ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Juan Velazquez

etowa10 de Julio de 2014

3.156 Palabras (13 Páginas)353 Visitas

Página 1 de 13

Macroeconomia

Editorial

Visión Macro

Análisis

Economía

Política

Internacional

Cultura

Justicia y Leyes

Salud

Entrevista

Tecnología

Desarrollo Social

facebook twitter youtube rss email

Search

Juan Velásquez, abogado invicto

10 julio 2013

Autor: webmaster

Sección: Justicia

Juan Velásquez es un nombre que resuena en México y Latinoamérica. Es muy conocido dentro y fuera del país, porque es el primer penalista, “el hombre ley” y el “invicto de los tribunales”, dicho por sus pares. Todos los juicios llevados en 43 años de quehacer jurídico, los ganó. La entrevista concedida a Macroeconomía fue única, excepcional, ya que no gusta de los reflectores en los medios.

“Por una sola palabra se gana o se pierde un juicio. De todos los casos que pasaron en mis manos, contenían 90 por ciento de motivaciones políticas y sólo 10 por ciento de elementos jurídicos, por eso los gané”, dijo contundente y subrayó que “el Estado mexicano ha renunciado a ejercer la autoridad que las leyes le otorgan, por ello la impunidad abarca el 98 por ciento de los delitos cometidos y sólo el dos por ciento se castiga, generalmente por ser casos de flagrancia, a veces ni eso”.

El licenciado en Derecho, maestro y doctor, tiene un currículo académico de ochenta páginas. En sus defensas destacan las de políticos prominentes, entre ellos: tres ex presidentes de la República, Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari. Otros de sus defendidos fueron: Joaquín Capilla, famoso clavadista campeón olímpico; el músico Venus Rey; ministros de la SCJN, presidentes del Tribunal Superior de Justicia del D.F.; Senadores, diputados, gobernadores, empresarios, líderes sindicales y el artista plástico David Alfaro Siqueiros. Curiosamente no tuvo clientes de la farándula ni los espectáculos.

Aunque algunos estuvieron encarcelados o en arraigo algún tiempo, logró liberarlos cuando concluyó sus casos. Por ejemplo: el asunto del primer secretario de Estado preso, en 1975, Félix Barra García, de la Reforma Agraria; y el ingeniero Jorge Díaz Serrano, en el último de los cinco años de cautiverio, 1987, fue a defenderlo. Ambos salieron libres.

“Ciertamente tuve casos escandalosos como el “Pemexgate”, en 2000-2002, donde se declaró improcedente el juicio en contra de los líderes del sindicato petrolero, un senador, un diputado y otros (Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana Prieto) a los que se involucró por motivos políticos. Al ingeniero Raúl Salinas de Gortari, lo defendí en la peor persecución dada en todos los tiempos. El subprocurador Pablo Chapa Bezanilla persiguió a Raúl, a sus familiares, abogados y amistades; sobornó testigos, empleó brujas, compró osamentas, inventó pruebas y otras bajezas. Lo defendí ocho años consecutivos hasta alcanzar su libertad”. (Se le acusó del homicidio del diputado y líder priísta José Francisco Ruiz Massieu, así como otros ilícitos. 1995-2002).

Recuerda que fue abogado de Diana Laura Riojas, viuda del ex candidato priísta a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio (1994), y conserva un pensamiento escrito y firmado por ella, que dice: “Juan: El hombre que es dueño de sí mismo no conocerá otro jefe…” “En nombre de mi marido, mis hijos y el mío: ¡Gracias! Con un abrazo” y la rúbrica DLR. Asimismo, abogó por los intereses de las hijas de Ruiz Massieu, entre ellas, Claudia la actual Secretaria de Turismo.

Velásquez suma más de 40 años como profesor y catedrático en las Facultades de Derecho del ITAM, la Universidad Panamericana, la UNAM, el UNITEC y, además, conferenciante y asesor jurídico en las Universidades Autónomas de Coahuila, del Estado de México, de Hidalgo, de Guadalajara, Universidad de las Américas, Universidad Pontificia de México y en la Universidad de Estudios de Posgrado en Derecho, Consejo Federal de la Judicatura, Instituto Federal de Defensoría Pública, con reconocimientos honoríficos en todas ellas. “Un honor inigualable es ser asesor y conferenciante en el Colegio de Defensa Nacional y del Centro de Estudios Superiores Navales de la Armada de México. Sin contar los mil reconocimientos más”, dijo.

Cómo dónde surge el hombre ley, invicto en tribunales

-¿Cómo y dónde surge “el hombre ley e invicto de los tribunales”?

-En todos mis casos siempre actúo como defensor, nunca he sido acusador. Dichos casos tuvieron 90 por ciento de ingrediente político y sólo 10 por ciento de contenido jurídico, por eso los gané. ¿Cómo? Me dediqué a leer y releer expedientes hasta encontrar los elementos jurídicos, hacerlos valer ante los jueces y lograr que liberaran a mis defendidos.

