Genogramas, Ejemplo

ENSAYO SOBRE MI GENOGRAMA

Mi nombre es Magdalena, tengo 30 años y soy periodista. Vivo sola hace 3 años y hace ya un tiempo que estamos considerando con mi pololo la posibilidad de casarnos. Yo lo quiero mucho, pero hay algo que me asusta de este paso que quiero dar: no estoy muy segura de querer tener hijos y por más que lo he pensado, no sabía por qué. Sin embargo, al realizar mi genograma creo que encontré algunos elementos que me han ayudado a empezar a entender la razón de mi reticencia.

La relación que tengo con mi madre ha sido siempre muy cercana, pero al mismo tiempo muy conflictiva. Mi mamá es parvularia y siempre le han gustado mucho los niños, yo noto que le preocupa que sus alumnos estén bien cuidados y que lo pasen bien en el Jardín. Sin embargo en la casa pasaban cosas distintas: mientras con mis hermanos podía llevarse muy bien, conmigo y con mi hermana era tremendamente aprensiva y por lo mismo, nerviosa. Era frecuente que si algo le parecía peligroso, terminara retándonos o prohibiéndonos hacerlo. Si notaba que estábamos tristes no lograba consolarnos, sino que perdía la paciencia y nos ordenaba que cambiáramos la cara, aunque por dentro siguiéramos igual.

Al mirar mi genograma, me fijé en un importante “dato” de la vida de mi abuela, al que yo nunca le había prestado mucha importancia. Mi abuela materna fue huérfana y por lo que cuenta, le tocó una infancia muy dura. Decía que admiraba a sus hermanos (hombres) que tenían fuerza, eran mayores que ella y lograban salir adelante, pero que siendo la menor de las mujeres, se había sentido muchas veces sola e indefensa. Ahí tomé conciencia de algo que se repetía de mi propia historia, en la historia de mi madre y mi abuela. Mi abuela también tenía una relación difícil con sus hijas (mujeres) igual que mi mamá con nosotras. Me pregunté entonces: ¿por qué se repiten las relaciones conflictivas entre las mujeres de mi familia?

Lo que he podido pensar es que la experiencia de orfandad de mi abuela, en la que se sintió muy desamparada, tal vez le dejó una marca. Tal vez ella sintió mucha rabia de haber nacido mujer y por lo tanto (en esos tiempos), haber sido más débil que sus hermanos. Tal vez ella siente mucha angustia y al mismo tiempo rabia, cada vez que veía a sus hijas como más débiles y esto la llevaba a ser brusca con ellas, en vez de acogedora. Mal que mal, ella no tuvo la experiencia de ser acogida y tranquilizada. Lo más probable es que esto se lo haya transmitido a sus hijas, quienes a su vez, también lo repiten con sus propias hijas, es decir, mi mamá conmigo y con mi hermana.

Lo que sí estoy segura es que yo no quiero seguir repitiendo esta historia. ¿Cómo lo puedo hacer?

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