La Naturaleza Del Poder

Introducción

El poder y la autoridad política son propios de la cotidianidad humana, de hecho, el hombre y la mujer como entes sociales se ven involucrados en un orden político, social y económico, involuntariamente, desde su nacimiento. Es tan así, que cada uno de nosotros ha estado en situaciones en las que ha experimentado ambos, al menos una vez en su vida. Por tanto, no podemos hacer caso omiso ni mucho menos desvincularnos de una realidad tan latente y palpable.

Pero, ¿Qué es el poder? Según Weber, el poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad” (Weber, 2005, p 43). En ese mismo sentido agrega que dicha capacidad se encuentra ligada, irremediablemente, a la complejidad humana. En cambio, la autoridad política se considera como el derecho o facultad moral de dirigir eficazmente la acción social de los ciudadanos al bien común de la sociedad política.

Entonces ¿Es cierto que la autoridad política procura el bienestar de todos a través de la legitimización del poder?

La autoridad política se ejerce de manera legítima si se emplea en la prosecución del bien común de la sociedad, de hecho la autoridad política debe servir de mediadora entre el poder y la coerción garantizando las condiciones del ejercicio de las libertades de la sociedad civil. De hecho, hay que estar conscientes de que todo poder emana del pueblo, sin el pueblo no existe posibilidad de ejercer un dominio sistemático ni mucho menos pretensión alguna de alcanzar la legitimidad sobre la sociedad. Es más, para revestir a la autoridad y sus mandatos con el prestigio de la legitimidad hay que apelar a los valores y creencias compartidas, por los ciudadanos, que aseguran la integración social.

Conclusión

Por lo tanto, como se ha mencionado, la legitimidad de la autoridad política depende del grado en que ésta satisfaga los intereses del grupo. El grupo, sencillamente, procede a incorporar los contenidos que justifican la dominación, como máximas de conducta, es decir, valida el poder que legitima la autoridad política.

Es necesario comprender que la perspectiva de la legitimidad consiste en una reformulación sociológica, orientada a captar el sentido de la acción, de las explicaciones de la validez del orden como causas que determinan regularidades en el comportamiento (Turner, 2004). Claro que la estabilidad y permanencia de una relación entre el poder y la autoridad política requerirá de la mediación de un orden social, así como del sometimiento y la lealtad del grupo a la misma, con la finalidad de obtener beneficios concretos y presentes.

Referencia

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