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Fundamentos Del Diseño Grafico

abrilpaloma19074 de Agosto de 2014

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INTRODUCCIÓN

En nuestras escuelas se presenta en general muy escasa atención a los problemas artísticos. Falta en ellas ese suelo creador del que brota todo conocimiento y se nutre cada particular talento. Las actividades a las que el niño concede gran importancia desde los primeros años de su vida, así como jugar, representar socas, crear formas, desmontar objetos, etc,.van perdiendo su importancia dentro de las escuelas. Si en las clases de la escuela primaria dedicadas a la escritura, la gimnasia y los deportes, el dibujo, el canto y la música, además de los trabajos manuales, todavía se puede apreciar una línea de enseñanza artística integral, en las etapas educativas posteriores este grupo de actividades va perdiendo su interés. La clase de lengua, justamente la que mas podría estimular los impulsos creadores, en la mayoría de los casos se queda en el nivel de lo <<estrictamente necesario>> o, en la enseñanza media, se concentra en los materiales de la tradición. Se estudia la historia de la literatura, pero el alumno no tiene ocasión de desarrollar lo suficiente su mundo propio y particular y la forma en que podría expresarlo. Aislada e irrelevante dentro del plan de estudios que debe seguir, la enseñanza del dibujo es la única que llega a satisfacer la necesidad de una formación que integre en un todo el pensamiento, la invención, la representación, la traducción y la abstracción. Y al incluir la actividad artística del orden de las asignaturas de las que deben examinarse, resulta además que el dibujo se considera una materia puramente accesoria.

Por lo mismo, en las universidades y escuelas superiores, con la excepción de las escuelas de arte, no hay un solo curso en el que se reconozca un valor formativo universal a los procesos creadores y recreadores. Quien posee dotes creadoras apenas puede desarrollarlas en un medio tan desfavorable. Dentro de un sistema que pone acentos en la adquisición, hoy habitual, de un saber medio y en la transmisión de conocimientos, será un individuo marginal.

¿Cómo hallar explicación a esta unilateralidad en la formación? ¿Está ante todo la propia escuela, que se cree obligada a enseñar materias más susceptibles de traspasarse, dosificarse y apilarse que aquellas actividades en las que pueden desplegarse la fantasía y las fuerzas creadoras? ¿O en los planes de estudios, acaso influidos por el apetito generalizado de acumular saberes que puedan adquirirse de modo rápido y fácil? Cualquiera que sea el origen de esta disposición unilateral a la mera transmisión de materias, nunca podrá servir de base a un a educación que merezca tal nombre. En los programas escolares así concebidos no hay modo de tratar las cuestiones relativas a la composición, la combinación y la variación. Ello impide el desarrollo de la personalidad creadora, con la consiguiente atrofia de sus capacidades más valiosas.

Se supone casi siempre que la formación artística es independiente y solamente obedece a propias leyes. Y es precisamente este error el que me ha movido a anteponer a los problemas de la formación artística algunas reflexiones sobre la educación en un sentido integral que quieren hacer hincapié en la mutua y estrecha dependencia entre las distintas finalidades de la educación. Como consecuencia de esta deficitaria formación artística en años de la escuela obligatoria, las escuelas de arte han de afrontar problemas casi insolubles.

Actualmente se destaca cada vez con más claridad sobre todo dos actitudes típicas del alumno que asiste a los cursos preparatorios de arte:

1. Una estimación fundamentalmente falsa del conjunto de tareas que hoy se le propone como persona dedicada a una actividad artística

2. Una utilización equivocada de sus energías a la hora de resolverlos problemas que se le plantean .Su deseo de obtener resultados cuanto antes le hace olvidar la importancia de buscar y experimentar.

