La otra cara del Mundial

La otra cara del Mundial

Indignados. Como en tantos otros países. Como en España, sin ir más lejos. Son muchos los movimientos sociales que en Brasil convergen en la idea de que el dinero público se malgasta. El Mundial, en ese sentido, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Llámenlo inversión, llámenlo despilfarro, lo cierto es que la organización del torneo requiere una cifra astronómica (en torno a los 40.000 millones de dólares para infraestructuras) que muchos ciudadanos hubieran preferido que se gastara en educación, sanidad u otro tipo de servicios.

La competición llegaba a Curitiba con el Nigeria-Irán, así que este lunes fue el día elegido para las protestas en la capital del Paraná. Se trataba en realidad de una amalgama de cuestiones, y es que se mezclaron las quejas directas contra la FIFA con los defensores de los derechos humanos o de las personas que viven en la calle, pero todas ellas coincidieron en la Rua das Flores, nombre con el que es conocida la confluencia entre la Avenida Luiz Xavier y la Rua XV de Novembro, espacio peatonal de la ciudad habilitado para cualquier concentración de carácter pacífico.

Porque la de ayer lo fue, afortunadamente, a diferencia de lo que ha sucedido en otros casos, especialmente en Sao Paulo o Río de Janeiro. Cientos de personas se unieron dos horas antes del partido en una zona que también se conoce como Boca Maldita, por un local que lleva ese nombre, para entonar cánticos y mostrar sus pancartas reivindicativas, alusivas muchas de ellas al "pan" que necesita el país y al "circo" que significa el Mundial. Estaban estrechamente vigilados por las fuerzas de seguridad, eso sí, a pesar de que todo aquello se desarrollara lejos del perímetro de exclusión creado por la FIFA en torno al estadio Arena da Baixada.

Dilma Rouseff, presidenta brasileña, no atraviesa precisamente su mejor momento de popularidad. Por mucho que ella se empeñe en que el fútbol está por encima de la política estos días, son muchos los que no perdonan el desprecio hacia los servicios públicos. “Se han gastado en la Copa muchos millones que eran necesarios para otras cosas”, aseguraba ayer uno de los manifestantes, encapuchado para no mostrar su identidad.

Pancarta directa contra la FIFA, en la que se busca un motivo para la organización del Mundial en un país que debería tener otras prioridades.

En eso, en lo de taparse, insisten, tienen mucho que ver las tácticas represivas de los últimos días. Freitas Junior, uno de los líderes del movimiento social en Curitiba, acusa a la Policía Federal, concretamente a la Delegación de Defensa Institucional, de convocar ayer mismo en su sede a muchos participantes habituales en las protestas de la ciudad... "en interés de la justicia". Se trataba de evitar que acudieran a la cita en la Rua das Flores

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