LA DIVERSIDAD COMO UN PRESENTE CONTINUO

LA DIVERSIDAD COMO UN PRESENTE CONTINUO

“El pensamiento de la educación intercultural aspira a superar los prejuicios y considera la diversidad como un valor positivo que modula las relaciones entre las distintas culturas que acuden a la escuela”

(López Melero)

Al retomar el escenario de nuestra sociedad actual, es importante aludir a espacios en los cuales se han perdido el sentido de lo político y lo social, poniendo en escena lugares y tiempos distintos, basados en contextos altamente interculturales, desde diversas relaciones sociales y la necesidad de nuevas conceptualizaciones, ligadas a la noción de la realidad, a partir de nuevos espacios y tiempos, los cuales hacen de la diversidad una adquisición de múltiples manifestaciones.

Es así como se ha de identificar la creación de nuevas interacciones sociales, dadas a partir de contactos originados en las nuevas culturas y lenguas, y a su vez de prácticas y costumbres. Reconociendo así la fundamentación y el razonamiento de la diversidad, como una cuestión ineludible a partir de diferencias individuales, entendiendo esta desde perspectivas multiculturales e interculturales, basadas en principios éticos de carácter moral.

Es así como dicho concepto ha de suponer la adaptación del hombre desde distintos medios, para de dicha manera llegar a la creación de diversas situaciones para una diversidad total, reconociendo que “Las diferencias entre seres humanos se desvanecen ante el inmenso abismo que nos separa de los demás animales, incluidos nuestros parientes más cercanos, los primates” (Levontin, 1984). Siendo así como la diversidad humana se caracteriza por ser amplia y concreta, desde sus planteamientos a nivel social y cultural.

Sin embargo, al utilizar el término diversidad nos referirnos a una forma de enriquecimiento social, desde un pensamiento democrático, en el que nos encontramos inmersos en la actualidad. De dicha forma es como se debe reconocer las diversas variables dadas en el contexto social, como lo han de ser la raza, el género, la cultura, la edad, los que se convierten en un medio para la desigualdad.

Por ende al retomar las consideraciones anteriores, se ha de llegar a contemplar dicho termino desde la “educación en y para la diversidad”, desde el estimular, compartir y sobre todo el respetar. Reconociendo en los maestros la responsabilidad de desarrollar procesos de aprendizaje a través de materiales y estrategias, que permitan la creación de una diversidad homogénea, que conlleven a un mismo nivel de oportunidades, ya sea desde circunstancias y características personales. Entendiendo así como lo plantea Camps (1993): “la homogeneización hace posible el diálogo, porque supone el valor básico de la educación”.

Es lo anteriormente mencionado, un paso importante para la creación de un nuevo modelo de educación intercultural, desde diferencias individuales y colectivas , dentro del campo de acción escolar, identificando en cierto sentido las principales diferencias y desigualdades, que son propias de la sociedad escolar, para así reconocer que la diversidad debe aludir a las “circunstancias de ser distinto y diferente, pero también a la de ser desigual, lo que no sólo se manifiesta en una forma de ser variada, sino de poder ser, de tener posibilidades de ser y de participar en los bienes sociales, económicos y culturales ” (Gimeo,1996).

Identificando que la complejidad, la heterogeneidad y la diversidad pertenecen, por tanto, al discurso humanista de la diferencia, la cual ha de ser genérica, cultural o de capacidades y su fin es hacer reales las posibilidades de desarrollo, valorando la propia diferencia “como única vía de acceso y creación de cultura, en igualdad de condiciones” (Pérez de Lara, 1996).

Es de esta menara como se ha de llegar a analizar dicho concepto desde el campo educativo a partir la falta de constatación de marcos y modelos enfocados hacia el desarrollo y la creación de una escuela inclusiva, la cual apunte a las necesidades básicas de sus estudiantes desde procesos de culturalización, los cuales involucren a todo tipo de personas con discapacidades cognitivas, las cuales lleguen un hacer parte de de dicha sociedad, enfocada hacia nuevas oportunidades y a vez posibilidades de desarrollo personal, llegando a conseguir aceptaciones de la diversidad cultural a partir de actitudes y convicciones, para no llegar a legitimizar la exclusión escolar.

Por ende es de suma importancia permitir nuevas implicaciones en la comunidad educativa, para así crear nuevas posibilidades de éxito en esta población. Lo que conlleva a la formación de objetivos fundamentales para la creación de espacios abiertos para la realización de distintos procesos de enseñanza, reconociendo sus habilidades personales y sociales para alcanzar el concepto de integración social y escolar. Desde la creación de una nueva pedagogía encaminada a convicciones culturales, sociales y pedagógicas, donde “la verdadera pedagogía de la diversidad deberá basarse en el clima del centro y por tanto en el reconocimiento y respeto de esta diversidad y no “perseguir” la jerarquización y selección de los sujetos, sino el desarrollo y la promoción de todos los alumnos dentro de la escuela” (Maruny & Muñoz ,1993). Es esta diversidad la que se observa en el campo educativo, y así descubrimos en la escuela variables como el sexo, edad, clase social, raza, dotación, etnia, religión, cultura, etc.

Por lo tanto se debe tener presente que el reto de la educación debe consistir en ofrecer ayudas pedagógicas, ajustando primeramente la intervención educativa de la individualidad, para que por medio de la diversidad se llegue a promover valores educativos, excluyendo el rechaza todo tipo de discriminación. De dicha forma es como se

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