LA POESÍA TAMBIÉN PUEDE SER DIRECTA: ERNEST HEMINGWAY

Pulido Garcia Nelly Belen

LA POESÍA TAMBIÉN PUEDE SER DIRECTA: ERNEST HEMINGWAY

Vida tortuosa y faceta como periodista

Es una obligación hablar de Ernest Hemingway. Él se convirtió en un icono del periodismo, pero también de la literatura universal. Decir esto puede ser fácil, pero sólo pocos han destacado de la manera como lo hizo él. Nacido en 1899 en Oak Park, Illinois, Hemingway era el segundo hijo de una familia de seis. Sus padres, Clarence Edmond Hemingway y Grace Hall Hemingway le habían enseñado tanto el gusto por la caza y la pesca, como por la música y las artes. El pequeño Ernest tocaba el violonchelo, era capitán del equipo de waterpolo y jugaba rugby. También se interesaba por el boxeo y por el estudio de las lenguas. Todas estas actividades las realizo en el Oak Park and River Forest High School, sitio donde estudio.

Cuando terminó sus estudios básicos en 1917, decidió no hacer caso a sus padres. No quería ni perfeccionar el violonchelo, ni ir a la universidad. Se mudó a Kansas y en octubre de 1917 comenzó a trabajar de reportero en el Kansas City Star. Eran tiempos difíciles los que vivió Hemingway a sus 18 años. La Primera Guerra Mundial comenzaba y él no se la quería perder. Era el ejemplo de un periodista con ímpetu que daba todo por obtener la noticia y no le importaba si su vida peligraba en el camino. Tal vez, lo que buscaba no era una nota, sino viajar y conocer otros lugares. Bien vale la vida este deseo. Debido a un defecto en el ojo, no fue reclutado por el Ejército de Estados Unidos como combatiente, así que se resignó a ser conductor de ambulancias.

En medio de la guerra, Hemingway conoció a quien fuera su eterno amor y con quien nunca pudo concretar nada. Al ser herido de gravedad por la artillería austriaca, cargo en hombros a un soldado italiano. Caminó 40 metros hasta que se desmayó. Este hecho lo marco como héroe y le valió el reconocimiento del gobierno italiano con la Medalla de Plata al Valor. Gracias a Agnes von Kurowsky, la enfermera que lo atendió tras el incidente, Hemingway no perdió la pierna. En el hospital, se enamoraron inmediatamente, a pesar de que ella era mayor que él. Le pidió matrimonio, pero nunca pudieron casarse debido a que él regreso a EUA. Se fue con la promesa de esperarla en ese país, aunque fue en vano, no la volvió a ver. Era un chico joven, ya vendrían otras cosas.

A su regreso en el Toronto Star siguió ejerciendo como periodista, así como redactor en el Cooperative Commonwealth. En 1920 se casó con Elizabeth Hadley Richardson, tuvo un hijo con ella, John Hadley Nicanor Hemingway. En 1922 la familia se trasladó a Francia, lugar donde alternó con las vanguardias de la época y conoció a Ezra Pound, Pablo Picasso, James Joyce y George Stein, entre otros escritores. Se familiarizo con la llamada “generación perdida”, encontró en ella todo lo que necesitaba saber para ser un gran escritor y pronto sus cuentos se hicieron más perfectos.

Años más tarde participó en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial, donde debía ir al mar de las Antillas con el fin de patrullar y capturar barcos de bandera nazi. Para 1944 viaja a Europa como corresponsal de guerra, participa en misiones aéreas de reconocimiento en Alemania y forma parte del desembarco en Normandía, siendo uno de los primeros corresponsales en entrar en París. Estas experiencias las incorporaría en sus relatos y novelas.

La vida de Hemingway se tambaleaba a cada momento, entre sus múltiples divorcios, sus misiones durante las guerras y las peleas con sus amigos, su visión del mundo había cambiado. Ahora era un lugar terrible, donde pasaban cosas inesperadas. La gente era cruel y no podía hacerse nada contra ello. Añoraba encontrar héroes, así que miro a su alrededor y se dio cuenta que ellos vivían dentro de la gente común y corriente. Los observo con mayor detenimiento, admiro su determinación y escribió sobre ellos. Su esperanza por el mundo volvía, ella se adentraba en pequeños detalles que la hacían simple, pero feliz. Esto se perfecciono con El Viejo y El Mar.

Estilo literario

Entre los primeros libros que escribió se encuentran Tres relatos y diez poemas (1923), En nuestro tiempo (1924) y Hombres sin mujeres (1927), que incluye el cuento "Los asesinos". Ya en este cuento es visible el estilo de narrar que lo haría famoso y maestro de varias generaciones. El relato se sustenta en diálogos cortos que van creando un suspense invisible, como si lo que sucediera estuviera oculto o velado por la realidad. Hemingway explicaba esta forma de escribir como un témpano de hielo que oculta la mayor parte de su materia bajo el agua, dejando visible sólo una pequeña parte a la luz del día. El lector solo encuentra una parte de la información y lo demás lo descubre por sí solo.

Otros cuentos parecidos son Un lugar limpio y bien iluminado, donde narraba la vida de un anciano solo y rico que había tratado de suicidarse; La breve vida feliz de Francis Macomber, Las nieves del Kilimanjaro, Colinas como elefantes blancos, Un gato bajo la lluvia, entre otros. En algunas de sus mejores historias hay un vago elemento simbólico sobre el que gira el relato, como una metáfora que se desarrolla en el plano de la realidad.

Ernest Hemingway era un viejo que tenía un gran don para escribir. Su estilo directo, con frases cortas y duras, trataba de eliminar todo lo que no fuera significativo, dando a la simpleza una nueva modalidad, pues las palabras no pretensiosas comunican mejor, sin por ello dejar de ser poéticas. Gran parte de sus obras fueron influidas por el periodismo, donde la economía de lenguaje se vuelve esencial en la labor. Una obra que está llena de palabras que nadie entiende y es alabada por eso mismo no tiene la misma relevancia que una obra aparentemente simple que, al ser explorada, poco a poco se vuelve compleja y mucho más determinante.

De esa manera podría definirse el estilo literario de Hemingway. La contundencia era su especialidad. Mucho consideraban esta cualidad como única. La información que proporcionaban sus escritos era lo suficientemente descriptiva como para imaginar a sus personajes y, sin embargo, Hemingway odiaba la descripción. Era ahí donde residía la pomposidad en la que se escudaban la mayoría de los escritores. Su originalidad se

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