Generacion Del 44
dionelycastro28 de Agosto de 2013
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LA GENERACION DEL 44
LA GENERACIÓN DE 1944 Y LA LUCHA ANTIAUTORITARIA
En la década de 1940 un grupo de escritores, entre ellos Pedro Geoffroy Rivas
(1908-1979), Hugo Lindo (1917-1985), José María Méndez (1916), Matilde Elena
López (1922), Julio Fausto Fernández, Oswaldo Escobar Velado, Luis Gallegos Valdés,
Antonio Gamero y Ricardo Trigueros de León. Pedro Geoffroy Rivas produjeron una
obra lírica del genero vanguardista y, además, desarrollaron una importante labor de
rescate de las tradiciones indígenas y de la lengua popular. La poesía de Oswaldo
Escobar Velado tiene una preocupación existencial y un componente esencial de
denuncia de las injusticias sociales. José María Méndez y Hugo Lindo exploraron
nuevas fronteras de la narrativa.
Numerosos escritos de esta generación jugaron un papel muy activo en el movimiento
democrático que puso fin de la dictadura del general Hernández Martínez. Sin
embargo, algunos de ellos colaboraron activamente con el régimen del coronel Óscar Osorio.
Dentro de un proyecto de modernización del Estado, Osorio promovió una de las
políticas culturales más ambiciosas en la historia de El Salvador.Por ejemplo, a través
del Departamento Editorial del Ministerio de Cultura haora conocido como Dirección
de Publicaciones del Ministerio de Educación; bajo la dirección del escritor Ricardo
Trigueros de León se desarrolló una editorial de gran alcance, la cual formo, un paso
decisivo en sentar las bases del cañon de la literatura salvadoreña.
De la misma forma tuvo lugar un proceso que hiba a afectar el desarrollo de la
literatura; y la universalización de la industria de la cultura. En 1950 resultaba muy
claro que los medios por los cuales se daba a conocer estaban desplazando a las bellas
artes y a la cultura popular tradicional como generadores de referentes imaginarios de
la población. Ante esa situación la literatura fue quedando en el pasado una incómoda
marginalidad. Esta debilidad hizo del trabajo artístico un fácil rehén del régimen
militar, cada vez más deslegitimado por la corrupción y la ausencia de libertades
políticas.
Representantes de la generacion del 44 :
Hugo Lindo
Hugo Lindo Olivares fue un poeta, novelista, diplomático, político y abogado
salvadoreño nacio en el Puerto de La Unión (El Salvador), el 13 de octubre de 1917,
dentro de una familia de clase media trabajadora.
Estudio en la Universidad de El Salvador, donde obtuvo el título de Doctor en
Jurisprudencia y Ciencias Sociales. En 1947 hizo un viaje como diplomático a Corea.
Fue embajador de El Salvador ante la República de Chile (1952-1959) y ante la
República de Colombia (1959-1960). Fue Ministro de Educación en 1961 y volvió al
servicio diplomático como embajador de El Salvador en España (1969-1972). Participó
en la fundación de la Universidad "Dr. José Matías Delgado" y se desempeñó como
Decano de la Facultad de Bellas Artes de dicha Universidad (1979-1985). Murió en San
Salvador, el 9 de septiembre de 1985, a la edad de 68 años. En 2005, la VII Semana de
la Lectura de El Salvador estuvo dedicada a su memoria.
Publicó los poemarios: Poema eucarístico y otros (1943), Sinfonía sin límites (1953),
Trece instantes (1959), Navegante río (1963), Solo la voz (1968), Maneras de llover
(1969) así como las novelas ¡Justicia, Señor Gobernador! (1960, su obra más conocida),
Cada día tiene su afán (1965) y Yo soy (1983).
José María Méndez.
"Nace en Santa Ana en 1916, supo descubrir y explotar una rica veta de literatura
nacional: la contraposición a la vertiente costumbrista, de temática agraria, que había
venido rigiendo, de forma incuestionable, la evolución de la narrativa salvadoreña
desde mediados de la centuria pasada"
"En esta postura de Méndez se advierte cómo ante la industrialización creciente de la
ciudad se impone el lenguaje directo del nuevo cuento, castellano-salvadoreño en su
más viva esencia, incorporadota del habla nacional y la temática completamente
urbana".
