Estructura Economica De La Venezuela Agraria
Teresa1313698 de Febrero de 2015
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¿Qué fue la revolución industrial?
Es una proceso de evolución que conduce a una sociedad desde una economía aqricola tradicional a otra caracterizada por procesos de producción mecanizada para fabricar bienes a gran escala
¿Cuáles fueron las transformaciones ideológicas-politicas realizadas en la época de bolívar?
Estos cambios fueron de gran importancia ya que las ideas de los revolucionarios lo inspiraron gracias a la prensa:
Estos cambios fueron:
•Liberalismo como ideología y la crisis del absolutismo. Creada por Adam Smith y decía que el hombre tenia derecho a hacer cualquier trabajo
•Independencia de los estados unidos y revolución francesa, ya que sirvieron de ejemplo e influyeron en el pensamiento liberalista de bolívar
¿Cómo bolívar se familiarizó con el pensamiento ilustrador
1.Bolívar formaba parte de la aristocracia criolla por lo tanto provenía de una familia acaudalada y tenía acceso a una educación de punta que incluida los ideales ilustradores
2.Este asistió a los hechos históricos más importante de su época como la coronación de Napoleón y la firma de la independencia americana lo cual le sirvió de inspiración
3.Siempre tuvo a su disposición información enciclopédica de su siglo e hizo amistad con ilustres filósofos y científicos de su época como Humboldt
4.Era apasionado e la lectura
5.Contó con excelentes profesores como Simón Rodríguez y Andrés Bello
Simón Bolívar nació con la Revolución Industrial, en la fase de desarrollo de la manufactura y la máquina a vapor en una Europa que culminaba el período de transición del feudalismo al capitalismo. Las relaciones serviles de producción habían sido ya reemplazadas por la burguesía emergente en los principales países de Europa Occidental. El mundo capitalista dejaba atrás los aledaños de los castillos y de sus economías autárticas, lanzándose con sus manufacturas a la conquista de los mercados internacionales, abonados por tres siglos de colonización asiática, africana y americana.
El proceso de acumulación originaria estuvo íntimamente ligado a la creación del mercado mundial. Mandel sostiene que la inauguración del mercado mundial de mercancías fue “la transformación más importante de la humanidad desde la revolución metalúrgica” (1). En rigor, una parte sustancial de la Revolución Industrial fue financiada por el aporte colonial –no voluntario, por supuesto- de los metales preciosos y la materias primas al fondo de acumulación originaria. La división internacional del capital–trabajo, acelerada por las colonizaciones de América, Asia y África, fue impuesta por las necesidades objetivas de la acumulación originaria, acrecentando el intercambio desigual sobre la base de valores desiguales.
Otro de los factores que incrementaron el proceso de acumulación originaria fue la expropiación del campesinado, la separación del productor de su producto y de sus medios de producción. La prolongación de la jornada de trabajo, es decir, la extracción de plusvalía absoluta, para emplear masivamente no sólo a hombres sino también a mujeres y niños, engrosó los fondos de la acumulación de capital.
La generalización de la maquinaria y de las relaciones de producción salariales significaron la implementación irreversible del modo de producción capitalista, caracterizado por la producción masiva de mercancías. En contraste con las opciones de Bairoch (2), que pone el acento en la revolución agrícola de 1700, y de otros autores que enfatizan el papel de las nuevas maquinarias, como factores de la Revolución Industrial, nos permitimos señalar que no se trata de la disputa y supremacía de una técnica sobre otra, ya sea agrícola o industrial, sino de apreciar de manera globalizante este proceso signado básicamente por el cambio de las relaciones de producción.
En su viaje de estudios por Europa, Bolívar fue testigo del proceso ascendente del capitalismo; junto a su maestro Simón Rodríguez presencio la agonía de las relaciones de servidumbre, que se resistían a desaparecer en el país donde hizo el juramento al pie del Monte Sacro. Esta percepción del fenómeno de extinción de las supervivencias feudales y su reemplazo por las relaciones de producción capitalistas, será decisiva para la praxis socioeconómica del futuro libertador.
También, observa las transformaciones de la agricultura y de la crianza de ganado. En el último viaje a Inglaterra, en 1810, pudo apreciar el desarrollo capitalista del agro, la modernización de las granjas y de las empresas mecanizadas que utilizaban un concentrado proletariado rural. Los cambios ocurridos en la industria y en el campo, especialmente la reforma agraria implementada por la Revolución Francesa, habían generado un vigoroso mercado interno, que contrastaba con la economía primaria exclusivamente exportadora de la colonia donde había nacido. La admiración de Bolívar por Inglaterra no sólo estaba determinada por su institucionalidad parlamentaria sino también por el avance industrial, que superaba de lejos a Francia. La ampliación del mercado interno, capaz de absorber la producción industrial en crecimiento, sólo fue posible mediante el reparto de tierras a los campesinos y el aumento del poder adquisitivo de la población.
