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La Pornografía:¿como Dejarla?¿perjudicial O Inofensiva? Biblicamente


Enviado por   •  20 de Febrero de 2014  •  1.671 Palabras (7 Páginas)  •  204 Visitas

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“[Puede que nos encontremos] tropezando y cayendo muchas veces por causa de alguna mala costumbre que ha mordido más profundamente en nuestro anterior modelo de vida de lo que nos habíamos dado cuenta. Entonces nos inclinamos a sentirnos muy desanimados y muy indignos [...]. No pierda la esperanza. No decida que usted ha cometido el pecado imperdonable. Exactamente así le gustaría a Satanás que usted razonara. El hecho de que usted se siente afligido y enfadado con usted mismo es prueba en sí mismo de que usted no ha ido demasiado lejos. Jamás se canse de dirigirse humilde y sinceramente a Dios, buscando su perdón y limpiamiento y ayuda. Diríjase a él como un niño se dirige a su padre cuando se halla en dificultad, prescindiendo de cuán a menudo sea sobre la misma debilidad, y Jehová benignamente le dará a usted la ayuda porque él es Dios de bondad inmerecida y, si usted es sincero, le dará a usted el entendimiento de que su conciencia ha sido purificada”.

Contemplar escenas inmorales puede proporcionar el “combustible mental” necesario para la masturbación

Pablo escribió: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo”. (1 Corintios 9:27.) Él fue tenaz consigo mismo. Un esfuerzo similar hará posible que cualquier persona rompa con el hábito de la masturbación... prescindiendo de cuán duro sea conseguirlo.

Por ejemplo: puede que uno vea algo sexualmente estimulante. La mente tiende a dejar correr la imaginación y da paso a impulsos apasionados. (Mateo 5:28.) Cuando eso ocurre, el cuerpo acusa un estado de excitación sexual. Cuanto más se entretenga la mente en pensamientos impropios, mayor será la excitación. Como consecuencia, dicha excitación puede inducir a la masturbación. Pero la mente debe esforzarse por rechazar el pensamiento inmoral. Si lo hace, la excitación se disipa y también cualquier sensación de incomodidad ocasionada por la tensión emocional del cuerpo.

El que uno se obligue a meditar en Dios y en sus cualidades suele frenar el impulso. El salmista dijo: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo”. (Salmo 97:10.) No resulta fácil odiar una práctica que proporciona placer carnal momentáneo, pero piensa en cómo ve Dios ese hábito impuro.

Evita a toda costa cualquier lectura, programas de televisión o películas de contenido sensual. No entretengas tu vista en ellas. El salmista dijo: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil”. (Salmo 119:37.) Las imágenes sensuales se fijan en la mente y a menudo reaparecen cuando estás solo.

Si bien es cierto que poner en práctica estas sugerencias puede servir de ayuda, la mayoría de los que han logrado vencer este mal hábito concuerdan en que la verdadera solución tiene su raíz en una fuerte ofensiva espiritual.

Ofensiva espiritual

Un hombre de veintisiete años de edad que había batallado con el problema desde los once años pudo, por fin, sobreponerse al hábito. ¿Cómo? En primer lugar, puso especial cuidado en evitar la pornografía. Dijo: “Luego, fue asunto de pasar a la ofensiva por medio de emplear todos mis recursos espirituales. Leía, por lo menos, dos capítulos diarios de la Biblia, sin excepción”. Por tres años ha estado haciéndolo sin fallar.

Otros cristianos que han tenido dificultad en vencer el hábito han reconocido que, sin lugar a dudas, un factor que ha contribuido a esa dificultad ha sido el disminuir su estudio personal de la Palabra de Dios. Un cristiano cuyo problema con la masturbación continuó aun después del matrimonio dijo: “Durante un período de tiempo tuve un deseo particularmente fuerte de masturbarme. Me venían presiones por causa del trabajo y por tantas otras cosas, que mi estudio personal empezó a sufrir las consecuencias. Me di cuenta de que necesitaba estudiar más. Esto me ayudó, y, afortunadamente, pude sobreponerme al deseo sin recaer”.

Por último, como ayuda para mantener el autodominio durante las horas nocturnas, un cristiano recomendó: “Antes de acostarte, lee algo de contenido espiritual. Es muy importante que los últimos pensamientos del día sean espirituales. Orar antes de acostarse también es sumamente útil”.

El papel esencial de la oración

No cabe duda de que para vencer este hábito se requiere “el poder que es más allá de lo normal”. Este poder procede de Dios. (2 Corintios 4:7.) Por medio de oraciones sinceras, puedes pedirle que te lo dé. El salmista dijo: “Delante de él derramen ustedes su corazón”. (Salmo 62:8.) Dios promete que todo el que se acerque a Él con “franqueza de expresión” recibirá “ayuda al tiempo apropiado”. (Hebreos 4:16.) Una joven cristiana que estaba preocupada por este hábito dijo: “La oración es una torre fuerte a la que se puede acudir instantáneamente. Orar en el momento en el que se despierta el deseo es una ayuda indiscutible”. Además, al levantarte y durante todo el día, exprésale a Dios tu determinación y pídele que te fortalezca con su espíritu santo. (Lucas 11:13.)

Las oraciones solícitas te acercarán más a Dios, y Él llegará a ser para ti muy real y un Ayudador personal. Es esencial que medites en tu amistad con

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