LIBRO CUENTOS RIMAS Y OTRAS MENTIRAS
ALBERTOPEREZNAVA20 de Febrero de 2013
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Cuentos, rimas y otras mentiras
Antología de textos personales
Alberto Pérez Nava
CUENTOS, RIMAS Y OTRAS MENTIRAS, Antología de textos personales
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Facultad de Administración.
Facultad de Contaduría.
D. R. Alberto Pérez Nava
Privada 13-A Sur 6919
San José Mayorazgo, Puebla, Pue.
C.P. 72450
alberto¬_perez_nava@yahoo.com.mx
alberto¬_perez_nava@hotmail.com
Primera edición en Puebla: noviembre 2006
Segunda edición en Puebla: diciembre 2011
ISBN: 012222-281639
Impreso en México
Todos los derechos reservados. Esta publicación puede ser reproducida, toda y en parte, registrada o transmitida por cualquier sistema de recuperación de información, en cualquier forma por cualquier medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro óptico, por fotocopia o cualquier otro, previo permiso escrito del autor.
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Índice
4.- Dedicatoria
5.- Presentación del libro.
6.- Prólogo de la primera edición.
Primera Parte: “De los Cuentos…”
8.- “Otro Lugar, Otro Tiempo”, Cuento Corto.
13.- ¡Si ya mero se muere solito!
16.- El color del miedo.
22.- Fábula del perro blanco.
28.- Los hijos de la Malinche
40.- ¿Hay algun problema con el difuntito?
45.- La broma, relato anecdótico.
49.- Ve los muertos al rostro, relato anecdótico.
Segunda Parte: “De las Rimas…”
53.- Rima de Niños, Aliteración.
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54.- Del Ser Soy.
55.- Madre Selva
56.- El Artista Lisiado, Hayku.
57.- La Mentira, Hayku.
58.- El Beso, Hayku.
59.- Si soñando escribo versos, Poema.
60.- Sortilegio de luna, Hayku.
Tercera Parte: “De las Mentiras…”
62.- Informe de actividades a la superioridad.
64.- Ficha curricular: Anti solemne.
66.- Excusa genérica: “No me gusta escribir”, escritura sin riesgo.
68.- Manual del usuario, Instructivo P2+K2.
75.- Agradecimientos generales.
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A mi esposa, por todos esos momentos en que no necesito nada….
Y que sin ella, nada soy.
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PRESENTACION
El hombre, ser complejo en el cual se conjugan lo mejor y lo no tanto de la creación, ha buscado y busca (las mas de las veces) trascender, dejar huella de su paso, por demás efímero, por esta bendita tierra, que añeja, y cada vez mas poblada, parecería quererse sacudir a los seres humanos de su faz, de una vez y para siempre.
¿Quién dejará de ser humano mas rápido, quien no piensa, o quien no siente? La respuesta no es simple, en tanto es una pregunta subjetiva y plagada de trampas filosóficas tales como: El “Pienso luego existo” de Descartes, o el “Yo solo se que no se nada” mediante el cual Sócrates expresa su admiración ante la vastedad incomprensible, inenarrable e indescriptible del conocimiento humano.
Si me dieran a elegir diría “Siento, luego existo”, pero: ¿Quien soy yo para opinar? No soy un gran filósofo, no soy un escritor de renombre, mucho menos un poeta respetable, y sin embargo… Existo, pienso siento, río, como, duermo, sueño… Y todo ese cúmulo de actos aislados que componen en su conjunto la maravilla de vivir, deben, forzosamente de dejar huella en alguna parte. Tal es el motivo de este pequeño libro “Cuentos rimas y otras mentiras”, dejar constancia de que en el microsegundo astral que me tocó vivir: Pensé, Sentí, Escribí… Luego, EXISTÍ.
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PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICION
A manera de muestra de la capacidad que tiene el autor para intervenir en distintos géneros literarios, se presenta: “Cuentos, rimas y otras mentiras” donde, sin ser una propuesta verdaderamente seria, nos permite advertir la sensibilidad que sus correrías han logrado desarrollar en el “psique”, generando este producto que sólo los lectores podrán evaluar tangencialmente.
