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La Adopcion Internacional

arantzazupalau4 de Febrero de 2013

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Historia de las migraciones

Adopciones internacionales ¿derecho del niño o derecho a tener un niño?

Introducción

La adopción, vista ya sea como un mecanismo o una institución, ha sido socialmente aceptada a lo largo de la historia. En este trabajo no vamos a cuestionar su aceptación pero si en analizar y profundizar en ver hasta cuando prevalecen los intereses de los niños en dichas adopciones internacionales. Se debe promover los derechos de los niños y no el derecho a un niño.

Antes el interés de la adopción esta en proporcionar una familia a un niño que carece de la misma pero actualmente la adopción está centrada en proporcionar a unos padres que no pueden tener hijos un niño sano. Las adopciones internacionales se dan desde países menos desarrollados a los que se hacen llamar primer mundo. Estos países desarrollados tienen todos una característica en común de baja natalidad, aquí se ve el interés por incorporar niños en adopción provenientes de países en vías de desarrollo y de alta natalidad, para satisfacer sus carencias.

Algunas personas están en contra de la adopción argumentando que las personas que quieren adoptar realmente no entienden lo que significa porque según ellos la adopción no es más que un nuevo paso para curar una esterilidad o cualquier otra carencia no asumida. Con esto se quiere decir que los adoptantes solo quieren al niño para sustituir el hijo propio que no han podido tener. También otros defienden que con la adopción mantienen que esta en vez de solventar los problemas del “Tercer Mundo” aún los agrava más porque la moda de la adopción internacional empeora el tráfico de niños y no se dan soluciones para los niños en su país sino que se los llevan.

De la mano de las tres autoras nos planteamos este dilema ético, dando importancia al papel del Estado como agente socializador y participador en las adopciones. Orientándonos en una perspectiva en la que lo importante es la niñez la infancia y cuestionando hasta qué punto son buenas las adopciones internacionales.

Autoras

Desde la perspectiva de un país en concreto Brasil, Claudia Fonseca nos introduce en el tema de a través de experiencias en dicho país. Recordando que Brasil ha sido uno de los países de América Latina con cifras más altas en adopción. “Durante la década de 1980, Brasil era el cuarto mayor exportador del mundo de los niños adoptados oficialmente”.

Para Fonseca cobra gran importancia el Estado, ya que es el precursor de que se lleven a cabo una serie de políticas en materia de adopción u otras. Pero nos destaca que la adopción internacional no sería posible sin la presencia de padres dispuestos a adoptar. “a las actitudes salvacionistas de los padres adoptivos en Europa y América del Norte, y de nuevo a la influencia de las organizaciones no gubernamentales internacionales en materia de política social brasileña”.

El papel de los padres de origen, los que dejan a sus hijos en adopción. “hoy en día la gran mayoría de los padres que pierden a sus hijos a la adopción no buscan activamente esta solución. Investigadores en Brasil han demostrado repetidamente que fuera del matrimonio e incluso los embarazos adolescentes no son generalmente un drama importante, y que, salvo la miseria total, es raro que un niño recién nacido no encontrar tutores que deseen dentro de los familiares de los padres extendida red”.

Llegando a este punto Claudia se plantea una serie de cuestiones. “¿Por qué entonces los países del Tercer Mundo tienen "tantos" niños disponibles para adopción, y aquellos en el hemisferio norte tienen tan pocos? Una explicación posible se plantea se más relevantes las cuestiones socioeconómicas. La pobreza es, sin duda, más en los llamados "países de origen". “La superioridad política, así como social y económico, de los padres adoptivos ha sido una constante a lo largo de la historia” estos países ricos buscan concretamente " niños blancos en perfecto estado de salud, desde el extranjero. A su juicio, están ejerciendo su derecho como parejas sin hijos para "completar la familia". Aquí, la imagen de la familia nuclear occidental está tan arraigada que casi no es necesario mencionar que, en su intento de "imitar a la naturaleza", estas parejas buscan a un niño exclusivamente a su cuenta, sin condiciones”.

En resumen para Fonseca la adopción internacional es “un conflicto aparentemente directo entre las familias afectadas por la pobreza y las autoridades estatales, que los privan de los derechos de los padres es en realidad una cuestión muy política la participación de numerosas en el extranjero, así como las influencias nacionales”. Todo ello hace que este tema cree un verdadero conflicto en el que se plantea que interés es superior, si el de los niños o el de las familias infértiles junto a los Estados que priman en sus propios beneficios.

