Guias De Conducta

GUIAS DE CONDUCTA

Desde niños escuchamos el dicho: “El que no transa no avanza”, y se da por sentado que es parte de nuestra cultura. El sentido de transa que, a su vez, proviene de transacción, en este caso es el de convenir, transigir y engañar: Inducir a otro a creer y tener por cierto lo que no es.

En general, los padres y la sociedad descargan en los profesores la responsabilidad de la formación integral de niños y jóvenes, que incluye valores, actitudes, destrezas, habilidades y conocimientos. En este artículo se presenta una guía de conducta en el aula para los estudiantes y otra para los docentes, para que el lector identifique cómo se comparte esta responsabilidad entre los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje y el entorno familiar y social. A pesar de que se refiere al entorno de las escuelas de negocios, los autores consideran que se puede aplicar en unidades o programas académicos diferentes.

En su libro Can Ethics be Taught? ¿Se puede enseñar la ética?, Thomas R. Piper (1999) y sus colaboradores destacan la posibilidad y conveniencia de que los profesores trabajen en la formación de los valores en sus alumnos, ya sea por medio de un curso obligatorio u optativo, o mediante la inclusión de temas específicos a lo largo del plan de estudios, o una mezcla de ambos.

Para efectos de certificar la calidad de la educación superior en las escuelas de negocios, la Association to Advance Collegiate Schools of Business (AASSB), organismo de cobertura mundial, recomienda que estas entidades académicas desarrollen “códigos institucionales de conducta” para precisar la importancia de que directivos, profesores y estudiantes se comporten adecuadamente, no sólo en las escuelas, sino en su vida personal. Además, es evidente la importancia de la formación ética en las aulas y un esquema de medición y evaluación del desempeño de discentes y docentes, que enseñe a ambos a aplicarlo en su vida académica, social y profesional.

William Saucer (2005) hace un recuento de la ética en los negocios y refiere la necesidad de establecer en las organizaciones una sólida cultura al respecto, a partir de la adopción de un código de ética, seguido de las acciones de capacitación correspondiente; contratación y promoción de personal; sanciones a comportamientos fuera de ese código; adopción de estrategias proactivas; realización de una auditoría social; protección a los denunciantes y empoderamiento a todos los empleados para proteger la integridad de la organización.

Guía de conducta para estudiantes y profesores:

Los autores consideran que las instituciones educativas de la Región deben promover una cultura similar a la descrita por Saucer para contribuir a la formación ética de sus estudiantes.

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