GENERACION COMPROMETIDA:
LA LITERATURA COMPROMETIDA
No podemos hablar de “literatura comprometida” ya que la literatura es un fenómeno
social, cultural e histórico, por lo cual cualquier hipotético compromiso depende, en
última instancia, de las interpretaciones que haga el lector de cada texto. Por otra parte, en América Latina no existió un fenómeno artístico de importancia que adhiriese a los
preceptos del “realismo socialista”, aunque en ocasiones los dirigentes más influyentes de
la Revolución cubana se manifestaron a favor de este principio: “Dentro de la revolución
todo, fuera de ella, nada”.
Por lo general, los intelectuales resistieron o reaccionaron contra los preceptos stalinistas
del “realismo socialista” y adhirieron a corrientes estéticas y de pensamiento de Europa
occidental, especialmente de Francia y del existencialismo de posguerra. Incluso Ernesto
Guevara (que paralelamente criticó la burocratización del bloque socialista) tomará una
posición a favor de la libertad de la creación artística.
Sin embargo, al separar la ética de la estética, nuestra cultura alienó y privatizó el
referente trascendente a uno: la ética. Es decir, hizo de la estética el mundo de la forma y
lo superfluo, de la belleza descarnada, de lo prescindible, del lujo. El arte alienado se
vanaglorió de “la intrascendencia del arte” . El arte comprometido, por el contrario,
realizó la conmovedora experiencia de la re-unificación. El compromiso personal ha
creado lo que llamamos aquí una “estética de la ética”. Es en ese sentido que nos
referimos cuando hablamos de “arte comprometido”.
El descubrimiento del yo en los ensayistas del siglo XVI (hombres y mujeres sin título de
nobleza y por lo general conversos o bastardos) se acentúa en el romanticismo del siglo
XIX. Quizás haya una línea histórica que une a los románticos de ese siglo con los
existencialistas de la segunda posguerra y los rebeldes de los años sesenta que
protagonizan la primavera del 68. En los tres casos se trata de la rebelión del individuo, pero en los dos últimos es un individuo que se va descubriendo la sociedad. Al
redescubrir el yo, el humanismo descubre el otro. No es casualidad que la literatura del
siglo XX -y en particular la poesía- repita el mismo proceso en cada individuo: del
romántico alienado al revolucionario social, del yo al otro, de la conciencia individual,
solitaria y desolada, a la conciencia social, colectiva, siempre amenazada por la
propaganda; de la angustia metafísica del existencialismo a la alegría de la aventura
colectiva. En “Hablan los exquisitos”, Dalton expresa la conciencia de revolucionario
que aspira al hombre nuevo a través de una nueva sociedad, después del sacrificio del
revolucionario que ha alcanzado la conciencia pero no la liberación de la moral
anterior.
Para Sartre, la literatura es solo una excusa para el compromiso político; para Levinas,
por el contrario, el arte es la prueba de que no existe una verdad única.
La Generación Comprometida fue una generación literaria surgida en El Salvador
durante la década de 1950. La denominación de "comprometida" fue acuñada por el
poeta Italo López Vallecillos, influenciado por el pensamiento sartreano. Tuvo dos
etapas: la primera, con el núcleo fundacional compuesto por el propio López Vallecillos,
Irma Lanzas, Waldo Chávez Velasco, Álvaro Menen Desleal, Eugenio Martínez Orantes
y otros. La segunda, con el surgimiento en 1956 del Círculo Literario Universitario,
fundado en la Facultad de Derecho de la Universidad de El Salvador. El Círculo integró
a los poetas Roque Dalton, Roberto Armijo, José Roberto Cea, Manlio Argueta y Tirso
Canales. Armijo, Cea, Argueta, Canales y el poeta Alfonso Kijadurías dirigieron, durante
la década de los 60 hasta 1979 la revista cultural titulada La Pájara Pinta.
La Generación Comprometida influyó sobre las promociones literarias sigientes tanto
por su deseo de indagar profundamente en la realidad salvadoreña, como por su
búsqueda de renovación estética, que tuvo las más inigualables concreciones: desde la
ciencia ficción y el teatro del absurdo de Álvaro Menéndez Leal, pasando por la
renovación poética de Roque Dalton, hasta el indigenismo y tono popular de José
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