Espacio Urbano
jelfry17 de Enero de 2014
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Los movimientos urbanos: de la identidad a la glocalidad (Resumen)
El propósito de nuestra comunicación es examinar la transformación de los movimientos urbanos en el contexto de la globalización y su impacto en los procesos de producción y cambio urbano. Consideramos que la ciudad constituye a la vez el escenario y el producto de las relaciones sociales que en ella se desarrollan, y en este sentido no pueden separarse el análisis de los movimientos urbanos de la teoría urbana.
Tal y como ha puesto de relieve la literatura académica (Hamel, 2000; Swyndgedouw, 1997, 2000; Mayer, 1999) los movimientos urbanos de Europa occidental están experimentando cambios substantivos en la construcción de la agenda movilizadora; la articulación de actores; los repertorios de acción y los marcos interpretativos que organizan y dotan de sentido sus acciones. Hemos pasado así de un modelo de movilización liderado por agrupaciones vecinales, centrado en el fortalecimiento de la comunidad local y articulado entorno a la esfera del consumo colectivo a nuevas formas de movilización multidimensionales que adoptan composiciones más heterogéneas y que a menudo trascienden el particularismo local.
A fin de examinar esta transformación, proponemos desarrollar una revisión crítica de la teoría de los movimientos sociales urbanos de Castells (1986), atendiendo a sus desarrollos posteriores que incorporan la hipótesis de la glocalización (Brenner, 1999), la heterogeneidad de tipologías de la movilización (Mayer, 1999), así como su capacidad de hibridación con otros movimientos sociales (Fainstein, 1995). Para ello, tomaremos como caso de estudio, a fin de ejemplificar nuestra argumentación, la evolución de la protesta ciudadana en Barcelona.
La transición económica de Venezuela en el siglo XX.
La palabra transición según el diccionario de la lengua española la define como la "acción y efecto de pasar de un estado a otro", esto significaría por lo tanto que la economía venezolana basada en la agro – exportación; pues, como ya se explicó en el capítulo anterior, del siglo XVII a inicios del siglo XIX el producto que mayor demanda tenía era el cacao y del siglo XIX a primeros años del siglo XX, lo fue el café; es sustituida por una economía de exportación minera cuyo producto principal sería el petróleo. Una concepción económica que de nuevo transformará la vida de los venezolanos, destacando que, este producto, es una composición orgánica formada por hidrógenos, los cuales abundan en la naturaleza bajo la tierra, específicamente en el subsuelo. Con respecto a su origen se pueden apreciar dos versiones, la primera dice que antes de llegar los españoles al territorio venezolano, los indígenas ya hacían uso del petróleo, sólo que era denominado por éstos como MENE, el cual les servía como impermeabilizante, en la cacería, para alumbrarse e incluso para uso medicinal y la segunda considera que el petróleo en Venezuela fue "descubierto" por los españoles y que a raíz de éste se desarrollo el uso del asfalto para calafatear a los barcos para que no les entrara el agua. (Cfs: Martínez; 1988, 128; Guillermo; 1958, 52).
A partir de 1917, al dar inicio a la explotación petrolera, se abre un nuevo período en la historia venezolana en el cual se opera todo un conjunto de transformaciones significativas en los distintos aspectos de la sociedad, los cuales en la medida extrema han permitido "superar" el estancamiento característico de un país agropecuario.
Este fenómeno traerá consigo las inversiones extranjeras, motor fundamental de ese conjunto de cambios. Estas empresas inversionistas, al principio van a tener participación a nivel nacional en la explotación de hidrocarburos, luego en la mineral de hierro y posteriormente en la industria, el comercio, los transportes y en menor grado, la agricultura,
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