La Piscina De La Universidad

CASO: LA PISCINA DE LA UNIVERSIDAD

Los administradores de una universidad de los alrededores de París contrataron un abogado para hacer frente a dos compañías que habían asegurado en 1994 la reparación de la piscina olímpica construida hacía 30 años. El sistema hidráulico de acero se reemplazó por otro de fuertes tubos de plástico. Por razones de economía, no se abireron galerías visitables, sino que se enterró todo por completo. En 1995 se produjo una fuga de agua al romperse un codo de plástico, que se sustituyó sin más. Pero en 1997 el consumo de agua subió anormalmente. Hubo que vaciar la piscina y buscar la avería que, esta vez, era realmente grande. Los tres profesores de natación fueron despedidos e indemnizados. Se pagó la entrada a aquellos de los treinta mil estudiantes que usaron piscinas privadas o municipales. La razón de todos estos costes era que las dos aseguradoras dilataban el pago del coste de las reparaciones unos 450,000 euros.

Los aseguradores no se negaban verdaderamente a pagar, sino que contestaban con frases como ésta: "Vamos a enviar a los peritos, pero ahora están ocupados".

El abogado preparó la demanda y, antes de presentarla, amenazó: "Si no nos sentamos ya a discutir las obras de reparación de la piscina y su coste, mañana aparecerá un artículo en el periódico "Le Figaro" bajo unos titulares que digan cómo dos compañías de seguros defienden su tesorería a costa del dinero del contribuyente y de los estudiantes".

Las reuniones empezaron, una por semana, con los fontaneros, las aseguradoras y los peritos, pero enseguida comenzaron nuevas complicaciones que se prolongaron varias semanas.

En reunión y ante un nuevo ultimátum, el abogado había conseguido 300,000 euros. Sacándole de la sala de juntas, el Secretario General de la Universidad aceptaba la cantidad, pero después regresaron y siguieron insistiendo bajo la presión del abogado, convencido de que les podía sacar mucho más. En la mesa de reuniones el letrado dijo: "No puedo recomendar al Presidente de la Universidad que firme este acuerdo. Es un funcionario y la gente va a pensar que se ha vendido por dinero. El siguiente presidente le va a criticar. Es más fácil ir a un pleito e informar a la prensa que firmar este compromiso". En diez minutos se obtuvieron 75,000 euros más y se evitó tanto el Tribunal Administrativo como la complicación burocrática.

PREGUNTAS:

• ¿Qué problemas éticos aparecen? R/ Aseguradores: no pagar y retrasar el pago a la Universidad. Y la Universidad: por qué despedir a los profesores si ellos no son responsables que la piscina se arruinara.

• ¿Qué alternativas (al parecer justificables) se pueden emplear? R/ Universidad: asumir el costo de reparación, y luego

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