-¿Cómo inicia la carrera de abogado sin tener vocación?

-Mi abuelo, el general de división e ingeniero Manuel M. Velásquez fue subsecretario de Guerra y Marina del presidente Porfirio Díaz, quien con su esposa, doña Carmen Romero Rubio, fueron padrinos de bautizo de mi padre, Víctor. Pasados los aciagos días del inicio de la Revolución y la decena trágica, ambos militares salieron del país e iniciaron una nueva vida en Nueva Orleans. El abuelo ejerció la ingeniería y mi padre estudió Derecho. Más tarde éste enviudó, regresa a la Ciudad de México y a los 55 años de edad contrajo segundas nupcias con una alemana y de ahí nací yo, en 1947. No uso el apellido materno por lo difícil de escribirlo y pronunciarlo en nuestro país.

-Desde niño, acompañaba a mi padre a los juzgados y bajo mi brazo llevaba un Código Penal y en una libreta apuntaba las observaciones que me dictaba en los juicios. Yo usaba traje, portafolio y anteojos. No me gustaba la abogacía, quería ser militar como mis ancestros, además de un tío y un primo. Mi adolescencia la pasé internado en la Universidad Militar Latinoamericana, camino al Desierto de los Leones. El legado de mi padre fue determinante: defendió 88 jurados populares de pena de muerte. Todos los ganó. Llamó mi atención el duelo de oratoria entre fiscales y defensores. Mi papá nunca dio dinero ni aprovechó sus relaciones o influencias para ganar sus casos. Hay personas que son famosas o millonarias y no pueden usar sus influencias para que se aplique la ley. A partir de 1970, cuando me titulé de abogado, vivo con su ejemplo y no me dejo ganar un juicio.

-A final de cuentas creo en la justicia, la virtud de la justicia y lucho por la justicia. Cada caso para mí no es un asunto más por dinero, no me interesa éste, sólo considero que es mi asunto y que es un deber cumplirlo con la ley, la razón y honradez en mano.

-¿Qué les aconseja a sus discípulos en universidades, colegios y tecnológicos superiores? ¿Qué les dice de la justicia y la corrupción?

-Les afirmo de tener confianza en la administración de la justicia. Nunca un juzgador me ha pedido dinero para decidir un juicio. Un fallo se puede remontar sin importar que un juez sea eficiente, ineficiente o corrupto. Los jóvenes estudiantes, pasantes o recién titulados no deben involucrarse en deslealtades o corruptelas; por el contrario desde un principio deben tomar en cuenta la moral, la honradez, el derecho, la razón y el conocimiento de su materia. La corrupción los hace menos abogados cada día que la practiquen o entren en el juego ilícito. Hay que inculcar principios, valores y virtudes. Lean y relean mucho, libros, leyes, reglamentos y expedientes. Si no cómo enfrentarían un asunto. Sin herramientas legales caerán en la medianía. Hay que conocer un asunto hasta la última palabra, pues por una palabra se gana o se pierde un juicio.

-Cuando el Consejo de la Judicatura Federal me designó integrante de la junta directiva del Instituto Federal de Defensoría Pública me calificó como “arquetipo de defensor”. Soy abogado penalista y he defendido casos controvertidos. No he escrito ni escribiré mis memorias, porque no pretendo trascender por el nombre o fama de mis defendidos. Así me convertí en el primer penalista de México y en invicto en los tribunales.

-¿Cuáles fueron los casos más controvertidos o importantes y cómo los escogió?

-Los acepto cuando tengo empatía con mi defendido. Me pongo en sus zapatos y entiendo lo que pasó. Nunca he encarcelado a alguien, siempre he defendido y por complejo que sea el asunto me comprometo a ganarlo por convicción. Todo ciudadano tiene derecho a ser defendido. Ser político repudiado o no, eso no me interesa, a mí me llaman y los defiendo. Nunca he recibido amenazas ni atentados a mi persona. Mi actuación como abogado se basa en invocar la ley en los tribunales.

-Mis casos más difíciles o complejos fueron: el de Raúl Salinas, que me llevó ocho años, y el de Luis Echeverría, cinco años, ambos los gané. En ellos encontré 90 por ciento de motivos políticos y sólo 10 por ciento con apariencia de jurídicos. Otro caso parecido fue el de Carlos Salinas de Gortari a quien conocí a finales de su sexenio. Lo defendí de una acusación absurda del PRD, hecha con el fin de escandalizar, pero no prosperó por falta de elementos jurídicos. Sólo lo traté unas veces pero me considero su amigo.

-Del licenciado Luis Echeverría Álvarez, lo conozco hace treinta años y puedo decir que es mi amigo y lo aprecio mucho. Lo defendí en los dos procesos que enfrentó por “genocidio”, “Tlatelolco del ´68” y los “Halcones del 71”. Como Presidente de la República

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (20 Kb)
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com