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Globalización


Enviado por   •  13 de Marzo de 2014  •  3.015 Palabras (13 Páginas)  •  185 Visitas

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La globalización

Dos teorías para un fenómeno

Nuestro mundo se globaliza cada día más, y cada día más se debate este proceso dentro del cual vivimos. Dado que no se trata de una transformación que nos deje afuera, es importante entender en qué consiste la globalización. Comprenderla nos permitirá afrontar mejor qué está pasando en nuestras sociedades contemporáneas. Tal vez creemos que la globalización no es asunto nuestro, ya que las tareas diarias e inmediatas nos ocupan tanto que no nos dejan tiempo para pensar sobre lo que sucede más allá de nuestra casa, nuestra ciudad o nuestro país. Sin embargo, otras personas tienen tiempo para esas reflexiones y toman decisiones que ciertamente nos afectan a todos.

Dos teorías principales se ocupan del fenómeno de la globalización. Una sostiene que la globalización no representa algo nuevo bajo el sol; la otra, que es el más trascendente fenómeno reciente en nuestras sociedades.

La primera teoría, perteneciente a la escuela histórica, sostiene que la globalización comenzó en los mismos orígenes de nuestra historia, cuando el hombre se preguntó qué había más allá del límite de su mirada. Al caminar por la tierra empezó a comprender que el lugar y la sociedad donde vivía eran solamente una parte de una totalidad mayor. Así quiso avanzar sobre aquellos territorios y seres que estaban fuera de su alcance inmediato.

Según la escuela histórica, la globalización constituye una parte natural de la sociedad humana. Sus primeros representantes fueron los griegos y su segunda ola importante sucedió con los viajes de descubrimiento que emprendió Cristóbal Colón, cuando Europa se expandió más allá de sus fronteras e inauguró los quinientos años de la aventura colonial.

Vale la pena mencionar, si hablamos sobre interés en el planeta, que la civilización europea siempre se ha interesado en el mundo en mayor medida que otras. Otras civilizaciones centraban su interés en ellas mismas, carecían de ambición por conocer lo que se hallaba fuera de sus fronteras. La civilización china, por ejemplo, consideraba que su mundo conocido constituía el centro de la Tierra y que nada existía más allá. En miles de años las civilizaciones africanas no construyeron un solo barco; nunca les interesó lo que sucedía fuera de sus fronteras. Solamente la civilización europea desarrolló este interés y estas ambiciones globales. Los viajes de Colón son una confirmación de este hecho.

La otra importante escuela de pensamiento sobre la globalización, que sostiene que se trata de un fenómeno nuevo en la historia humana, se basa en tres argumentaciones:

1) La globalización como fenómeno se comenzó a debatir recientemente cuando la Guerra Fría llegó a su fin. Esa división, que partió al mundo en Occidente y Oriente, se extendió durante la mitad del siglo XX, desde el final de la segunda Guerra Mundial hasta principios de la década de 1990; es en ese momento, cuando esa partición mundial desaparece, cuando la totalidad del globo pudo comenzar a pensarse. El mismo concepto tiene origen en ese periodo: la palabra globalización fue introducida a finales de la década de 1980 por el sociólogo británico Roland Robertson, el primero en utilizar el término en sentido moderno.

2) La revolución electrónica liquidó dos obstáculos que impedían el camino hacia este proceso de globalización: el espacio y el tiempo. Superados estos dos escollos, se abrió ante los hombres la posibilidad de comunicarse globalmente. Así fue como en el transcurso de los últimos cien años la familia humana fue pasando por instancias como la sociedad de masas hasta llegar a esta sociedad global o planetaria.

3) La victoria de las vertientes neoliberales dentro del sistema capitalista resultó fundamental para el proceso. El neoliberalismo tiene por fundamento la proyección de las leyes de mercado sobre todos los aspectos de nuestra vida, de lo cual se puede seguir que la libertad de comercio no implica otra cosa que el fin de todas las fronteras. Así es como el liberalismo contribuyó a que pudiera funcionar este sistema global.

Esas tres condiciones permiten que los defensores de esta teoría concluyan que la globalización es un fenómeno nuevo, con una antigüedad de unos diez años, del que nos encontramos en sus albores. Todavía ni siquiera entendemos muy bien en qué dirección nos lleva este cambio global ni podemos aún definir este periodo de transición en el que vivimos.

Un término manipulable

Más allá de estas caracterizaciones, personalmente creo que lo más importante alrededor de este fenómeno es distinguir las dos formas en que existe: como proceso y como ideología. Saber discriminar el modo en que se habla de globalización es muy importante, ya que se suele manipular mucho este término.

Ciertos procesos revisten un carácter global, como por ejemplo el desarrollo de nuevas tecnologías, las formas de comunicación social o el funcionamiento de la economía. En esos y otros aspectos vamos a seguir, indudablemente, en esta dirección. Sin embargo, el término globalización se emplea también como ideología, bajo el aspecto de una fórmula mágica para resolver en el futuro todos los problemas de los seres humanos que habitamos este planeta. Se dice que no habrá más sufrimiento por hambre, pobreza o desigualdad porque todos nuestros problemas se resolverán fácilmente a medida que se vaya fortaleciendo la globalización.

Hace unos meses discutí sobre esto con el politólogo norteamericano Francis Fukuyama. Me extrañó su manera de pensar: con toda seguridad y enfática certeza sostuvo que los problemas que afligen a este mundo se pueden resolver fácilmente con la globalización. Ésa es la manera en que la globalización se utiliza corno una ideología: construyéndola como nueva utopía positiva, que anula cualquier otra posibilidad de pensar en otro orden más humano para las sociedades de este mundo.

Sin embargo, la globalización es un fenómeno contradictorio, que muestra dos caras distintas: es un río de integración de toda la tecnología, del mundo financiero, de los medios de comunicación, pero simultáneamente es otro río en dirección opuesta, que lleva a la desintegración con conflictos étnicos, con ambiciones regionales, con tendencias particulares, en una gran corriente que vive y se desarrolla en contra de la misma globalización. Por el momento sabemos que algo está pasando y tenemos una nueva conciencia de lo global en temas como el agua y la contaminación; no obstante, las fuerzas que participan en este proceso no han hallado aún los límites de sus contornos; todavía son flotantes, indefinidas, imprecisas. Queda pendiente la lucha por utilizar

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