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Facundo A 200 años De Su Historia


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2011  •  4.321 Palabras (18 Páginas)  •  472 Visitas

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Facundo y la actualidad. ¿Civilización o barbarie?

Domingo Faustino Sarmiento es una figura representativa de una América hispana convulsa, agitada, llena de contradicciones. Fue un hombre que creó su obra a través de una vida saturada de accidentes y aventuras. Su vida fue una eterna lucha. Combatió el caudillismo por lo que esto representaba de fuerza arbitraria y barbarie y sin embargo, era en sí mismo un caudillo. Fue periodista, opositor militante de toda dictadura, escritor, educador, diplomático, político, en fin, estuvo dotado de una tremenda pasión transformadora. Se creyó llamado a cambiar la historia de su patria.

El presente ensayo es un análisis profundo acerca de su obra FACUNDO, CIVILIZACION Y BARBARIE” en la que nos planteamos si después de un siglo y medio su proyecto de desarrollo orientado al crecimiento del país es llevado a cabo.

La actualidad trae consigo una serie de factores que hace notorias las falencias y obstáculos para la concreción de aquel sueño tan anhelado por Sarmiento.

Aquí se reflexiona respecto a la estrategia narrativa en la obra Facundo: Barbarie o civilización de Sarmiento. Su hipótesis se refiere a un texto que juega en los límites entre la novela y el ensayo, cuyo propósito es definir el cambio social desde su denuncia respecto a la violencia política en su época, reconociendo las cualidades estéticas que permiten acceder con mayor facilidad a su propuesta sociológica. Facundo representa un modelo de racionalidad y textualidad en las ciencias sociales latinoamericanas.

La referencia a Sarmiento es recurrente en debates académicos, públicos y mediáticos. Criticas radicales, biografías laudatorias y registros intermedios forman parte un amplio arco de posiciones sobre sus principales gestas y errores.

De un lado del espectro, abundan miradas laudatorias. Cuando el himno a Sarmiento fue declarado obligatorio en los actos escolares de las escuelas de la ciudad de Buenos Aires, la decisión se fundó en el valor de seguir el recorrido de ese sueño del guardapolvo blanco y reconocer el empuje y entusiasmo de los viejos defensores de la educación popular. Los nuevos constructores, reformadores actuales siempre invocan a Sarmiento, símbolo de oportunidad de igualdades. Sin embargo, la medida genero grandes controversias. Se alzaron voces contra el endiosamente de alguien cuya figura debe ser tema de discusión ya mismo, y aseguraron poder llenar libros con aspectos inaceptables de su figura. Estas voces exhortan a juzgar a sarmiento desde el punto de vista del ser humano y la ética, tribunal supremo indiscutido.

Las críticas desde su expresión vehemente y racista, hasta el afán de importar modelos foráneos a la realidad argentina y los contrastes entre su predica y práctica política. Las voces que lo ponderan en cambio, canonizan a sarmiento “como el padre de la educación argentina”.

La reflexión sobre las ideas educativas de sarmiento, como ocurre con tantos clásicos de otras disciplinas, es siempre incitante y reveladora, pero los textos suelen ser más citados que leídos. Con el transcurso del tiempo se interpone un cúmulo de lugares comunes – cristalizados en formulas – muchas veces agigantados al apartarse de la fuente.

Personajes históricos suelen ser usados para la divulgación de opiniones, valores y propuestas, que pueden estar de acuerdo o no con los resultados de la investigación histórica.

Atendiendo primero a la crítica, los contemporáneos describían a sarmiento como “paladín, lleno de verbo desmedidos”). La contracara fue su extraordinario poder de expresión plasmado en cartas confidenciales, libros, folletos de propaganda y polémicas. J.P.Ramos reconocía que (un hombre así necesitaba la educación en América….)

Sarmiento se expreso brutalmente contra indígenas y gauchos, españoles, el clero y héroes de la revolución. La crítica actual se concentra en su racismo, al mismo tiempo, es clave para evitar el anacronismo para comprender que ideas que devinieron en símbolos de la política reaccionaria, abarracando intelectuales y políticos de distinta persuasiones. Ideas de la superioridad intrínseca de ciertos grupos raciales sobre otros, o la regulación social a partir de leyes científicas, fueron consideradas progresistas y aceptadas por liberales y socialistas, tanto en argentina como en los países que estas emergían.

Por otro lado, es necesario destacar la actuación de Sarmiento en el ámbito educativo, lejos de causar discriminación, se caracterizo por un despliegue fenomenal de medidas inclusivas; por ello afirman que la figura del educador consista a un acuerdo básico: su lucha por la educación masiva, jamas propuso escuelas diferenciales para mujeres y varones, negros y blancos, ricos y pobres. Su lucha fue por la creación y expansión de la escuela común.

Sarmiento fue definido como el primer comparativista argentino; compartió el anhelo que inspiro la mayoría de los estudios comparados y las transferencias de saberes del siglo diecinueve: mejorar el sistema educativo.

Facundo ( 1845) es la obra que Sarmiento escribe en medio del exilio, expulsado por el régimen rosista, que lo había censurado como periodista e intelectual, habiéndolo incluso hecho pasar por las manos poco cariñosas de los mazorqueros.

Sarmiento, con una intencionalidad política manifiesta y bajo el apuro de denunciar al régimen rosista y difundir sus ideas, escribe el Facundo, en un contexto en el que "la barbarie" se había apoderado de las ciudades, principalmente de la que a él más le preocupaba: la próspera Buenos Aires. Los caudillos, erigidos sobre una base social de apoyo conformada por el gaucho, habían ganado la guerra civil desatada contra los unitarios, quienes se vieron obligados a exiliarse, junto con otras tantas "mentes brillantes" a las que el régimen rosista agredía sistemáticamente con su política "bárbara". Sarmiento, que había visto con sus propios ojos la prosperidad floreciente de un proyecto político al que Rivadavia estimulaba con sus impulsos modernizantes, contemplaba impotente desde el exilio cómo todo se derrumbaba bajo el régimen de los caudillos, que se unían bajo el mando absoluto de la figura de Rosas.

Rosas y los caudillos, según nos cuenta Sarmiento, estaban sumiendo a la Argentina en la barbarie, imponiendo un régimen dictatorial que suprimía las libertades y los derechos esenciales del hombre libre. Su forma de ejercer la autoridad era semejante a la de los dictadores de Oriente o África, es decir, el mundo atrasado e incivilizado, donde el temor y la admiración que despierta el jefe político son los principales motivos que suscitan la obediencia, a diferencia de los "pueblos civilizados", donde lo

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