Fue bonito mientras duro

Fue bonito mientras duro

Todo empezó aquel día, donde me recuerdo cuando me miraste y me hiciste sentir que estaba en un sueño donde solo en ti podía confiar. Y de repente me di cuenta que poco a poco te fuiste convirtiendo en mi amigo, en mi mejor apoyo ya que solo tú podías entenderme y ayudarme a superar cualquier problema que yo tenía.

Al cabo de unos meses, empezamos una bonita historia de amor donde solo él y yo existíamos. Al principio todo era muy romántico, lleno de promesas y ilusiones que pensábamos cumplir, pero llego el día menos esperado, donde él en quien más confiaba me falló, si lo admito, cometí muchos errores en mi vida pero los pude superar y en esta situación me sentí como una estúpida, no sabía que hacer pero al final de este cuento y esos sueños que construyó pude volver a mi realidad, donde él ya no existía en mi vida y solo había quedado una gran soledad y aquellos recuerdos que cada noche invadían mi mente.

Pasó el tiempo y aun así no podía arrancar de mi corazón todo el amor que sentí por él, llegó la tarde y salí un rato a despejar mi mente de tanta amargura y decepción que había tenido en el amor, pero por casualidades de la vida tuve que reencontrarme con él. Al verle me llegaron esos malos recuerdos que viví a su lado pero que a pesar de todo se los perdonaba, en ese instante me sentí rara y llena de sentimientos encontrados tanto como amor y odio, sin embargo, a pesar de como sentía le salude sin ningún rencor y seguí mi camino.

Al día siguiente, recibí un mensaje de él, donde decía que todo este tiempo que había pasado había recordado esos momentos en que él y yo éramos felices y que no sabía como hacerle entender a su corazón que había perdido a una gran persona que tenía en sus brazos por un estúpido error del cual se arrepentiría todo su vida, al leer este mensaje decidí que lo mejor era no contestarle y seguir mi vida tranquila y sin sufrimientos ya que en ese instante recordé aquellas palabras que siempre me decía mi madre: “Que aquel que comete un error, lo seguirá haciendo siempre”, por eso tome este mensaje como algo absurdo ya que si realmente hubiese sentido cosas por mí no hubiese dejado pasar tanto tiempo para enviarme lo que según él sentía.

Pasó un año y nunca más volví a saber nada de él, entonces me puse a pensar sentada bajo un árbol, ¿qué hubiese pasado si le hubiese perdonado?, ¿hubiera sido lo mismo? ¿O realmente todo hubiera cambiado? Pero claro esa duda siempre quedará como algo incognito sin respuesta.

Finalmente, toda esta historia no pretende hacer un manifiesto contra la soledad y el dolor, pero tampoco pretende defender la vida solitaria, por lo tanto si es una apología necesaria para el desarrollo de la persona y sus facultades saber que estar solo no es fácil, es un arte, y como todo arte, pide tiempo, paciencia y autodominio

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