LA ESTRELLA QUE QUERIA SER LUCERO

Este es el cuento de una estrella de mar que vivía en una zona rocosa de la costa en algún lugar del trópico. La estrella tenia poco tiempo de haberse establecido en ese lugar después de varias semanas de una vida errante que le llevo por los 7 mares de este planeta. En esos azarosos vagabundeos la estrella tuvo la oportunidad de platicar con muchos otros pequeños seres vivientes, que como ella, no sabían de donde venían ni adonde iban ni por que se encontraban flotando sin rumbo definido y se dio cuenta de que era ella la única que se preguntaba acerca de su origen. Cuando le preguntaba a varios de los seres que compartían su ir y venir por el mar siempre se encontraba con que nadie sabía quien era, ni quienes eran sus padres, ni hermanos. Es mas, a ninguno de los interrogados parecía importarle esa cuestión. Entonces se preguntaba a si misma: “¿quién soy?, ¿por qué estoy flotando en este mundo marino sin un rumbo fijo?, ¿Por qué a nadie le importa quién es y de dónde viene?”. Mientras viajaba estas dudas la atormentaban y en las noches de calma en las que el oleaje y las corrientes parecían haberla olvidado es cuando no podía evitar llorar por no saber quien era, en esos momentos sus lagrimas se mezclaban con el mar por lo que ninguno de sus compañeros de viaje lo notaba pues lloraba en silencio. Una de esas noches viajando por un mar tropical de cristalinas aguas se quedó mirando al cielo y notó que unas formas brillantes se destacaban de entre la oscuridad de la negra noche, eran unas formas hermosas y de largas extremidades. De ellas había unas grandes y otras pequeñas. Algunas de esas formas tenían (o parecían tener) cinco extremidades como ella. Nuestra pequeña estrella lloró como en tantas otras noches pero en esta ocasión lloraba de alegría, ¡al fin había encontrado su origen! Esas formas brillantes de cinco extremidades debían ser sus padres y hermanos, ¡si, así debía ser! Los había buscado en todo el océano, le había preguntado a todos los seres que encontró en su camino y nadie le había respondido y ahora los encontraba en este tibio mar tropical. Esto la llenó de esperanzas, pero muy pronto notó que su familia estaba demasiado lejos, les gritó, nadó de un lugar a otro tratando de llamar su atención pero no obtuvo respuesta. Demasiado cansada decidió establecerse en ese lugar y eligió un lugar en el fondo arenoso, un lugar no muy profundo junto a una gran roca que sobresalía del agua y que le permitiera seguir viendo a su familia. Unos momentos después se quedo dormida y al despertar en la brillante mañana vio con horror que su familia ya no estaba en el cielo. “¿Cómo es posible?”, dijo desesperada nuestra pequeña estrella, “¿acaso las corrientes me alejaron de ellos mientras dormía? o peor aun, ¿ellos se alejaron de mi?”. Nuevamente la estrella se vio sola y muy triste sin quererse mover de ese sitio. En esto, una señora anémona que vivía en la misma roca oyó sollozar a la pequeña estrella y muy conmovida le preguntó que le pasaba, la pequeña le contesto que lloraba porque había perdido a la familia que tanto quería y que anoche ahí estaban, en el cielo, brillantes y hermosas, la señora anémona al comprender a que se refería le dijo “no te preocupes, tu familia estará de regreso contigo al terminar el día, siempre es así ya lo verás”. Esto tranquilizó a la estrella y pasó las horas esperando con ansia el final del día. Efectivamente, al empezar a anochecer los luceros aparecieron brillantes en el cielo y la estrella se puso muy feliz y les habló, les contó lo que había visto en el día, lo que había hecho y que había estado jugando con otros amiguitos que viven cerca como las pequeñas ostras y los corales, que había conocido a una pequeña tortuga marina que por la mañana entró presurosa al mar tras salir de su huevo en la playa. Nuevamente se quedo dormida, pero esta vez con la certeza de que a la noche siguiente

...