Ensayo Chapala Crisis Inducida

El respetable.

Chapala: crisis inducida.

Ya lo decían los pobladores de Temacapulín, pero no se les escuchó: la alerta de que el lago de Chapala sufrirá su peor crisis en 60 años, lanzada por la Comisión Estatal del Agua (CEA), es una advertencia inducida para convencer a la opinión pública de la necesidad de construir la presa El Zapotillo.

Pero la maniobra advertida por los pobladores de Temacapulín no fue escuchada suficientemente, tal vez por considerar que son parte interesada.

Pero la denuncia de la maniobra lanzada por el director de la CEA, Felipe Tito Lugo Arias, sobre la supuesta crisis histórica del lago de Chapala también fue advertida por reconocidos académicos de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Manuel Guzmán Arroyo, director del Instituto de Limnología de la UdeG, Arturo Curiel Ballesteros, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA); y Arturo Gleason Espíndola, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) fueron entrevistados por Agustín del Castillo (Milenio, 14 abril de 2014) y sus conclusiones son coincidentes: “la del lago de Chapala no es sólo una crisis meteorológica recurrente en una cuenca con lluvias erráticas; es una crisis inducida por los mismos funcionarios estatales que ahora alarman a la sociedad con la advertencia de un descenso drástico de niveles que afectará a Guadalajara como usuario, en busca de legitimar socialmente la construcción de las megapresas del río Verde”.

No hay tal crisis histórica del lago de Chapala, sino declaraciones alarmistas que buscan ganar a la opinión pública para convencer a los habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara de que es necesario construir la presa El Zapotillo, a pesar de que ello implica inundar tres poblados: Temacapulín, Acasico y Palmarejo.

Las opiniones de los investigadores universitarios, recogidas por Agustín del Castillo, coinciden en esta apreciación, pero a la vez ayudan a mirar el tema de la presa El Zapotillo desde otra perspectiva.

No solo desde el punto de vista de los pobladores que legítimamente se niegan a que su pueblo desaparezca, sino desde el punto de vista más general del manejo del agua en el país y de las prioridades de su uso.

“Me parece que lo que dice el gobierno es una estrategia para hacer obra; El Zapotillo es realmente para Guanajuato y no para Guadalajara, y a cambio de eso el gobierno de Guanajuato no deja pasar agua al río Lerma; es una crisis totalmente artificial”, declaró el director del Instituto de Limnología, Guzmán Arroyo.

Por su parte, Curiel Ballesteros aclaró que hay cuatro tipos de sequía: meteorológica, agrícola, hidrológica y socioeconómica, y lo que más afecta a Chapala no es la meteorológica, sino la socioeconómica.

La crisis de Chapala y la del manejo del agua no solo en Jalisco, sino todo el país, es que se ha impuesto una lógica que privilegia el uso del agua para las actividades económicas, sean agropecuarias, industriales o turísticas, en lugar de privilegiar el uso responsable del agua para consumo humano. “Lo que estoy viendo es que ellos están quitando el agua sobre todo a partes marginadas, y por ejemplo las lavadoras de carros siguen funcionando, los ricos siguen teniendo sus campos de golf a todo lo que dan”, dijo por su parte Gleason Espíndola.

El caso de la presa El Zapotillo, por lo tanto no es solamente el falso debate que quieren imponer sobre el supuesto derecho de los habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara a tener agua por sobre el derecho de los pobladores de Temacapulín a defender su pueblo. Se trata de un debate nacional sobre cómo se hace un manejo responsable del agua y de la critica necesaria que se tiene qué hacer a los técnicos y burócratas de las agencias de manejo del agua del país que han impuesto la lógica productivista y mercantil del

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