La Caricatura Como Expresión Crítica

Desde hace unos años, la caricatura se ha convertido en la expresión moderna de la sátira y crítica social. Las comunidades y civilizaciones del mudo, desde siempre han tenido la necesidad de plasmar la realidad, sus ideales, opiniones, pensamientos y emociones; la necesidad de transmitir, expresar y comunicar la intensidad de lo que se vive, siente y percibe en el entorno. Pero para llevar a cabo esto y de algún modo saciar aquella necesidad, fue necesario el uso de instrumentos como el arte y más específicamente el uso de la caricatura, que sirvió como herramienta y recurso indispensable de la expresión y comunicación libre y propia; convirtiéndose desde ese momento en una parte de nosotros, de nuestra naturaleza humana.

La caricatura, como concepto es un tipo de arte que se fundamenta e la representación de un personaje, cuyos rasgos se exageran y resaltan de forma desproporcionada, con una intención humorística y muchas veces irónica; es la ciencia de la sátira gráfica y social que requiere dotes de observación y análisis, pues ese mismo retrato de las figuras ha de quedar distorsionado con una cierta intención, exagerando hasta la extravagancia ciertos rasgos definidores, en lo que pretende ser una síntesis reconocible que, muchas veces, llega al sarcasmo. Es por esto que esta ciencia primitiva y muy relevante, necesitó de una evolución, de u proceso para llegar a cumplir con la función que la caricatura desempeña hoy en día en la sociedad.

Lo grotesco, presente en la imagen dibujada desde la antigüedad, ofrece ejemplos singulares en el transcurso del tiempo: el arte egipcio, las ilustraciones cómicas chino-japonesas, las pinturas de el Bosco, los cuadros de Brueghel el Viejo, parte de la obra de Francisco de Goya y la pintura de George Grosz y Henri de Toulouse-Lautrec, componen una muestra ilimitada de cómo el artista puede expresar, mediante la exageración, el espíritu humano. Desde la antigüedad y lo primitivo, la caricatura consideraba que los rasgos faciales traducían la personalidad del individuo; este sería el fundamento que sentaría las bases de la caricatura. Pero aunque este fue su soporte y cimiento, es preciso señalar las raíces de la caricatura que se dan en el Renacimiento, en concreto a partir del siglo XVI, cuando artistas como Holbein, Brueghel el Viejo, el Bosco, los Carracci, Arcimboldo y, sobre todo, Bernini, ensayan formas de expresión artística muy próximas a lo caricaturesco. Pero es a finales de siglo XVIII, cuando puede hallarse una forma consolidada de la caricatura gráfica, motivada por el nuevo ideario político-filosófico, reflejo de una nueva conciencia librepensadora. El primitivo caricaturista ensaya con sus dibujos una forma novedosa de satirizar a los personajes, sean éstos de otra clase social o de distinta etnia o nacionalidad.

En este sentido, proliferan los estereotipos

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