Ambos defectos hacen necesario, a mi juicio, ante todo un reexamen de los fundamento de la formación artística, tanto la preliminar como la especializada. A la especulación sobre los valores de la imagen, que en pare es una consecuencia de la educación son base, hay que oponer a tiempo la preparación debida a los profesionales, especialmente de aquellos cuya actividad tiene importantes repercusiones de los dominios de la vida cotidiana. U a buena preparación, en la que primase el conocimiento de las leyes fundamentales del arte, la creación y la técnica, no sería posible si en la enseñanza se integran productos de la especulación, valoraciones, gustos, modas y otras influencias rápidamente cambiantes. Naturalmente, esto no quiere decir que deban suprimirse aquellas ocupaciones de las que solo resultan formas y formulaciones vagas e indefinibles. Al contrario: reconocibilidad y utilidad de considerarse desde el principio como parte sustancial de la ejercitación. Es aquí donde la actividad dirigida a la aplicación de sus primero pasos. Quien con medios sencillos es capaz de representar elementos que caen, se elevan, se oponen, irradian, etc., ha dado el primer paso en la vía de aplicación. No podemos concebir la actividad propia de las profesionales relacionadas con las artes aplicadas de otro modo que como la tarea de hacer visible comunicaciones, acontecimientos, ideas y valores de todo tipo. El recurso preparatorio sirve para proporcionar un terreno firme desde el cual poder abrir caminos transitables en deferentes direcciones. La profesión de diseñador grafico es una de estas ramificaciones-quizá hoy una de las más importantes. Pero no podemos cometer el error de permitir que el carácter del curso preparatorio quede demasiado marcado por una profesión que está constantemente sometida a los mayores virajes y transformaciones.

Si hace pocos años la actividad del diseñador grafico se limitaba a la creación de carteles, anuncios, envases, pictogramas, etc., hoy su campo de acción se ha ampliado de tal modo que practicante abarca todos los dominios de la representación y la creación de formas. Y este campo sigue ampliándose sin cesar por causas que aquí no pueden detallarse una por una. Quede apuntada solo una de las más importantes: a consecuencia de las industrialización y la automatización, en los últimos años cierto número de oficios que desempeñaban un papel importante en el dominio de arte industrial se vieron privaos se du función creadora o simplemente quedaran condenados a desaparecer. Hay signos que además de litógrafos, quimiografos y grabadores, además del pintor de letras, el ebanista, el cerrajero artístico, Otros representantes importantes del arte industrial tomaran el camino de la plena tecnificación, como, por ejemplo, el tipógrafo y el impresor. Las trasformaciones acontecidas en el seno de estas profesiones o su simple desaparición han dado lugar a una nueva situación. Las tareas creativas propias de las mencionadas profesiones son hoy, en su mayor parte, asuntos del diseñador, y las mecánicas se van dejando cada vez más a la máquina. Esta reestructuración general tiene por consecuencia el que el diseñador actual deba poseer conocimiento de fotografía, estética industrial, tipografía, dibujo, representación espacial, técnicas de reproducción, idiomas, etc.

Es lógico que, a la vista de tan grandes mutaciones, la enseñanza haya de desplazar sus acentos. La creación de vínculos estrechos entre fuerzas que hasta hora permanecían aisladas unas de otras, es un tema que trasciende el dominio del arte, y es preciso considerarlo como unas tareas propias de nuestra época. Desde este punto de vista, los programas de enseñanza resultan en su mayoría insuficientes e inapropiados para asimilar los nuevos impulsos. Por eso es urgente que la escuela deje de pensaren términos de resultados y establezca una nueva base que permita atender a procesos de mayor alcance en sus relaciones más sutiles y profundas. Líneas, superficie, color, materia, espacio y tiempo deben aparecer como partes integrantes de un todo. Cuando, por ejemplo, la visión pasa de la superficie bidimensional al espacio tridimensional, aparecen pares de muchas más posibilidades, y más ricas, de confrontación que las que anteriormente se ofrecían en el contexto de la superficie, con sus contrastes de punto/línea, delgado/grueso, circulo/línea, efectos suaves/efectos fuertes, etc. La adición de una dimensión más supone una extensión de los principios del diseño, no simplemente en el sentido de un incremento numérico de las disciplinas ya existentes, sino en el sentido del perfeccionamiento de un todo unitario que constantemente se amplia. Los valores particulares deben estudiarse desde lo que constantemente se amplia. Los valores particulares deben estudiarse des lo que es un común denominador. Es necesario que el plan de estudios se confección, y los profesores se elijan, de una manera que favorezca al máximo la interpretación de materias. En vez de un conjunto de disciplinas inconexas habría una unidad en la que los valores parciales particulares se integrarían, estimularos y enriquecerían mutua y constantemente. También habría que dedicar más atención a los dominios aparentemente remotos para hallar nuevas combinaciones y aunamientos de fuerzas.

El problema de la reforma de la formación básica y la información especializada en las profesiones artísticas exige renovada atención, sobre todo en razón del pujante desarrollo técnico e industrial. La tecnificación alcanza incluso a los instrumentos mediante las cuales hasta hoy acostumbrábamos a expresarnos. Ciertamente, el lápiz y el pincel siguen siendo las herramientas básicas, pero una industria que produce instrumentos

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