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La ocupación francesa de España


Enviado por   •  24 de Julio de 2012  •  Tutoriales  •  6.621 Palabras (27 Páginas)  •  468 Visitas

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Introducción

Este trabajo da a conocer los hechos relevantes que ayudaron a la independencia de México así mismo como a todo lo que tuvo que pasar el país para estar como actualmente como lo conocemos y dar inicio de alguna manera u otra a nuestra ya famosa y conocida revolución mexicana.

Objetivo

El objetivo de este trabajo es que el alumno se dé cuenta de todo lo que paso nuestro país para ser como actualmente como lo conoce lo que tuvieron que pasar grandes personalidades de la historia así mismo se dé cuenta de los echo relevantes de este mismo y que fue lo que dio inicio a una revolución mexicana y el hecho de que esta no surgió de la nada si no de diversos sucesos que contribuyeron a la causa.

La ocupación francesa de España

El 22 de Julio de 1795 los plenipotenciarios de Francia y España firmaron de Basilea, Suiza, un tratado que puso fin a la guerra entre esas naciones, la cual había surgido como consecuencia de la Revolución Francesa iniciada en 1789. En esta guerra las armas españolas llevaron las de perder y el tratado de paz que fue su culminación, fue adverso a España, mediante el artículo 9 del tratado, el Rey de España cedió a la República Francesa “La parte española de la isla de Santo Domingo en las Antillas”. El gobierno de Toussaint como primer gobernador francés de la antigua parte española fue efímero y sus medidas institucionales revolucionarias una de las principales conquista de la revolución francesa fue lograr la abolición de la esclavitud en las colonias determinadas para Saint Domingue en 1793. En febrero de 1801 Toussaint ordenó la celebración de una Asamblea constituyente, a fin de dotar a la isla unificada de su carta magna, se dispuso que los cabildos municipales eligieran representantes y que estos, a su vez, escogieron los diputados a la Asamblea que se reunió en Port Republican (Puerto Principe).“Constitución de 1801” bajo la cual la isla se estableció como colonia autónoma de Francia, con Toussaint como su gobernador vitalicio. La primera constitución política aplicable a la parte española de la isla de Santo Domingo proclamo la abolición de la esclavitud y la igualdad de todos los hombres ante la ley cualquiera que fuese su color. La colonia fue dividida en departamentos, y estos en parroquias. Se estableció una Asamblea Central, compuesta de los diputados por cada departamento, dictaba las leyes le proponía el gobernador. Para el régimen judicial se establecieron tribunales de primera instancia corte de apelación, corte de casación para todas las islas que conocía sobre los recursos de nulidad. Los municipios, llamados cortes quedaron regidos por una administración municipal compuesta de un Alcalde y cuatro administradores nombrados por el gobernador. En manos de esa administración municipal fueron compuestos los registros de actas del estado civil, fue una constitución con rasgos liberales proclamó a Toussaint como gobernador vitalicio.

Constitución de 1801, la asamblea central dictó en junio de ese año la ley de partición territorial, la cual dividió a la isla en seis departamentos, dos de los cuales correspondieron a la antigua parte española, el departamento del Ozama con su capital en Santo Domingo, y el departamento del Cibao, cuya capital fue Santiago. Los distritos de azua, San Juan de la Maguana y Las Matas de Farfán incorporadas al departamento Oeste en la parte haitiana, para la justicia, de la parte oriental fue divida en seis distritos (Santo Domingo, Santiago, Samaná, Seibo, Azua e Hincha). Cada uno con un juez de primera instancia y una corte de apelación en Santo Domingo, para ambos departamentos orientales. En enero de 1802, Toussaint dispuso la emisión de monedas llamadas Escalines, española, que corrieron conjuntamente con las antiguas monedas españolas. Toussaint también dispuso abrir al comercio internacional sin limitaciones, todos los puertos de la isla. La constitución de 1801 mantuvo el catolicismo como religión oficial (permitiendo el culto privado de otras religiones), pero dispuso que los bienes de la iglesia fueran administrados por los municipios y se suprimieran los diezmos).

La reacción en España. Los problemas de la legitimidad

El primer problema residía en legitimar la Junta en la mayor medida posible, para facilitar el reconocimiento y apoyo del resto de la jurisdicción. Entre julio y septiembre de 1810 unas quince ciudades se pronunciaron por el reconocimiento de la Junta, y casi todas designaron un diputado. Los puntos más problemáticos residían en Montevideo, el Paraguay y el Alto Perú, además de Córdoba, donde Liniers logró nuclear un pequeño grupo de leales a España. En la totalidad del actual territorio argentino, el reemplazo del virrey por una junta contó con la aprobación de los cabildos, salvo Mendoza, donde el comandante de armas intentó resistir por la fuerza, siendo desarmado y confinado. Con este objetivo, a mediados de junio partió hacia el Norte un ejército de unos 1.200 hombres para asegurar la obediencia del Interior. Esta fuerza, es la que toma prisionero al ex virrey Liniers y luego lo fusila (28 de agosto) tras una orden de los integrantes de la Primera Junta, salvo Alberti, que era sacerdote. Fue este un hecho doloroso, pero a la vez un mensaje muy claro. En poco tiempo, la Junta, pues, había castigado a los dirigentes de la contrarrevolución cordobesa y había expulsado a antiguos funcionarios reales que efectuaban una activa oposición. Faltaba ahora el Cabildo.

Como es sabido, el Cabildo porteño había tenido que asentir a la designación de la Junta el 25 de mayo porque la presión militar y popular era irresistible. Pero sus sentimientos de adhesión a las autoridades españolas permanecían inconmovibles. Pocos días después de la asunción de la Junta, el Cabildo dictó un reglamento que entre otras cosas establecía que si en seis meses no se incorporaban los diputados del interior, el cuerpo procedería a designar otra junta. Esta se limita a desconocer semejantes atribuciones, y a mediados de octubre hace expulsar a los cabildantes y al día siguiente los reemplaza por patriotas netos. Así liquida la Junta todo intento de oposición. Fue una cuestión de supervivencia, ya que con el envío del ejército al Norte, la causa revolucionaria quedaba indefensa en la ciudad porteña, pues los regimientos más patriotas, el de Patricios y el Estrella, formaban parte

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