La Comunicación Como Modelo De Cambio

Una imagen vale más que mil palabras – será que esta frase le enseñó a escribir a Juan José Hoyos o a Gabriel García Márquez, cuando sus palabras valen más que cualquier imagen.

La comunicación como modelo de cambio

En una urbe rubricada por múltiples violencias y dominada en muchos momentos de su historia reciente por mafiosos y paramilitares, la pretensión del fortalecimiento institucional, la gobernabilidad, el afianzamiento de la ciudadanía, se ha convertido en otro de los enormes retos para “la transformación de Medellín”, conjunto de estrategias, programas, proyectos, acciones, intenciones, deseos, sueños, compromisos de una nueva generación de personas que ven en la comunicación actual, una nueva opción, y también de compromisos de muchos de sus ciudadanos y ciudadanas, especialmente de presidentes de acciones comunales de la Comuna Dos – Santa Cruz.

Transformación de métodos y lenguajes, que dan la imposición de un modelo comunicativo, como un modelo de ciudad, la construcción pedagógica, colectiva, nuevas formas de decir y hacer, pensar y actuar, participar y gestionar, como lo hacen los medios alternativos comunitarios.

Se ha dicho, en los principios fundadores de lo que se hace como movimiento comunicativo en acción que “de la forma como se hace la comunicación así mismo se interactúa”. La manera de cómo se hace, es en las calles de la comuna, descubriendo su gente, construyendo identidad, conversando de lo que ocurre, escuchando a sus líderes y vecinos, proponiendo cambios sociales, reconociendo y conociendo los límites y los territorios, y por supuesto, escribiendo para el cambio social.

Es entonces la interacción donde gran parte de los seres vivos conectan sus conductas frente al medio, esto se puede entender como comunicación. También es concebida, por ser el sistema de transmisión de información y mensajes entre personas físicas o sociales, o alguna de ellas en una población, a través de medios de masa o personalizados. Todos los individuos establecen relaciones con los demás por medio de interacciones que ha de calificarse como procesos sociales. Así, como es fundamental la comunicación en toda relación social, así mismo es el mecanismo que regula y que, al final, hace posible la interacción entre congéneres. Y con ella, la existencia de las redes de relaciones sociales que conforman lo que denominamos sociedad. Equivale a decir que toda interacción se fundamenta en una relación de comunicación.

Esa interacción, aplicada a los espacios y formas de participación, lleva a la generación y fortalecimiento de espacios formales e informales, directos, focalizados y masivos, con población de todas las edades (precisamente en ese permanente diálogo de saberes): desde los semilleros infantiles de participación y los clubes juveniles, hasta los cabildos mayores con personas de la tercera edad, pasando por los comités locales de salud, los consejos municipales sectoriales y poblacionales (afrodescendientes, discapacitados, juventud, mujeres, desplazados, LGTBI, cultura, empleo, política social y económica, convivencia, seguridad, y más), con el fin de fomentar nuevas acciones, hace falta romper con las costumbres y con las fuerzas que mantienen el status quo que ha servido hasta el día de hoy para alcanzar el nivel actual de rendimiento, pero que limita la capacidad para innovar y para conseguir resultados nuevos y diferentes para el futuro.

Se pasa así, a la participación como deber y derecho para la obtención y construcción de derechos esenciales tan vulnerados en la ciudad, en especial en sectores como los trece barrios que conforman la Comuna Dos – Santa Cruz en la ciudad de Medellín, desde sus presidentes comunales a través de medios informativos como el periódico Comunidad al Día, la voz de las acciones comunales.

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