La revolución agrícola, industrial en la informacion

La revolución agrícola, industrial en la informacion

A lo largo de los últimos siglos se han producido grandes revoluciones que determinan el transcurso de la Humanidad: la revolución agraria, la industrial, la de la información, la de las emociones y la del conocimiento. Todas ellas presentan sus propios elementos distintivos. Por ejemplo, la revolución agraria permitió satisfacer las necesidades básicas alimentarias de una gran porción de la población. La revolución industrial afectó de forma permanente a la configuración de los modos de producción y creó la sociedad de las grandes ciudades contemporáneas.

Más recientes en el tiempo hemos vivido la revolución basada en la información, que marca el nacimiento de la sociedad de la información, y la emocional. Por un lado, se está consolidando una creciente globalización e interconexión de las actividades (no sólo económicas) a escala mundial. Es un cambio que se está produciendo a toda velocidad: la electricidad tardó 66 años en incorporarse a la vida cotidiana de los hogares, el automóvil 55, el teléfono 35, la radio 22, la televisión 26, los ordenadores personales 16, la telefonía móvil 13 e Internet tan sólo 7 años…

Al mismo tiempo, registramos un incremento de la producción masiva de bienes de consumo, una modificación de las relaciones de producción a favor del papel de las emociones, un desarrollo preferente de la investigación, una flexibilización del trabajo acompañada de una aparición de nuevos sectores laborales, y una nueva conciencia acerca de nuestro trabajo, nuestras comunidades y nuestro futuro como planeta. En un contexto marcado por la presión competitiva de la globalización, donde los productos tienden a convertirse en commodities (y donde tanto calidad como precio están estandarizados) cobran fuerza conceptos como la responsabilidad social o la llamada economía de los intangibles, reflejo del esfuerzo por incorporar valor emocional a los productos y servicios, una estrategia que vemos constantemente en la publicidad y el marketing. Cobra fuerza, por ejemplo, la corriente Lohas, un acrónimo que hace referencia al Lifestyle of Health and Sustainability.

Compartir valores y estilos de vida, y la independencia, la creatividad y la autonomía, marcan un estilo y se convierten ahora en un elemento diferenciador fundamental. Las TIC sin duda juegan un rol en estas hondas transformaciones en las mentalidades. Como está demostrando la amplia investigación del Projecte Internet Catalunya (PIC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya y dirigido por los Doctores Manuel Castells e Imma Tubella, las tecnologías no sólo permiten transmitir datos, información y conocimiento, sino que a la vez transmiten valores y actitudes: es posible el acceso al conocimiento de forma flexible, asíncrona

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