El mundo en su espalda.

El mundo en su espalda.

Me dirigía al Colegio Nocturno Chasquipampa al encuentro con una familiar que trabaja como docente. Al ingresar al colegio, una joven me saluda con un temeroso “buenas noches”. Su caminar, acompañado con un leve quejido de cansancio me ayudó a notar que en su mano izquierda tenía una mochila y me sorprendí al ver que en su espalda llevaba un aguayo multicolor en el que cargaba a su hija.

En ese momento le pregunté si podía hacerle unas preguntas sobre el embarazo adolescente y ella me respondió animada con un sí.

Yairis Choque Flores tiene 17 años, es madre soltera de una niña de dos años que nació prematura y con estrabismo. Ella estudia en el Colegio Nocturno Chasquipampa. Para pagar el cuarto donde vive y los medicamentos del tratamiento de su hija, trabaja como voceadora de minibuses de lunes a viernes y de lavandera los fines de semana.

Al pasar la charla, la voz de Yairis se quiebra y noto su fragilidad al hablar del tema. Pese a ello, ella me confesó que guarda recuerdos en su interior que no quiere compartir. De pronto su voz se quebró y sus lágrimas salieron. Yo callé.

Me confesó que su hija había sido producto de la violación de un taxista que abusó de ella en las afueras de la ciudad, así quedó embarazada a los 15 años, pasaron los días y ella sentía mareos, empezó a vomitar, su “barriga” había empezado a crecer y los profesores le preguntaron, “¿estás embarazada?”. Ella fue al centro de salud y ahí le confirmaron lo que temía.

Contó que fue víctima de violación a sus padres y que estaba embarazada. Sus padres no la creyeron, la golpearon e incluso la botaron de su casa. Yairis abandonó el colegio y empezó a buscar trabajo, vivió unos meses en la casa de su amiga Claudia Mendosa, quien también es madre, estudia junto con ella y trabaja de ayudante de cocina.

La amiga, me contó que Yairis comenzó a trabajar como empleada doméstica mientras estaba embarazada, nunca recibió un apoyo económico y emocional de sus padres durante su etapa crítica, también la aconsejaba reiteradas veces para que no abortar.

A Yairis la depresión, la hizo aborto, a los tres meses en una clínica clandestina de la Av. Buenos Aires. El médico sólo le retiró un pedazo de la placenta y el feto continuaba desarrollándose con dificultad dentro de su vientre, no se percató hasta que empezó a sangrar, acudió al Hospital Los Pinos y su bebe tuvo que nacer prematura, me contó resignada.

Al terminar la charla con Yairis apareció la directora del colegio, ella sonriente me dijo que nosotros aceptamos adolescentes embarazadas y con hijos porque los turnos de mañana y tarde no las admiten y los apoyan cuando tienen problemas e incluso llevan los exámenes a la casa o el profesor va a tomar examen a la clínica.

Han pasado dos años, Yairis me contó la etapa más triste de su vida. A pesar de las dificultades y obstáculos que vivió, hoy continúa enfrentando cada día los problemas económicos y de salud de su hija, es una de esas madre cariñosa, trabajadoras y con sueños de ser profesional.

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