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La Escacez Del Agua

Khali5 de Diciembre de 2013

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INTRODUCCIÓN

En los comienzos de la vida, el agua ha sido definida imperfectamente, como un caldo que ayudó a mejorar la convivencia. El agua y la civilización son indisociables. Las primeras civilizaciones se gestaron en los valles de los grandes ríos: el Eufrates, el Nilo, el Indo y el Yangtsé. Lugares donde se pasó de una agricultura de subsistencia a una economía de abundancia.

El agua es una sustancia muy sencilla, pero posee un conjunto de propiedades que la hacen única lo que, unido a su abundancia, le otorgan una gran importancia en el ciclo biológico del planeta. Nuestro organismo requiere de agua para funcionar con normalidad. Este fluido participa activamente de todos los procesos internos generando movimiento y energía vital (18 días es el tiempo límite que se pude resistir sin beber agua). La cantidad de agua que tenemos no puede variar jamás

Hoy, salvo en raros casos, el agua como se encuentra en la naturaleza, no puede ser utilizada directamente para el consumo humano ni para usos industriales, dado que no es lo suficientemente pura biológicamente ni químicamente debido al hecho de que su curso transcurre por el suelo, por la superficie de la tierra e inclusive a través del aire, el agua se contamina y se carga de materias en suspensión o en solución.

Por efectos de la contaminación producida por una educación depredadora de la especie humana, quienes habitamos éste planeta, nos enfrentamos con una catástrofe irreversible: “la escasez del agua”. La FAO (Food and Agriculture Organization) ha advertido en distintos informes de los efectos contaminantes de los plaguicidas y fertilizantes utilizados en la agricultura, que dañan las reservas de agua en superficie y subterránea. Aproximadamente un 80 por ciento de toda la contaminación marina tiene como origen las actividades humanas en tierra, tales como la urbanización, la agricultura, el turismo, el desarrollo industrial, el vertido de aguas residuales insuficientemente tratadas y desechos industriales, y la construcción de infraestructura costera.

PLANETA AGUA

La Tierra contiene aproximadamente 1,4 millones de kilómetros cúbicos de agua, pero alrededor del 97,4 por ciento de ella es agua de mar o agua salada. Alrededor de tres cuartas partes del 2,6 por ciento restante están encerradas en casquetes polares y glaciares. El agua dulce disponible se reduce al 0,001 por ciento del total. Es decir vivimos en un planeta en donde el agua no va a dejar de existir nunca, pero si la de consumo.

MAS DE MIL MILLONES TIENEN SED

Si dividimos la cantidad de agua en el planeta por el número total de habitantes puede parecer que se trata de una cantidad suficiente para cubrir todas las necesidades fundamentales para la supervivencia humana. De hecho, se estima que hay agua dulce suficiente para abastecer a unos 20.000 millones de habitantes. Desgraciadamente, no está distribuida de forma pareja, como lo demuestran las extensas regiones áridas y semiáridas existentes. De acuerdo a las estimaciones del Banco Mundial, más de mil millones de habitantes en el mundo no tienen acceso a suministros de agua apta para el consumo y 1.700 carecen de saneamiento adecuado. Garantizar el suministro a esos mil millones de personas requeriría una inversión cinco veces superior a la que se destina a este fin actualmente. El abastecimiento de agua urbano cuesta unos 105 dólares por persona y una media de 50 dólares en el medio rural, según la OMS (Organización Mundial de la Salud).

El consumo de agua se ha triplicado en el mundo desde 1950. La respuesta a este aumento de la demanda ha consistido, en la construcción de más y mayores obras hidráulicas, sobre todo embalses y canalizaciones de desvío de ríos. El número de grandes embalses, es decir, aquellos que tienen una presa de más de 15 metros de altura, se ha incrementado vertiginosamente en todo el mundo, pasando de poco más de 5000 en 1950 a cerca de 38.000 en la actualidad. Más del 85 por ciento de los grandes embalses que existen en la actualidad se han construido durante los últimos 35 años. La ingeniería moderna ha permitido garantizar el suministro de zonas urbanas y rurales pero, según los ecologistas, ha favorecido la degradación de los deltas fluviales y ha propiciado la inminente extinción de especies y humedales. Como se ha mencionado anteriormente lo convencional es considerar que el umbral nacional para satisfacer los requerimientos de agua para la agricultura, la industria, la energía y el medio ambiente es 1.700 metros cúbicos por persona. Se entiende que la disponibilidad por debajo de los 1000 representa un estado de “estrés por falta de agua” y por debajo de los 500 metros cúbicos, “escasez absoluta”.

