Enron-Andersen Un caso para análisis y reflexión

Enron-Andersen

Un caso para análisis y reflexión

En este caso nos podemos dar cuenta de cómo las empresas pueden rápidamente elevar su crecimiento, teniendo a su mando ciertas empresas que al adquirirlas aumenta su reputación y ascender a la más grande empresa u organización de los servicios que ofrecen dependiendo del giro al que se dedique; así podemos darnos cuenta que una empresa u organización al saber con quién unirse podría llegar a ser una de las mejores o la mejor, el único inconveniente esta aquí representado. Si tienen el equipo necesario para poder mantener el equilibrio constante en la organización; debemos elegir a personas perfectamente preparadas y capacitarlas de acuerdo a los intereses que tenemos para la empresa porque sin un respaldo tan importante como ese terminaríamos igual que el caso Enron.

Un efectivo y transparente sistema de regulación privada de la profesión contable, sujeta a la supervisión estatal. La SEC inició recientemente la discusión de cuál sería la mejor forma de reestructurar la regulación referida a los auditores contables. Se sugirió la creación de una oficina de Contaduría Pública que asuma el control de calidad y el poder disciplinario sobre contadores y auditores. Al menos un grupo mayoritario de los posibles miembros no deben ostentar dicha profesión. Además, sus miembros deben provenir del sector privado, de manera tal que ningún grupo esté en capacidad de imponer, influenciar o controlar sus decisiones y esfuerzos.

Esta caso afecto muchos aspectos tanto económicos, sociales, políticos hasta sentimentales; pues hubo desempleo, que efecto horriblemente a las familias que se mantenían de esas empresas, bajos en las acciones que afecto a los directivos e hizo que surgieron problemas judiciales, también afecto la economía del país de origen pues aportaban una muy buena cantidad. Los políticos no son de fiar pero los directivos de las grandes empresas, y menos cuando ellos mismos se ponen sus sobresueldos y se asignan los bonos, aún menos. Con los políticos tienes opción a cambiarlos, con los directivos de las grandes empresas tienes que soportarlos. Hay signos evidentes de que, ante este escenario, no sólo están fallando las respuestas políticas sino también las económicas y financieras. Echarle la culpa a la codicia y a la falta de honestidad es una respuesta demasiado simplista. Estos vicios, tan antiguos como la humanidad, difícilmente pueden ser erradicados; pero no debemos permitir que se nos vayan de las manos hasta convertirse en un sello distintivo del sistema. Cuando están fuera de control, cuando inundan cada aspecto de la vida social, cuando una filosofía de falsos ídolos empieza a tomar el relevo, entonces uno debería sospechar hay un fallo fundamental en el sistema.

En nombre de la prosperidad global, estamos dejando determinados asuntos cuya soberanía correspondía hasta ahora a cada país en manos de un grupo de multinacionales que se mueven por la maximización del beneficio a corto plazo, y para las que un medioambiente saludable tiene poca importancia. Un mundo en el que los medios no hacen más que bombardearnos con noticias sobre numerosos escándalos corporativos y abusos medioambientales, o con desastres causados por actos violentos. Un mundo donde las aberraciones de nuestra cultura de sexo y drogas y la brutalidad excesiva que nos ofrecen las industrias del cine y la televisión son a veces aclamadas como un clímax cultural. Un mundo donde la pérdida de la ética en el trabajo y el creciente absentismo se han convertido en un lugar común.

Y ahora, aunque no confío en que la sociedad pueda retomar el rumbo, no me importa poner estas ideas por escrito. Cada crisis es un desafío, y no es coincidencia que los caracteres chinos para “crisis” sean cuatro de “peligro” y uno de “oportunidad”. Para aprovecharse de esta oportunidad, los auténticos

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