La Verdad Como Pilar Para Lograr Los Objetivos De La Justicia Transicional.

La verdad como pilar para lograr los objetivos de la justicia transicional.

La justicia transicional es una manera de abordar la justicia durante una época de transición, en vista de la resultante salida de un estado de uno o varios conflictos armados; así pues, se refiere a los mecanismos judiciales y políticos utilizados por el ordenamiento jurídico con la finalidad de mitigar las consecuencias de un legado de violaciones de derechos humanos, buscando lograr un equilibrio entre la paz y la justicia.

Por medio de esta se busca preparar a los ciudadanos para un futuro escenario de postconflicto, y, de este modo, lograr el fortalecimiento del estado de derecho, obteniendo que las víctimas sanen las heridas producto de las diversas violaciones de derechos humanos, tratando de asegurar su derecho a la verdad, la justicia, la reparación, y de este modo, brindarles sólidas garantías de no repetición de tales violaciones.

Colombia ha sido víctima del conflicto armado durante varias décadas, en este momento, se está desarrollando una discusión entre el gobierno nacional y uno de los principales promotores de la violencia en nuestro país, como lo es la guerrilla de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia. El gobierno desde ya está preparando a las comunidades para un futuro éxito de este proceso, donde todos como estado deberemos asumir los costos y compromisos que el paso de nuestra sociedad al post-conflicto conllevara; de este modo, se debe tener en cuenta que para lograr la culminación de esta período cuyo objetivo es la paz para el país, debe haber cooperación de todos los sectores sociales, el gobierno nacional y los victimarios, que en este caso son las FARC.

Para que se logre un correcto restablecimiento de la armonía en el país, como primera medida es objetivo que las víctimas del conflicto conozcan y comprendan la verdad de los hechos ocurridos. Este derecho a la verdad tiene la característica de inalienable, puesto que es inherente a la capacidad humana; e imprescriptible, porque aún con el paso del tiempo, no tiene caducidad.

Para que se dé este derecho, es justo abordarlo desde dos dimensiones: la individual, comprendiendo así a las víctimas y sus familiares: y la colectiva, ámbito en donde el resto de la sociedad participa, persiguiendo como fin que no se provoque la infracción del orden público, plasmado en la normatividad.

La dignificación de las víctimas y su reconocimiento permite la comprensión de las causas del conflicto, ahí es donde radica la importancia del derecho a la verdad, teniendo como propósito la superación del trauma producto del conflicto, esto de la manera adecuada, abordando la verdad desde dos aspectos complementarios que históricamente se han visto como contradictorios; estos aspectos son la verdad judicial y la verdad social o extrajudicial.

La verdad judicial está dentro de un ambiente normativo en específico, ambiente en el cual, debido a su naturaleza, son impuestos unos límites; esta es desarrollada a través de procesos judiciales en donde se brinda una observación a cada caso en concreto, esto conlleva a una participación limitada de los actores intervinientes y más específicamente de los testigos, hecho que provoca que sea generada una controversia, así mismo, brinda una garantía al debido proceso. Por su parte, la verdad extrajudicial o histórica, permite la obtención de relatos globales y libres, educando así a la memoria colectiva; en esta se da la participación activa de las víctimas.

La fracción más importante de la verdad extrajudicial sin duda alguna son las comisiones de la verdad, pues su estructura se adecua a las necesidades de cada sociedad en conflicto, por medio de estas se hace una identificación del período de tiempo a investigar, para alcanzar la determinación de los delitos adecuados en cada caso, a su vez brindando una adecuada justificación.

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