La Profesión

La Profesión es una de las metas que el hombre se traza en su vida, del que uno no puede prescindir en función de la vocación que tiene, sin estar esperanzado que necesariamente nuestros padres o algún familiar nos eduquen. Este texto es una apasionada defensa de la profesión como la mejor herramienta de servicio a la comunidad, la comunicación entre los hombres y como el medio de que una persona pueda desarrollarse en este mundo, como ciudadanos libres y críticos, Un mundo sin profesionales seria un mundo sin desarrollo sin lenguaje y, por ello sin ideas nuevas.

Muchas veces me ha ocurrido, en los estudios que realice, que un compañero se me acerque con un libro en las manos y me pida precisando repasar juntos algún tema, en vista que un estudiante universitario tiene que ser un gran lector y mi pregunta fue de inmediato y, usted ha estudiado es por eso que quiere solo repasar y, me contesto que sí. La respuesta rara vez es falso, Bueno si claro a mi persona siempre me gusto mucho el estudio, sin embargo fui una persona ocupada, le dije a mi compañero sabe Ud. Soy una persona que trabaja y estudia, bueno estudie también y repasaremos el tema. Acerca de esto he oído varias veces opiniones de personas que dicen, es muy difícil trabajar y estudiar lo cual es completamente falso, en esta vida que no hay nada imposible y, con esfuerzo todo se puede lograr.

Tenemos tantas cosas importantes, tantas obligaciones y responsabilidades en la vida, que no podemos desperdiciar el precioso tiempo pasando horas de horas enfrascados en frivolidades de la vida. Según mis conocimientos la vida está dada para una constante lucha por lograr tus objetivos y, cultivar la sensibilidad humana volcada al servicio del pueblo, disponiendo de nuestro tiempo libre para la recreación, y que habría que filiar entre los deportes, el cine, el ajedrez, pero que puede ser sacrificado sin escrúpulos a la hora de establecer una tabla de prioridades en los quehaceres y compromisos indispensables de la lucha por la vida.

Me propongo en este texto formular algunas razones contra la idea de la profesión, en especial de la vocación, al cual no considero como un pasatiempo de lujo, sino considerarla, como uno de los más estimulantes y enriquecedores quehaceres del espíritu, una actividad irremplazable para la formación del ciudadano en una sociedad moderna y democrática, de individuos libres, y que, por lo mismo, debería inculcarse en las familias desde la infancia y formar parte de todos los programas de educación como una disciplina básica. Ya sabemos que ocurre lo contrario, que las charlas pre vocacional tiende a encogerse e incluso, a desaparecer del currículo escolar como si se tratara de una enseñanza prescindible.

Vivimos en una era de especialización del conocimiento, debido al prodigioso desarrollo de la ciencia y la técnica, y a su fragmentación en innumerables avenidas y compartimentos, sesgo de la cultura que sólo puede acentuarse en los años venideros. La especialización trae, sin duda, muchos beneficios, pues ella permite profundizar en la exploración y la experimentación, y es el motor del progreso. Pero tiene, también, como consecuencia negativa, el ir eliminando esos denominadores comunes de la cultura gracias a los cuales los hombres y las mujeres pueden coexistir, comunicarse y sentirse de alguna manera solidarios. La especialización conduce a la incomunicación social, al cuarteamiento del conjunto de seres humanos en asentamientos o áreas culturales de técnicos y especialistas a los que un lenguaje, unos códigos y una información progresivamente sectorizada y parcial, confinan en aquel particularismo contra el que nos alertaba el viejísimo refrán: no concentrarse tanto en la rama o la hoja como para olvidar que ellas son partes de un árbol, y éste, de un bosque. De tener conciencia cabal de la existencia del bosque depende en

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