La fuerza de trabajo se hizo mercancía y los medios de producción pasaron a ser capital. Con las nuevas máquinas, los empresarios textiles pudieron vender sus paños y telas a precios más bajos que los artesanos, así no sólo conquistando el mercado interno. Las exportaciones británicas de tejidos de algodón aumentaron de 45.000 libras esterlinas en 1751 a 19 millones en 1830.
La organización política de la sociedad estuvo al servicio de este tipo de producción, de la clase burguesa que lo implementaba y de la reproducción de la fuerza de trabajo asalariada. El Estado moderno que vio funcionar Bolívar en Europa garantizaba la política económica librecambista, estimulaba la iniciativa privada y la libre empresa. El Estado no intervenía en los negocios privados, pero aseguraba el funcionamiento del sistema y básicamente la protección de las empresas y de la propiedad privada de los medios de producción.
Simón Bolívar – lector de Locke, Montesquieu y otros, además de observador atento de la realidad europea – comprobó que los empresarios rechazaban la intervención del Estado en la economía, como había ocurrido bajo el régimen monárquico absolutista. “Los clásicos” de la moderna teoría económica, basados en una filosofía individualista, exigían la prescindencia del Estado en la esfera económica, ateniéndose fundamentalmente a las reglas de la libre concurrencia. La ganancia, la acumulación de capital, el éxito empresarial, el ahorro, el cálculo y la previsión se consagraron como valores del nuevo tipo de hombre, el hombre del mundo burgués (3).
Bolívar visualizó en Europa que la ciencia se hacia cada vez más aplicada. El sistema capitalista, necesitado de descubrimientos científicos en pos de un rápido despegue, propiciaba nuevas especialidades y ramas científicas, como la química para la industria textil, la física y la ingeniería mecánica en función de la industrialización. La ciencia aplicada, databa de muchos siglos, desde los griegos, pero logró un notable auge con la Revolución Industrial. De ese modo, el hombre comenzó a sentirse dominador de la naturaleza, concepción antropocéntrica que se remontaba a Descartes, quien en el Discurso del método había manifestado: “Podemos dominar los elementos de la naturaleza y convertirnos así en señores y poseedores de la naturaleza”. La noción de progreso, que ya se asomaba a principios del siglo XIX, estaba estrechamente vinculada con esta tendencia compulsiva al dominio de la naturaleza, sin advertir la crisis ecológica que incubaba. El avance de la astronomía, que reafirmaba en el hombre burgués la convicción del dominio sobre el universo, sentó las bases que faltaban para el cuestionamiento definitivo de la concepción teológica del mundo.
La conciliación entre la razón y la fe, intentada por Tomás de Aquino, ya no bastaba, y el mundo medieval que aún supervivía en la esfera ideológica se derrumbó estrepitosamente. Si un Descartes podía conciliar sus razonamientos con la teología, los científicos de mediados del siglo XVIII marcaron el punto de inflexión de la ruptura. Voltaire y los enciclopedistas dieron el basamento filosófico a la nueva concepción del mundo, adaptada a las necesidades de la nueva clase dominante.
Esta nueva Weltanschauung, que Bolívar supo apreciar a través de sus lecturas de D`Alembert, Rousseau, Condillac, Bentham y otros, comenzaba a ser integrada por los pioneros del despegue industrial, al relacionar la iniciativa privada capitalista con la filosofía individualista que preconizaban los ideólogos de la época. Razón, fe en un creador no ritualizado y la libertad de pensamiento y de credo fueron las divisas que levantó la burguesía para poder tener las manos libres en la construcción de su sociedad.
Si la naturaleza podía ser reducida a leyes, lo mismo podía ocurrir con la sociedad, consolidándose así las ciencias económicas y sociales. Bolívar vivió entonces en un mundo en que la fe absoluta en la Iglesia entraba en crisis y la ciencia se abría paso a pesar de la contracorriente escolástica. Surgieron así diferentes escuelas de pensamiento cuestionadoras, aunque no estrictamente ateas, de la Iglesia Católica, como las logias masónicas, a una de las cuales se adhirió Bolívar.
Los
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