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JOSE MARIA ARGUEDAS


Enviado por   •  22 de Mayo de 2014  •  1.581 Palabras (7 Páginas)  •  422 Visitas

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Ensayo

Centenario del Natalicio de José María Arguedas y la Inclusión Social

Por Lourdes Valdivieso Zuñe

"...cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egoismo, puede vivir, feliz, todas las patrias."

José María Arguedas

La asunción a la presidencia de la República de Ollanta Humala coincide extrañamente con la conmemoración del centenario del natalicio de José María Arguedas. Su elección fue expresión de ese “Perú Profundo” del universo arguediano y de una cosmovisión indígena, que actualmente se rebela ante la miseria cotidiana de miles y miles de compatriotas que no tienen amparo alguno de un estado que sufre de alzheimer y soroche.

Las estadísticas de la miseria en el Perú revelan que la pobreza es equivalente al 32% de la población y la pobreza extrema es 13.7%, focalizada mayormente en el campo. El desempleo actualmente es del 9.7%. El sector informal ocupa gran parte de la economía peruana (alrededor del 60%), lo que significa que gran parte de las personas empleadas no cuentan con seguro social, vacaciones y otros beneficios ligados con un trabajo formal.

El friaje en las zonas alto andinas es la expresión del mínimo común denominador de la miseria, puesta a la orden del día. Centenares de peruanos mueren producto de la fría indiferencia de los que detentan el poder económico. El avance de los últimos años en materia económica no chorrea a los más pobres, lo que se evidencia los abismos sociales entre los más pobres y los más ricos.

La inclusión social no es una teoría exclusiva o excluyente recreada por este gobierno. Arguedas soñó con un Estado multicultural y plurilingüista, un país de todas las sangres. Sus obras teñidas de indigenismo supieron reflejar la realidad de un país dividido en dos culturas: la andina de origen quechua y aymara; y la urbana europeízada. En una conversación con Ariel Dorfman, Arguedas decía, ¿qué soy? “un hombre civilizado que no ha dejado de ser en la médula un indígena del Perú indígena, no indio”.

Arguedas supo imprimir en su literatura un marcado amor por la nuestra patria. Cada línea estuvo impregnada, por la intención manifiesta de Arguedas, der rescatar nuestras costumbres, danzas, tradiciones y usanzas prehispánicas y que sobreviven en nuestros días. “Arguedas sentó las bases de una verdadera cultura andina, nos reencontró con nuestras propias raíces; le dio altivez a las manifestaciones autóctonas, destacó la cultura popular, en suma, considero que Arguedas es una autentico héroe civil” (Carlos Zúñiga, 2002: 27).

El autor de Rasu Ñiti, como el Perú, suele ser producto de agudas contradicciones. Su acomodada niñez fue fruto de una convivencia pacífica entre la sabiduría del personal quechua hablante de servicio y una familia burguesa, con evidentes rezagos de un feudalismo abusivo y retrógrado. “Arguedas ha unido el pasado remoto a nuestra dramática actualidad. Ha sido la función del mito la interpretación de un mundo comprendido como triunfo de la creatividad humana, es decir como poesía y como historia” (Alejandro Romualdo, 1991, 213).

"Yo me crié casi sin hogar, huérfano, con una madrastra cruel y un padre vagabundo, por causa creo que principalmente de sus desavenencias con su mujer. Pero mi padre era muy católico; un caballero a la antigua, puro, con el sentido clásico de la pureza moral, muy especialmente sexual. Para mí la mujer constituyó siempre, y sigue siendo, un ser angelical, la forma más perfecta de la belleza terrena. Hacerla motivo del "apetito material" constituía un crimen nefando y aún sigo participando no solo de la creencia sino de la práctica"

"He padecido en estos dos últimos meses una aguda crisis de mi dolencia nerviosa que viene de antiguo. Tuve una niñez y una adolescencia bárbaras, oscilando entre la ternura infinita de gente que sufría (los sirvientes quechuas de mi madrastra) que me protegieron, la ternura de mi padre muy o algo controlada por su antiguo concepto de la autoridad paternal y la brutalidad de un hermanastro y una madrastra, especialmente de mi hermanastro que era un verdadero monstruo de egoísmo y maldad.(...) Pero en ninguna parte encontré durante la infancia la protección verdadera para recibir armoniosamente el despertar deslumbrante y terrible ante el mundo, y en mi adolescencia estuve solo".

«Después de los catorce años fui rescatado por la sociedad de los «blancos».

El Indigenismo de José María Arguedas no fue un hecho fortuito sino también producto de las enseñanzas de José Carlos Mariátegui, las que provocaron en él una gran preocupación que marcó un cambio de rumbo en la literatura: “Yo declaro con todo júbilo que sin Amauta no sería nada, que sin las doctrinas sociales difundidas, después de la primera guerra mundial tampoco habría

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