En los derechos humanos

En los derechos humanos no pueden tener primicia sobre las leyes no escritas de los dioses, que no pudo asimilar antes, pues sentía que su decreto, era su deber para con la ciudad de Tebas. Creonte se consolida así como un personaje cuya tragedia está marcada por la extemporaneidad. El es el hombre que llega tarde a todo, a la razón, al suicidio de Antígona y al de su hijo.

Los derechos de los dioses, los derechos humanos y los derechos políticos representados

en la obra gira en torno a una problemática que tiene implicaciones en varios aspectos de Antígona que siente la necesidad y el deber de enterrar el cuerpo de su hermano, claramente movida por razones religiosas y afectivas, aunque esto conllevaba desobedecer la orden dada por Creonte, que hace en la obra de poder humano y las leyes civiles. En aquella época hay que recordar que para los griegos antiguos una de las humillaciones más duras era la indigna disposición o el entierro de un cadáver y esta humillación no recaía sobre el difunto o sobre la integridad de su cuerpo, sino sobre toda su familia; en términos del honor, para los griegos antiguos no se trataba de individuos sino del nombre de la familia.

Los derechos de lo dioses y políticos, son constantes en la Grecia clásica que las características de ambos en el contexto que nos compete. Existen dos aspectos esenciales para comprender la los derechos humanos y políticos de la Grecia clásica, por una parte el carácter humano de sus dioses, pues éstos pertenecían al orden natural del mundo y cada uno de ellos representaba una potencia que traducía una forma de acción o un tipo de poder, otro derecho de los dioses está enfocada en la suerte y el azar, en palabras del mensajero que se presenta a Creonte, esta idea prevaleció y por otro lado, en la adivinación personificada en el adivino Tiresias, a quien Creonte llega incluso a cuestionar, constituyendo esta contradicción un tema más en el debate entre los designios humanos y los divinos. Estos derechos son los rasgos que definen a Antígona.

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