LAS SIETE EDADES DEL LIDER
ANYI0125 de Octubre de 2012
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INTRODUCCION
Cada etapa del liderazgo trae nuevas crisis y desafíos. Los líderes pasan por muchas transiciones a lo largo de sus carreras. Cada una trae crisis y retos que son predecibles. Saber lo que se espera puede ayudar a superarlas y tal vez a emerger con más fuerza.
El liderazgo es hacer lo correcto, un líder es un hombre o mujer capaz de comprender la relación entre el principio y el fin. Capaz de entender que el carácter en un líder se forma con el tiempo.
"La vida de un líder también tiene siete edades y, de muchas maneras, son paralelas a las que Shakespeare describe en Como gustéis. Para parafrasear, estas etapas pueden ser descritas como:
1.-Infante, 2.-Escolar,
3.-Amante, 4.-Soldado,
5.-General, 6.-Estadista
7.-Sabio.
Una forma de aprender sobre liderazgo es mirar cada una de estas etapas de desarrollo, así como los temas y crisis que suelen conllevar.
No puedo ofrecer consejos sobre cómo evitar estas crisis, porque muchas son inevitables. Tampoco recomendaría necesariamente que las evite, ya que lidiar con los desafíos de cada etapa lo prepara para la siguiente. Pero saber lo que le espera puede ayudar al líder a sobrevivir y, con suerte, salir fortalecido y más seguro de sí mismo. "
Por Warren Bennis
Las siete edades del líder
Cada etapa del liderazgo trae nuevas crisis y desafíos. Son angustiantes, pero saber qué le espera puede ayudarle a abrirse paso. Las escuelas de negocios no lo prepa¬ran para estas crisis, que pueden ser muy angustiantes. Pero también ofrecen poderosas lecciones.
Shakespeare, que parece haber aprendido nuevas cosas cada vez que lo leo, hablaba de las siete edades del hombre. La vida de un líder también tiene siete edades y, de muchas maneras, son paralelas a las que Shakespeare describe en Como gustéis. Para parafra¬sear, estas etapas pueden ser descritas como infante, escolar, amante, soldado, general, estadista y sabio. Una forma de aprender sobre liderazgo es mirar cada una de estas etapas de desarrollo, así como los temas y crisis que suelen conllevar.
No puedo ofrecer consejos sobre cómo evitar estas crisis, porque muchas son inevitables. Tampoco reco¬mendaría necesariamente que las evite, ya que lidiar con los desafíos de cada etapa lo prepara para la si¬guiente. Pero saber lo que le espera puede ayudar al líder a sobrevivir y, con suerte, salir fortalecido y más seguro de sí mismo. Veamos primero al líder en sus albores, el infante de Shakespeare que “lloriquea… en los brazos de la nodriza”.
El ejecutivo infante
Este nivel nos dice que un joven que está a punto de convertirse en un líder tiene frente a él muchos desafíos y cosas que no conoce, por lo cual la mejor alternativa que puede tener es el de hacerse de un mentor, que por lo general no llegan a uno por si solos sino que uno mismo debe escogerlos y hacerlos nuestros mentores para que formen parte de nuestro equipo inicial y sean el incentivo para lograr las metas por lo que el mayor consejo que se puede dar en esta etapa es: Reclute un equipo que lo apoye. Se puede sentir solo en su primer trabajo en la cima pero no estará del todo desamparado. Para él o la joven a punto de convertirse en líder, el mundo que se presenta por delante es un lugar miste¬rioso, incluso atemorizante. Pocos recurren al llanto, pero muchos quisieran tener el equivalente corpora¬tivo de una nodriza, alguien que los ayude a resolver problemas y aliviar las transiciones dolorosas. En vez de ello, el líder neófito afortunado tiene un mentor, un concepto que tiene su origen en la mitología griega. Cuando Odiseo estaba a punto de ir a la guerra, la diosa Atenea creó a Mentor para cuidar al amado hijo del héroe, Telémaco. El hecho de que Mentor tuviera atri¬butos tanto masculinos como femeninos entrega una señal acerca de la riqueza y complejidad de la relación, sugiriendo un lazo más profundo que el de profesor y estudiante. Por desgracia, en el mundo real los dioses no intervienen y los mentores raramente se materiali¬zan por sí solos. Aunque la creencia popular es que los mentores buscan a los más jóvenes para incentivarlos y abogar por ellos, el hecho es que a menudo sucede lo contrario. Generalmente los mejores mentores se reclutan, y una característica de un futuro líder es la habilidad de identificar, cortejar y ganarse a los mento¬res que cambiarán su vida.
