Arquitectura del Tahuantinsuyo: armonía entre naturaleza y poder
dominik000000001Ensayo26 de Noviembre de 2025
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“Año de la recuperación y consolidación de la economía peruana"
I.E.P. SAN VIATOR
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TEMA
La Arquitectura del Tahuantinsuyo: Armonía entre Naturaleza y Poder
ASIGNATURA
HISTORIA DEL PERU
ALUMNOS
Morales Vega, Thiago Mauricio
PROFESOR
YENURI CHAUCA PEREZ
GRADO/SECCION
1ro A de secundaria
Caraz - Ancash
Noviembre -2025
La Arquitectura del Tahuantinsuyo: Armonía entre Naturaleza y Poder
Introducción
La arquitectura del Tahuantinsuyo, el vasto imperio incaico que se extendió por gran parte de Sudamérica, no solo fue una muestra de habilidad técnica, sino también de una profunda conexión espiritual y política con la naturaleza. En un territorio tan diverso, que abarcaba desde las costas áridas hasta las altas montañas andinas, los incas lograron construir obras que aún hoy sorprenden por su perfección y armonía. Este ensayo argumenta que la arquitectura inca no fue únicamente una expresión estética, sino una manifestación del poder del Estado y de su relación sagrada con el entorno natural.
Desarrollo
Uno de los principales rasgos de la arquitectura inca fue su estrecha relación con la naturaleza. Según el arqueólogo Luis Lumbreras (2000), los incas no imponían sus construcciones sobre el paisaje, sino que las adaptaban a él, buscando integrarse con las montañas y los valles. Este principio se aprecia claramente en Machu Picchu, donde las edificaciones parecen surgir de la roca misma. Las terrazas agrícolas, los canales de agua y las viviendas están organizados con una precisión que demuestra el respeto por el entorno y el conocimiento avanzado de ingeniería hidráulica y geográfica que poseían los incas.
Asimismo, la arquitectura del Tahuantinsuyo cumplía una función política y religiosa. Como explica el historiador María Rostworowski (1999), las construcciones imperiales, como los templos y palacios, reflejaban el poder del Inca y la organización jerárquica de su sociedad. El Coricancha o Templo del Sol, en Cusco, era el centro espiritual y político del imperio. Sus muros estaban recubiertos de láminas de oro y simbolizaban la unión entre el poder del soberano y la divinidad del Inti, el dios Sol. En ese sentido, los edificios incas no solo eran espacios funcionales, sino también símbolos del orden cósmico y social.
Otro aspecto importante fue la precisión técnica de las construcciones incas. Según Gasparini y Margolies (1980), el uso del sistema de piedra poligonal —bloques tallados con exactitud milimétrica que encajan sin necesidad de mortero— garantizó la durabilidad de los muros frente a los terremotos. Ejemplos de esta técnica se observan en Sacsayhuamán y Ollantaytambo, donde las piedras fueron talladas y colocadas de manera tan exacta que ni siquiera una hoja de papel puede insertarse entre ellas. Esta habilidad demuestra un conocimiento profundo de la ingeniería y una tradición constructiva basada en la observación y la experiencia acumulada por generaciones.
Finalmente, la arquitectura del Tahuantinsuyo también cumplió un papel integrador dentro del imperio. El sistema de caminos, o Qhapaq Ñan, conectaba las distintas regiones del territorio, permitiendo el intercambio cultural, económico y militar. Este vasto sistema, que superaba los 30,000 kilómetros, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014. De acuerdo con la arqueóloga Ann Kendall (2011), el Qhapaq Ñan fue una de las mayores obras de ingeniería del mundo antiguo, pues unió pueblos y ecosistemas diversos bajo una misma administración, demostrando la capacidad de los incas para planificar a gran escala y mantener la cohesión del imperio.
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