocación estatista del modelo cuando se afirma que “El Estado conservará todas las actividades que sean de valor estratégico para el desarrollo del país”. Un asunto no menor en este tipo de enunciado es el relativo a qué entiende el gobierno por “actividades que sean de valor estratégico”. Aunque se abre espacio a la acción del sector privado, en realidad el énfasis fundamental reside en la acentuación del papel del Estado en la economía, tanto en su rol de productor como de regulador. Ello es así porque todo el discurso del Primer Plan Socialista se conforma sobre la base de una filosofía antiempresarial, acorde con la mejor tradición marxista-leninista. La iniciativa privada es un acompañante inevitable del socialismo, un socio incómodo

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