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La Historia De Mi Vida


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  523 Palabras (3 Páginas)  •  199 Visitas

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Soy una adolescente de 16 años, interesada en historias de tiempos pasados. De todas las que oí, la que nunca olvidare es una historia de la que de cierta manera formo parte.

Todo comenzó así...

Un domingo en la mañana fui a visitar a mi bisabuela, Lola, que vive al lado de mi casa. Lógicamente estuvimos conversando. Me contaba de su infancia, de como vivió el terremoto que azotó la provincia en 1944, de la Primera Guerra Mundial y especialmente de una carta. Una carta de 1913, de hace casi un siglo, proveniente de un pueblo de España llamado Nerja; la cual fue escrita por su abuela paterna, que vendría a ser mi tátara tatarabuela materna. Una carta que nunca obtuvo respuesta alguna (mi tatarabuelo nunca le contestó a su madre)

Yo estaba inmersa en esa historia, no me parecía real. Luego le pregunté si todavía conservaba la carta y me dijo que si pero que había que buscarla. Yo le contesté que no me importaba “perder tiempo” buscándola. Entonces fuimos juntas a uno de los dormitorios. Me hizo abrir un ropero y sacar una caja de sombreros. Para mi sorpresa, los sombreros estaban intactos y, debajo de ellos, había un montón de papeles amarillentos y fotos de las que son “más viejas que María Castaña”. Revolvimos todo, hasta que la encontramos. Mi bisabuela me pidió que la leyera y yo la abrí despacio; no quería que se rompiera algo de tantísimo valor.

Cuando la leí, mis ojos y los suyos se llenaron de lágrimas, pero yo intenté ocultar las mías.

Al finalizar mi lectura, me dijo: “Me puso contenta el que te hayas interesado por esta historia. Me alegraste el día”. La verdad, ella también me había subido el ánimo. Se la pedí. ¡Quería mostrarle a mi mamá una historia emocionante! Mi historia, su historia. La historia de nuestro árbol genealógico.

La leímos juntas, pero otra vez se me inundaron los ojos de lágrimas. No eran lágrimas de tristeza, eran de emoción. Ella me abrazó, con su abrazo de madre: cálido e inigualable. Le sacamos una copia y la guardamos.

Al día siguiente, la llevé al colegio. Quería mostrársela a mi profesora de Cultura y Estéticas Contemporáneas, que también había sido mi profesora de Historia años anteriores. Se corrió la voz. Ese día la carta había sido leída por todos en la sala de profesores, hasta por la directora, y también por mis compañeros.

Me sentía orgullosa de mi pasado. Recibí comentarios como: “esto es increíble”, “es oro en polvo”, “está para llevarla a un museo”, “esto sí que es una verdadera historia”, etc.

Días después, le devolví la carta a mi bisabuela. Ella y yo estábamos muy contentas con nuestro “descubrimiento”.

Cuando mi Yaya (mi abuela materna) leyó la copia, nos comentó que sería bueno que fuera leída por Rony en las historias de AQUELLOS

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