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LAS HIERBAS MEDICINALES DEL AMAZONAS


Enviado por   •  3 de Febrero de 2015  •  1.606 Palabras (7 Páginas)  •  196 Visitas

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USO DE LA AYAHUASCA EN TAKIWASI (PERU)

USO DE LA AYAHUASKA EN TAKIWASI: UNA PLANTA DE CURACIÓN CONTRA LAS DROGODEPENENCIAS Junio 2, 2010

Takiwasi significa “la casa que canta” y es un centro de rehabilitación para drogodependientes ideado por el médico francés Jacques Mabit, en plena amazonía peruana. La terapia apunta a que el propio paciente descubra sus problemas y recurre a los poderes curativos de la liana de los sueños, administrada por médicos indígenas, junto a cánticos que conducen a una sanación integral.

Takiwasi está en Tarapoto, en la alta amazonia peruana, en el departamento de San Martín. A diferencia de otros centros para adictos, acá no hay muros, rejas, ni fármacos cada tantas horas. Tampoco se recurre a reemplazar la adicción por otras más sociales, como la religión, la televisión o el trabajo. Acá se apuesta a que el paciente recupere el sentido de su vida, su camino y vocación.

Jacques Mabit, fundador del centro, trabajó en un pequeño hospital rural en el Altiplano peruano en los 80. Llegó allí interesado en las medicinas tradicionales como recursos terapéuticos. Pero pronto se dio cuenta que la sabiduría ancestral era más compleja que un simple recetario de plantas; es una cosmovisión diferente que ponía en tela de juicio el paradigma occidental en el que se había formado. “Las prácticas ancestrales eran eficaces, baratas y adecuadas culturalmente. Lo universal de sus conceptos coincidían con los aspectos más avanzados de la reflexión científica, como la mecánica cuántica o la neurofisiología”- cuenta Mabit, para quien el problema es que el saber desarrollado sobre los indígenas hasta ahora es esencialmente antropológico: “Hay un impasse sobre la dimensión clínica y demuestran un sesgo académico fuerte que no permite la auto experimentación. Por ello decidí ponerme a la escuela de los especialistas indígenas y dejarme guiar como si me llevarán en una selva desconocida donde, aunque sin títulos, son los maestros en conocimiento. A través de las visiones que tuve con la Ayahuasca se reveló el camino que me condujo al proyecto del Centro Takiwasi”.

De vuelta en Francia, Mabit estudió naturoterapia en la Facultad de Bobigny y en 1986 volvió a Tarapoto.

Ayahuasca

La Ayahuasca, es un brebaje hecho de la cocción de diversas plantas, principalmente la ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y la chacruna (Psychotria viridis), a las que el médico agrega otras plantas. Se consume por vía oral, variando la dosis según la persona. El ritual se hace en la noche y luego de que todos hayan ingerido el brebaje, el curandero cantará icaros, que guían y controlan el viaje mental producido.

Su uso es milenario en la región amazónica de Ecuador, Perú, Colombia, Brasil y Bolivia. Conocida como ‘soga del alma’, ya que conecta al ser humano con otra dimensión, es usada para aprender, diagnosticar y tratar diversos males en sesiones colectivas. La planta enseña el camino, cuentan los nativos, ya que permite ver dentro de uno, ejerce un poder catárquico y convierte al paciente en protagonista de su propia terapia. La desintoxicación física producida por la liana genera sensibilización en la estructura psicológica, acompañada de una gran producción onírica. Los sueños orientan hacia la solución de los problemas.

El problema de la adicción

La adicción a algunas sustancias, muchas de ellas prohibidas, es uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo, aunque su inteligibilidad ha sido objeto de saber de psiquiatras y terapeutas, estos terminaron por generar terapias que atacan el consumo de una sustancia específica, satanizándolas y apostando por una vida posterior “libre de drogas”. Las décadas de hegemonía de estas terapias no han dejado más que un estruendoso fracaso.

Para Mabit, la adicción a una sustancia es “el resultado de un intento por acceder al mundo invisible para hallar respuestas a angustias existenciales. O sea, frente a las propuestas limitadas y frustrantes de las instancias familiares, pedagógicas, religiosas y políticas, el sujeto busca explorar otras dimensiones de la realidad más allá de la conciencia ordinaria, atreviéndose a un gesto trasgresor como intento de autoiniciación. Está búsqueda es legítima y necesaria para que la vida humana alcance su realización en una dimensión espiritual. Sin embargo, mal conducida, sin guía, control o preparación, en un contexto inadecuado, la exploración errática de la conciencia conduce a contactar instancias psíquicas muy poderosas que terminan por avasallar la conciencia ordinaria, fascinarla y alienar al sujeto”.

Gonzalo Brito, psicólogo que trabajó en Takiwasi y hoy trabaja en adicciones en el hospital de Santa Bárbara, señala que hay que comprender que “el deseo-necesidad de acceder a estados modificados de conciencia es algo normal, universal e inherente al ser humano, aunque la adicción es un camino equivocado. Esta es un proceso que involucra diversos niveles del ser, sean el cuerpo, la mente o las emociones, pero además está profundamente arraigado lo espiritual”.

Monroy, psicólogo que también se desempeñó en Takiwasi, añade que “un tratamiento debe tratar estas sensibilidades y sutilezas de lo humano, debe proveer de un contexto para que estas preguntas

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