De la mano de la siguiente autora Barbara Yngvesson tocamos un término el que ella denomina, lógica mercantilista (Commodity Thinking). Argumentando que el niño es visto como un regalo, un niño vendido como vemos a continuación:

“Las leyes de la mayoría de naciones adoptantes, ya sean las que normalmente “dan” niños o las que “reciben”, exigen o indican una preferencia por las llamadas adopciones “fuertes”. En ellas, la decisión de una mujer de renunciar a su hijo es irrevocable y la adopción que le sigue crea una exclusiva y permanente relación de parentesco adoptivo que no se puede “deshacer”. “En la lógica mercantilista, la separación de este área de pertenencia no puede dejar de producir un sujeto alienado (dividido) que siempre será enviado “de regreso” al lugar donde realmente pertenece.

La idea de otorgamiento gratuito del niño/a, que es una característica tan importante de la ley de adopción, es desarrollada como una respuesta al peligro que se percibe al producir un objeto alienado. La donación de bebés (baby-giving) podría ser interpretada como un “admirable altruismo”, porque “no nos preocupa el abandono de los niños/as a menos que vaya acompañado de –entendido en términos de, estructurado por– la retórica del mercado”.

Sigue incidiendo en esta idea de que el niño es vendido. Se ponen unos precios y este es un tema arduo de tratar. Ella lo titula los niños precio y sin-precio. “A medida que el número de niños/as que circulaban en adopción hacia el mundo “superdesarrollado” fue aumentando de forma constante durante los 1970s y un creciente movimiento internacional para proteger los derechos de los niños y niñas tomaba forma, diversos funcionarios/as de las naciones donantes empezaron a dar voz a la preocupación referente a la potencial explotación de menores enviados al extranjero en adopción.

“La idea de que la adopción legal es un” mercado” es un anatema para muchas familias adoptivas, agencias de adopción y funcionarios/as de países emisores y receptores. Sin embargo, es aceptada como sentido común (a menudo sensacional e inquietante) por el público y por muchas personas adoptadas, algunas de las cuales hablan irónicamente de su condición de “Fabricado en ... Colombia. En la primera página de un artículo publicado en tres partes que apareció en el New York Times en otoño de 1998 cuyo título era “El mercado pone etiquetas de precio a lo que no tiene precio” (Market Puts Price Tags on the Priceless), la adopción se presentaba como un bazar de bebés en el que el color, cultura y condición de un niño estaban a la venta, y en el que la raza determinaba las tasas.”

Seguimos con la idea antes mencionada ya por Claudia, la importancia del Estado en las adopciones. El estado configura la producción de la adaptabilidad.

“Sugiero que, pese a que estos derechos son una protección crucial dentro de una economía global que promueve la circulación de menores, focalizar la atención en ellos hace que se desvíe la atención del rol del Estado en producir el abandono físico de los niños/as. Reconfigurados como “huérfanos/as legales” que están “disponibles” para la adopción, los menores pasan a convertirse en un tipo de “recurso natural” particular para el Estado que los ha producido.

Este rol del Estado en este tipo de producción es más sutil y poderoso que en la producción de derechos de identidad. La adopción transnacional de menores no puede explicarse sin referencia a las políticas estatales de reproducción (a la violencia de las guerras, los secuestros y las desapariciones en las que el estado es un elemento clave (en Colombia, Chile, Argentina, Honduras y otras naciones de América Latina, por ejemplo), y los incentivos para “dar” estos niños/as en adopción que proporcionan los convenios y acuerdos entre estados cooperantes.

“Este doble papel del Estado –que produce, en primer lugar, un niño/a cuyo derecho al “armónico y pleno desarrollo de su personalidad” le otorga el derecho “a crecer en un entorno familiar, en un ambiente de felicidad, amor y entendimiento” y, en segundo, produce las condiciones para el abandono de los niños/as y determina los términos de su adoptabilidad por parte de otros Estados– ilumina una vez más la tensión entre el dar y el vender en la lógica mercantilista, así como la importancia de marcar la división entre estado y mercado en estas transacciones.”

La

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