Puede parecer extraño buscar a un mentor aun antes de tener un trabajo, pero es un buen hábito para desa¬rrollar tempranamente. Yo fui reclutado como mentor hace varios años estando hospitalizado luego de un “episodio coronario”. Ahí tenía un enfermero espec¬tacular que parecía anticipar todas mis necesidades. Pasábamos horas juntos, hablando a menudo hasta avanzadas horas de la noche. Me contó de sus planes de ser doctor, aunque nadie en su familia del barrio South Central de Los Ángeles había ido a la universidad. Me conquistó con su carácter y empeño, así como por la magnífica atención que me prestó. Cuando estuvo listo para estudiar medicina, hice todo lo que pude para ayudarlo, desde contactarlo con los administradores apropiados hasta darle una excelente recomendación. Me reclutó con la misma habilidad de cualquier head¬hunter y me convirtió en uno de los primeros miembros del equipo que necesitaba para cambiar su vida.
¿El mensaje para el ejecutivo infante? Reclute un equipo que lo apoye. Se puede sentir solo en su primer trabajo en la cima, pero no estará del todo desamparado.
El escolar de rostro resplandeciente
La primera experiencia del liderazgo es un aprendizaje angustioso .Aunque no nos guste como líder nuevo estaremos bajo el ojo crítico de los demás que se fijaran en todos los detalles, desde nuestra ropa hasta nuestra vida personal, nuestro ingenio, etc. Según los sicólogos basamos nuestros juicios de los demás en capas muy delgadas de comportamiento, en los primeros 2 segundos sabremos si congeniamos con esta persona o no. De la misma forma sucede en el trabajo y las organizaciones los primeros actos que el líder realice son los que determinaran si nos ganamos a favor o la contra de las personas que nos rodean. Uno de los principales consejos que se dan en esta edad del líder es que se entre con un perfil bajo, para poder reunir información y crear relaciones sabiamente. Además una entrada silenciosa permite que el resto del mundo demuestre lo que sabe y que el líder estar abierto a recibir opiniones de los demás, lo que evitara ser visto como un dictador o autoritario, sino que será visto como un verdadero líder. Los seguidores podrán amarlo u odiarlo sin saber realmente quien es y de que es capaz. A menudo el líder es el reflejo de los anhelos de los demás sobre el poder y el liderazgo y hasta cierto punto son creados bajo los sueños y temores de quienes lo siguen. Por lo que el primer desafío del líder será, tratar de no tomar evaluaciones de sus seguidores de forma personal. Y el segundo desafío será aceptar que ciertos elementos de esta evaluación puedan ser ciertos aunque esto no lo deje en una posición muy halagadora.
La primera experiencia de liderazgo es un aprendizaje angustioso. Es como la paternidad: nada en la vida lo pre¬para a uno para ser responsable por el bienestar de otra persona. Peor aún, usted debe aprender cómo hacer el trabajo en público, bajo el inexorable escrutinio de cada una de sus palabras y actos, lo que es profundamente enervante para todos (excepto para ese grupo minori¬tario de personas que realmente buscan la atención del público). Le guste o no, como líder nuevo estará siempre sobre el escenario, y cada cosa que usted haga o diga es¬tará sujeta a comentario, crítica, interpretación. Su ropa, su pareja, sus modales en la mesa, su dicción, su ingenio, sus amigos, sus hijos, los modales de sus hijos en la mesa, todo será inspeccionado, disecado y juzgado.
Y lo mismo pasa con los líderes y las organizaciones. Sus primeros actos les harán ganarse el favor de las per¬sonas o las volverán en contra suya, a veces de manera permanente. Y esos actos iniciales pueden tener un efecto de largo plazo en la conducta del grupo. Por ello, lo mejor para un novato es, casi siempre, entrar con un perfil bajo. Esto le da tiempo para reunir información y desarrollar relaciones sabiamente. Le da la oportu¬nidad de aprender sobre la cultura de la organización y beneficiarse de la sabiduría de los que ya están allí. Una entrada silenciosa permite que el resto del grupo demuestre lo que sabe. Y le permite mostrar que usted está abierto a recibir las contribuciones de los otros. Demuestra que usted es un líder y no un dictador
Pero vale la pena destacar que sin importar cuáles sean sus primeras acciones, sólo podrá influenciar hasta cierto grado la impresión que las personas tienen de usted. En el minuto en que entre a su oficina, la gente que trabajará bajo su liderazgo ya se habrá formado una opinión sobre usted, aunque nunca antes lo hayan visto. Podrán amarlo, odiarlo, tenerle confianza o des-confianza, pero probablemente ya tendrán una opinión y esa posición puede tener muy poco que ver con quién es usted realmente. A menudo el líder se convierte en una pantalla en la que otros proyectan sus propias fan¬tasías sobre el poder y las relaciones. Hasta cierto grado, todos los líderes son creados a partir de las necesidades, deseos, temores y anhelos de aquellos que le siguen. Los hechos que anteceden su llegada también moldearán la imagen que tienen de usted. En una organización que ha pasado por una crisis, por ejemplo, por varias rondas de despidos, la
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