Cierto es que este probo varón en su propuesta va de la liberación a la rispidez, pasando por lo mandil-pueril, donde se marca verdaderamente a gusto. Y eso es lo importante, que en su hacer es natural y no se complica, es diáfano y su obra puede definirse, hasta cierto punto, como una deliciosa pérdida de tiempo.
Por eso, en caso de que a pesar de todo usted desee degustar su contenido, haga “de tripas corazón” si es que por ello deja de hacer algo que consideraba importante, ya que al dejar de hacerlo por leer estas páginas, aquel pendiente dejará de tener importancia.
Arquitecto José Luis Galicia
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Primera Parte:
“De los cuentos…”
¿Cuántos cuentos cuentas?
(Sabiduría Popular, cualquier parecido
con la realidad es mera coincidencia)
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OTRO LUGAR, OTRO TIEMPO, CUENTO CORTO.
”Toda línea es una sucesión de puntos”, o al menos era lo que siempre les había dicho su maestro, “Las líneas paralelas nunca se tocan”, sentenciaba agitando su índice de manera grave y pausada.
En aquella mañana de invierno, (estación del año que en realidad nunca se va del pueblo y que solo parece olvidarse de él por breves lapsos), estaban caminando los cuatro sobre las vías del tren, muertas de abandono poco después del terremoto, y en ese instante, resucitadas con la única e importante misión de mitigar en algo el aburrimiento de los perdidos.
Los rieles, que alguna vez sostuvieron ¡Todo el peso de los trenes!, se contentaban ahora con servir de alambre mortal a un grupo de improvisados saltimbanquis, valientes equilibristas que retaban las Leyes de la Gravitación Universal Newtonianas (leyes que les enseñó el Maestro Honorio).
Empeñados estaban en esa difícil labor de ser niños, cuando uno de ellos: Arturo, reparó en un extraño fenómeno: en la distancia los dos rieles parecían fundirse en uno solo,
-“Que raro”, dijo su hermano Adán.
-¿No será por el temblor, que se hayan juntado?, no, dijo Arturo.
-¿Acaso no ves como se juntan con el arcoiris?.
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Ramón, molesto por haber tenido que bajarse del alambre a la mitad de su acto preguntó: ¿Y eso que tiene?
-¡No seas bruto!, (dijeron a trío, pues todo el mundo sabe que al final del arco iris se encuentra una olla con dinero), luego agregó Daniel:
-“Nadie ha encontrado la olla de oro porque cuando llegan al lugar donde estaba, ya dejó de llover y no se ve donde estuvo”.
-¡Ah! dijeron a coro admirando la claridad de esa precisión.
Pero ese día era diferente, el final multicolor parecía estar justo en el punto donde las vías se tocaban.
A la velocidad del sonido, los recientemente autonombrados cirqueros, elaboraron un completo y complicado plan que incluía entre otras cosas, lo que iban a hacer con la parte del botín que les correspondía, además de la propuesta de una transmutación instantánea, maravilla de la alquimia que trastocaría a los niños de acróbatas a piratas, y para lo cual necesitaban habilitar como bucanero: El arcaico carrito, que sobre los oxidados durmientes, dormía el sueño de los justos desde hace quien sabe cuantos diluvios y que acababan de ver hace dos transformaciones, unos kilómetros atrás. Mediante numerosos pujidos y resoplidos por parte de los muchachos lograron que el aparato interrumpiera su hibernación eterna, no sin que antes mostrara el
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armatoste su descontento mediante un lastimero rechinido.
¿Que le faltaba al barco? ¿Lo adivinaron? Una vela que los propulsara. Dios manda a sus hijos: “No robarás”, pero realmente la necesitaban, ¿Y que fin más loable pudiera darse a las cobijas que había puesto el mismo Todo Poderoso a secar en su camino? Además de que en virtud de la pertinaz llovizna sus legítimos propietarios no se había preocupado por bajar las benditas cobijas de su tendedero (herética y providencialmente, por cierto).
Para no hacer este cuento corto, mas largo, en menos que pudieron decir:
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