El olvideo que seremos

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EL OLVIDO QUE SEREMOS. Héctor Abad Faciolinge

Héctor Abad Faciolince, paisa, escritor, editor, crítico literario, periodista. Estudió medicina, filosofía y periodismo. Columista de revistas Cromos, Cambio, El Malpensante, y de los periódicos El Espectador y El Colombiano.[1] Igualmente, se dejó impresionar por las rimas y los versos y se convirtió en poeta.

Su padre fue Héctor Abad Gómez, médico, político, defensor y propulsor de la salud pública en Colombia, dedicó su vida a la promulgación, defensa y exigencia del respeto por los derechos humanos, por la igualdad. Trabajó por poblaciones vulnerables en Medellin, por su bienestar y salubridad, campañas de vacunación, conferencias, proyectos de higiene y sanidad, la mayoría descritos en estas páginas por un hijo más que orgulloso.

El olvido que seremos, en 42 capítulos, es una mezcla de sonrisas y lágrimas desenfrenadas, “escrito con afecto pero con sangre” tan dulce como desgarrador, atrapa por el choque de sentimientos que genera. Faciolince, hace un recuento de las experiencias vividas junto a su padre, describe su figura paterna como el eje de su vida, como su gran amigo y aliado, su niñez inolvidable, el tiempo junto a él, las muestras de cariño y la sutileza de las correcciones, las ostentosas temporadas cuando se separaban, las enseñanzas, TODO.

Pero  en su lucha insaciable abandonó su misión, le arrebataron a la vida. En su ardua y constante defensa de los derechos humanos, denunció, reveló; PERO LO CALLARON, los paramilitares acabaron con el objetivo de éste ícono. Abad Gómez, es otro de los colombianos abatidos y olvidados, a pesar de que su hijo quiso perdurar su memoria. “Vivimos en un país que olvida sus mejores rostros, sus mejores impulsos” Manuel Mejía Vallejo.

¿Hásta cuándo la muerte sesgará la acción de quienes saciados de la realidad hablan? Gómez es un ejemplo, su legado continua, la indignación y el deseo de cambio, ha de ser pilar para los que aquí quedamos y con sed de justicia procederemos.

“Yo amaba a mi papá con un amor animal”, así es el mío, indescriptible por su magnitud. “Demasiado padre”, carácter y dulzura, templanza y ternura, rectitud, orden, responsabilidad, bondad… amor… difícil caracterizar a la casi idoneidad de un ser.

Yo tengo un amor paterno, que promete ser eterno.

[1] Wikipedia.

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