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Geografia


Enviado por   •  23 de Mayo de 2014  •  401 Palabras (2 Páginas)  •  497 Visitas

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Temblores, un castigo de la Providencia

Alejandro Rosas

En el siglo XIX en la Ciudad de México, los terremotos eran asociados con la justicia divina por los capitalinos, algunos, incluso, fueron bautizados con nombres de santos, como el terremoto de San Juan de Dios, el de la Encarnación o el de Santa Mónica.

En ese tiempo los capitalinos estaban inmersos en el temblor social que por esos años dividía a la Nación mexicana en la guerra de Reforma.

El 19 de junio de 1858, un fuerte temblor sacudido a la Ciudad de México. Esto era obra de la naturaleza, quien se presentaba ante la ciudad de los palacios, para recordarle a sus habitantes que ella no respetaban a la vieja Ciudad de México y así descargo su furia moviendo y cimbrando los palacios de esa ciudad y causando mucho temor entre los habitantes quienes creían que eso no era obra de la naturaleza si no que era un castigo de la divina providencia.

El día 5 de octubre de 1858 apareció en el horizonte de México un hermoso cometa, de una inigualable belleza. Se dice que fue el que anunció la muerte de Carlos V. pero Su belleza fue opacada por el temor de la gente. Quienes decían que Era el anuncio de una nueva catástrofe.

A pesar de que los temblores en esa época eran cotidianos en la ciudad los habitantes no se acostumbraban y era causa de una histeria colectiva entre la población, apenas cuando sentían el primer estremecimiento de un temblor todos corrían a resguardarse en las plazas o en los lugares abiertos ya que eran los lugares donde se sentían seguros.

El temblor del 7 de abril de 1845 fue el temblor que mas daño les causo y fue conocido como el de San Epifanio. Su duración fue de un poco más de 2 minutos y según los habitantes de esa época nunc a habían sentido uno con tanta fuerza.

Las autoridades para tranquilizar a la población pusieron un escrito de J. G. Cortina. En los diarios de mayor circulación titulado “Terremoto” en el que se le explicaba a la gente que los terremotos no eran tan graves ni peligrosos como la gente creía y que los edificios soportaría a cualquier terremoto que sacudiera esa zona

Era el México que atravesaba difícilmente la mitad del siglo XIX. Su capital sufría, no solo los embates de la política, sino los avatares de la naturaleza.

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