La función del pensamiento

ue la calidad total es posible.

Sin embargo, y como Senge mismo admite, no basta aplicar las 5 disciplinas (pensamiento sistémico, dominio personal, modelos mentales, visión compartida y aprendizaje en equipo) para asegurar que el éxito estará de nuestra parte. ¿Qué es necesario, entonces? En mi opinión, la clave de dicho éxito se encuentra en una estrategia de negocios que interactúe con el “universo” que lo rodea. No podremos hablar de una empresa que sea exitosa si para lograr dicho éxito ha causado daños personales, ecológicos o sociales.

Y al igual que en el video proyectado en clase acerca de la “Historia de las cosas”, esa es una de las variables mas difíciles de lograr en este momento. Entre las variables principales, el dominio personal y el aprendizaje en equipo podrían ser las claves para resolver dichos problemas. Daré un ejemplo personal. Si uno trabaja en una empresa de servicios, se podría pensar que no hay manera de dañar a la ecología, y quizás sea cierto de manera indirecta, pero al menos se puede promover una idea positiva. Trabajo en un instituto de inglés, el cual brinda clases a cientos de alumnos. Cuando se hicieron las campañas acerca del “día de la tierra”, muchos de los trabajadores no sabían de ello, y mucho menos los alumnos. Como centro de estudios, mi centro de trabajo debió promover dicha campaña para concientizar a los alumnos acerca de apagar la electricidad por sólo una hora. (No hubo interacción con el “universo” de la empresa; si bien no es un daño, tampoco se generó un beneficio, no monetario, sino personal y externo a largo plazo).

Muchas empresas, sin embargo, ya han comprendido que el pensamiento sistémico es una puerta por explorar. Y los resultados son excelentes. En el caso de empresas pequeñas, es posible aumentar la expectativa de vida de la empresa si se apunta a metas capaces de cumplir, siempre y cuando se practique el pensamiento sistémico y se prepare a la empresa como un todo dedicado a alcanzar un fin común.

El pensamiento sistémico hubiera podido, incluso, evitar grandes crisis como la crisis inmobiliaria que sacudió el mundo a finales del 2008 e inicios del 2009. Las inmobiliarias y los bancos actuaban pensando solo en el beneficio propio a corto plazo, y no se dieron cuenta que estaban dañando su “ecosistema” a largo plazo – consumidores que hipotecaban sus casas, incluso 2 o 3 veces en diferentes bancos, hasta que había exceso de deuda, pocas casas que embargar por los bancos por el hecho de la sobre hipoteca, y aún menos compradores de dichos inmuebles pues el público en general tenía a su vez mas deudas con otros bancos.

Se generó un círculo vicioso similar al del “juego de la cerveza”. Y sucedió, en la vida real, algo similar al juego: Todos se culpaban entre sí, cuando en realidad todos eran responsables dentro de su campo de

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