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Juana I la Loca


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  1.206 Palabras (5 Páginas)  •  220 Visitas

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Juana I la Loca

Doña Juana nació el 6 de noviembre de 1479 en el viejo Alcázar de Toledo. Se le impuso el

nombre de Juana en recuerdo de su abuela Juana Enríquez, madre del rey católico don Fernando, a

la que llegó a parecerse tanto que, en broma, la reina Isabel la llamaba "suegra" y don Fernando

"madre".

No era hermosa, pero, según los retratos de Juan de Flandes, tenía un rostro ovalado muy fino,

ojos bonitos y un poco rasgados; el cabello fino y castaño, lo que la hacía muy atractiva. Se

conservan dos retratos hechos por el mismo pintor, uno en la colección del barón Thyssen-

Bornemisza, en que aparece vestida muy pacatamente, tal como correspondía al ambiente de la

corte española. El otro, actualmente en el Museo de Viena, la muestra ya provista de un generoso

escote, tal como correspondía al ambiente más liberal de la corte borgoñona. Este último fue

realizado, naturalmente, cuando doña Juana ya estaba en Flandes, después de su casamiento.

De que Juana estaba loca no hay duda, aunque algunos historiadores opinen lo contrario. Su

abuela Isabel, madre de Isabel la Católica y que reinó en Castilla desde 1447 hasta 1454, acabó sus

días en total locura. También por otros antepasados la enajenación mental pudo recurrir en Juana.

Desde pequeña dio muestras de tener un carácter muy extremado. Educada piadosamente, a

veces dormía en el suelo o se flagelaba siguiendo las historias de los santos que le contaban. Como

es lógico, sus padres y sus educadores procuraban frenar estas tendencias. Por otra parte aprendió

no sólo a leer y a escribir, sino que tuvo una educación esmerada, y a los quince años leía y hablaba

correctamente en francés y en latín: no en balde había tenido como maestra en esta última lengua a

la conocida Beatriz Galindo, llamada "la Latina", fundadora del convento que después dio su

nombre a un conocido barrio de Madrid.

A Felipe se le conoce con el sobrenombre de "el Hermoso", aunque parece seguro que este

apodo se lo pusieron posteriormente. Según nuestros cánones de belleza no nos parece tan hermoso

como decían, pero sin duda debía tener mucho "sex appeal", puesto que sólo al verse y pensando

que la boda tenía que celebrarse cuatro días después decidieron, de común acuerdo, llamar al

sacerdote Diego Villaescusa para que los casara aquella misma tarde y poder adelantar la noche de

bodas; lo que indica la prisa que debían de tener los jóvenes, especialmente él, que había sido

educado en un ambiente más liberal que el de la corte española y había tenido varias aventuras, si

no sentimentales, por lo menos sexuales; y por lo que sucedió después no parece que el matrimonio

le reprimiese sus impulsos, lo que provocó desde los primeros momentos escenas de celos, peleas y

recriminaciones.

Al parecer, doña Juana se sintió herida en su amor o, tal vez, para ser más precisos, en su

amor propio, que a veces estos dos sentimientos se confunden.

La vida en la corte flamenca era muy distinta a la española, hasta el punto de que la reina

Isabel, a la que habían llegado noticias de que Juana se confesaba con clérigos franceses tachados

en España de "frívolos, libertinos y bebedores empedernidos", envió a Flandes a un fraile de su

confianza para que la informase. A su regreso, fray Tomás de Matienzo, que tal era su nombre,

aseguró a la reina que la religiosidad de su hija no corría peligro, aunque el ambiente chocaba un

poco y aun un mucho con las costumbres hispanas.

Desde los primeros momentos ya dio muestra Juana de un notable desequilibrio sentimental.

Bien conocida es la anécdota acaecida con una de sus damas, muy bella, joven y rubia, a la que

Juana descubrió con un billete en su mano y, suponiéndolo —seguramente con fundamento—

escrito

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