Hoy, alrededor de 700 millones de personas en 43 países viven por debajo del umbral del estrés, medio oriente es la región del mundo mas afectada por el estrés. En el África subsahariana casi una cuarta parte sufre la falta de agua y esta proposición sigue aumentando, dado que presentan una tasa muy alta de crecimiento demográfico.

PAISES ESCASOS DE AGUA

Durante el Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental (1981-1990) se planificaron programas que permitieron el acceso al agua potable de cientos de millones de personas. En las zonas rurales, la disponibilidad de agua apta para el consumo aumentó a más del doble, y en las zonas urbanas aumentó una vez y media. Pero los progresos obtenidos se vieron socavados por el vertiginoso crecimiento de la población en los países en vías de desarrollo.

En 1990, 20 países sufrían escasez de agua. En 1996, ya eran 26 (230 millones de personas), según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El número de países con problemas de agua puede elevarse a 41 en el año 2020. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula que de aquí al año 2027, aproximadamente un tercio de los habitantes del mundo sufrirá escasez de agua seria. Las razones para ello son evidentes: la mayor demanda sobre los recursos de agua dulce provocada por las crecientes poblaciones humanas; el empeoramiento de la calidad de los recursos acuíferos existentes debido a la contaminación y las necesidades creadas por la dinámica expansión industrial y agrícola.

Las consecuencias de esta escasez se harán sentir sobre todo en las regiones áridas y semiáridas del planeta, pero también se experimentarán en las regiones costeras en rápido crecimiento así como en las megalópolis del mundo en desarrollo. Muchas de estas ciudades son ya incapaces, o lo serán de proveer agua potable y salubre y servicios de saneamiento adecuados a sus ciudadanos.

La escasez y mala calidad del agua ponen en peligro la salud, el bienestar social y económico, la seguridad alimentaría y la diversidad biológica. Además, agrava las tensiones y conflictos, tanto dentro como entre las naciones. La escasez de agua podría llegar a ser además, en el futuro, la limitación más importante para asegurar una agricultura sostenible.

África disfruta en la actualidad de tan sólo un tercio del agua per cápita de la que disponía en 1960. Este continente es, junto a Asia, aquel donde el agua escasea más y su calidad es peor.

A la escasez de agua hay que sumar, como problema añadido, su contaminación. Particularmente grave es la situación en los países del tercer mundo, donde se agotan sus reservas aun ritmo muy alarmante.

Según estudios de la organización cristiana Tearfund, dos de cada tres personas sufrirán la carencia de este liquido para el 2025. El aumento de la población, el mal manejo del recurso, el uso indiscriminado de las reservas subterráneas y el calentamiento global se combinan para mantener a millones de personas en la pobreza.

EL DERROCHE DE LOS QUE LE SOBRA EL AGUA

El acceso al agua apta para el consumo para los hogares y las actividades agrícolas e industriales mejora las condiciones de vida en general y puede incrementar de forma notable las oportunidades de los más pobres para aumentar su ingreso, tal como señala Anders Wijkman, administrador adjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y miembro del Club de Roma.

El agua genera, además, empleo y sustento para millones de personas. El 60 por ciento de los habitantes del mundo depende directamente de los ambientes costeros y oceánicos como una fuente de ingreso de actividades tales como la pesca, el transporte naviero y el turismo. La zona costera y el medio marítimo son, por ejemplo, esferas fundamentales para las economías de los estados desarrollados del primer mundo. Se estima que alrededor del 75 por ciento de los habitantes del mundo vivirán en un radio de 60 kilómetros de la costa.

Las aguas subterráneas se han convertido en un elemento de enorme importancia para la provisión de agua para uso humano en las zonas urbanas y rurales, tanto en países desarrollados como en desarrollo. Innumerables ciudades obtienen su suministro para uso doméstico e industrial de acuíferos a través de pozos municipales y privados. Casi el 60 por ciento de las ciudades europeas de más de cien mil habitantes consume agua procedente de acuíferos sobre explotados. Sin embargo, los recursos de aguas subterráneas se encuentran actualmente bajo crecientes presiones a causa del rápido crecimiento de las poblaciones humanas, tanto por la demanda en constante aumento como por la carga contaminante sobre la superficie de tierra.

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